Jamal Greene, Dwight Professor of Law at Columbia Law School, expuso en la segunda sesión del ciclo “Desafíos para la Democracia”.
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Con una presentación sobre su último libro How Rights Went Wrong. Why Our Obsession with Rights Is Tearing America Apart, el profesor de Derecho de Columbia, Jamal Greene, cerró el ciclo de “Desafíos para la Democracia”, en el seminario “La convivencia política en la era de los derechos, que se realizó el 28 de julio pasado y que fue moderado por el investigador del CEP, Eugenio García-Huidobro. En el texto, Greene plantea que si bien los derechos son una parte esencial de la identidad de Estados Unidos, también son la raíz de muchos de sus problemas, arguyendo que si su país recupera su concepción original de los derechos, podrá afrontar adecuadamente sus retos actuales.
El experto americano Greene explicó que “el actual sistema ‘absolutista’ distorsiona la relación entre derechos y justicia, reduciéndola a ganadores y perdedores. Los tribunales deciden quién es titular de cada derecho en un juego de suma cero, en el que los ganadores lo ganan todo y los perdedores lo pierden todo, porque los jueces son incapaces de prever la coexistencia de derechos», concluyendo que la razón de por qué nuestros conflictos de derechos constitucionales están en línea con nuestros conflictos políticos es porque los conflictos de derechos son efectivamente políticos.
Esta exposición fue comentada por Verónica Undurraga, profesora de la Facultad de Derecho de la Universidad Adolfo Ibáñez, quien manifestó que “utilizar el lenguaje de los derechos implica llevar la lucha por condiciones de mayor justicia a los tribunales, lo cual le da poder a la elite y desmoviliza la lucha social. Sin embargo, dijo “estar de acuerdo en que los tribunales sí tienen una parte para asegurar que los poderes políticos avancen en esos derechos”.
Por su parte, Francisco Javier Urbina, profesor de la Facultad de Derecho de la Universidad Católica destacó que si bien el libro está centrado en el debate que se da en Estados Unidos, releva cuestiones que bien pueden aplicarse al proceso constitucional chileno.
Como conclusión, Urbina señaló que “hay que ser más generoso en concebir los derechos para que, precisamente, más posiciones se vean reconocidas como tales y el lenguaje de los derechos pueda cautivar mejor la diversidad de la sociedad”.