El analista llama al gobierno a atreverse a «romper huevos» y a no dejarse seducir por «la democracia participativa».
por Juan Cristóbal Villalobos
«La Moneda no tiene sus Steve Jobs. En Apple hay gente dedicada a producir millones de IPad con eficiencia, pero también hay varios Jobs pensando el futuro», afirma el consejero del CEP, David Gallagher, al comparar el actual equipo de asesores del Segundo Piso con el que existía en la administración de Ricardo Lagos. «Se necesita un grupo que piense el Chile de largo plazo, lo que le daría un sentido más profundo al gobierno. El Segundo Piso actual está más dedicado a apuntalar a los ministerios que a reflexionar», lanza uno de los más escuchados representantes de la derecha liberal.
Hace algún tiempo usted afirmó que al gobierno le faltaba un sello. ¿Todavía lo piensa?
Al principio, percibí una tendencia a privilegiar una agenda social más propia de la Concertación que a impulsar las reformas económicas que caracterizan a la centroderecha. El gobierno comenzó hipnotizado por la cultura asistencialista de Bachelet. Sin embargo, eso se ha ido superando y últimamente se han impulsado algunas medidas económicas correctas. Sin embargo, estamos todavía en un punto de inflexión y yo esperaría algunos meses antes de «cantar victoria».
¿Cómo ha sido el manejo del equipo político?
Hay que seducir y negociar más. Al comienzo, el gobierno cometió el error de apostar a que la Concertación se dividiría y a que iba a poder conquistar a la DC. También se equivocó al criticar a Bachelet. Como resultado, la oposición no sólo no se fracturó, sino que se encendió su ánimo y se produjo una rabia que los terminó uniendo. La Concertación no está unida por las ideas, sino por la indignación de ver que esté gobernando la derecha.
¿Cómo debe superar el gobierno su actual crisis?
Sin duda se está pasando por un momento muy difícil, pero las encuestas no son tan importantes. Piñera tiene que cumplir con su programa y no alterarse con ánimos coyunturales. El gobierno lo ha hecho bastante bien, aunque faltan aspectos importantes, como impulsar una política energética coherente y atreverse a «romper huevos». Hay que tener cuidado con ser influenciados por las excitaciones pasajeras que se producen en la opinión pública.
¿La Moneda ha sido influenciada por las protestas ciudadanas?
En ocasiones sí y se pone demasiado hipersensible. Está de moda en ciertos círculos de intelectuales privilegiar la democracia participativa por sobre la representativa. No estoy de acuerdo con esta ilusión de que la ciudadanía tenga que estar participando siempre de todas las decisiones. Elegimos nuestras autoridades para que nos gobiernen y no para estar gobernando nosotros. Además, la gente se emociona en torno a un tema y opina en forma irracional, sin conocer el panorama completo. Son los gobiernos los que manejan la información completa, y eso es lo que les permite tomar decisiones racionales.
¿Cómo ha actuado la UDI?
No creo que haya sido un buen aliado del gobierno. Si bien es importante que exprese su opinión, la UDI ha sobrerreaccionado en muchos temas y ha tenido la piel demasiado sensible. Hay que entender que las coaliciones son «ensaladas de intereses» y no se puede insistir en forma exagerada en una sola postura y escandalizarse si no es compartida. No se puede pedir que siempre se acepten todas sus ideas. La carta pública de la UDI con críticas al gobierno, por ejemplo, me pareció desleal. Sin duda, le ha faltado generosidad. Es insólito protestar como se hizo porque el ministro del Interior se junte con senadores de la Concertación a discutir sobre las uniones civiles.
¿Esa falta de generosidad se ve en toda la Alianza?
Se ve en todos los sectores políticos. Si bien el gobierno ha cometido varios errores políticos y comunicacionales, existe un clima muy exigente, exacerbado y sobrexcitado en los partidos. Hay mucha neurosis en la política chilena, entendida la neurosis como estar siempre comparando lo que hay con algún ideal subjetivo. La Coalición debería mostrar más entusiasmo y compromiso con su gobierno. Ojalá que con la llegada de la primavera los ánimos se calmen.
¿Está de acuerdo con que un gobierno de centroderecha impulse una agenda liberal, que incluya temas como las uniones civiles?
Sí. Creo que esas demandas deberían ser transversales y no privativas de la izquierda. Yo estoy a favor del matrimonio homosexual; las adopciones por parte de padres gays es más complicado, pero no me cierro y no me sorprendería que la tendencia fuera hacia allá. La influencia de la Iglesia en estos temas se ha reducido mucho, lo que es bueno, porque tenía un poder excesivo. Es sano que la gente pueda pensar y elegir libremente su camino moral, sin seguir manuales. Una persona es más moral cuando descubre la moral que cuando se la aprende de memoria.