La Tercera, 5 de junio de 2018
Opinión
Salud

Competencia en salud

Carolina Velasco O..

Desde 2014 el CEP ha promovido cambios que apuntan, justamente, a fomentar la competencia en ese ámbito, pues hay bastante acuerdo en que los mercados de seguros por sí solos no funcionan en salud.

«Nadie defiende en verdad la libre competencia» en los seguros de salud, asevera Daniel Matamala en una columna reciente. Desde 2014 el CEP ha promovido cambios que apuntan, justamente, a fomentar la competencia en ese ámbito, pues hay bastante acuerdo en que los mercados de seguros por sí solos no funcionan en salud.
Hemos propuesto avanzar a un esquema que integre a Fonasa e Isapres, en el que exista uno o pocos planes de salud de contenido y nivel de servicios comunes obligatorio, en orden a favorecer la comparación por parte de los usuarios. Para asegurar asequibilidad, desconectar el pago de las personas de su riesgo en salud. ¿Cómo? No mediante primas iguales para hombres y mujeres, ricos y pobres, viejos y jóvenes, sanos y enfermos, medidas que coartan la competencia, excluyen a los más pobres y fomentan el descreme de los más sanos, sino que: (i) cada aseguradora fije la prima del plan común libremente a cada persona; (ii) nadie pueda ser rechazado y (iii) entregar subsidios ajustados al riesgo de cada persona para pagar la prima del plan obligatorio (adultos mayores, mujeres y enfermos recibirían más, pues el costo de otorgarles dicho plan y, por tanto, sus primas, serán mayores).

Ello fomenta la competencia porque empodera al usuario, quien elige de manera informada e incentiva a los aseguradores a competir por precio y calidad, al poder fijar primas acordes con el riesgo, estimulando la contención de costos, productividad e innovación.

Defender la competencia no pasa por poner tope a las utilidades ni por coartar en otros ámbitos a los aseguradores o prestadores, como plantea Matamala, sino por establecer las reglas adecuadas y de una vez, ponerle el cascabel al gato.