Encuesta Especial Mapuche: preguntas que acercan mundos

Encuesta Especial Mapuche: preguntas que acercan mundos

Conocer y recoger las percepciones y expectativas de quienes habitan el sur de nuestro país, en especial las zonas con fuerte presencia mapuche. Ese fue el objetivo que se trazó el equipo de Opinión Pública del Centro de Estudios Públicos (CEP) a la hora de embarcarse, en 2022, en su Encuesta Especial N° 87.

Y el desafío no era menor, ya que la idea era aprovechar la ocasión para abrir un inédito diálogo e intercambio con diferentes actores de la zona -desde la sociedad civil hasta la academia- tanto en el trabajo preparatorio del estudio como en la entrega de sus resultados. Todo el proceso se transformó en un hito en la investigación de opinión en el CEP, y cuyas raíces hay que buscarlas años atrás. 

Cambiar para entender mejor

En 2006, se realizó la primera encuesta con un enfoque especial en el pueblo mapuche. Esta abarcó no sólo la hoy denominada Macrozona Sur, sino que también la Región Metropolitana. Aquel cuestionario tuvo como objetivo central reunir información relevante para el mejor conocimiento de aquel colectivo indígena.

Diez años más tarde, se repitió el estudio en los mismos lugares, pero esta vez recogiendo las percepciones, actitudes y expectativas tanto de quienes se auto identificaban como mapuche como de personas externas a esa comunidad.

Los resultados de esos años dieron luces de cómo se desenvolvían las personas mapuche. Alertaron de la progresiva pérdida de las costumbres y de la lengua, los cambios en la auto identificación y la disímil postura frente al conflicto en La Araucanía.

Con esta perspectiva estadística y visión de la situación, el Área de Opinión Pública del CEP puso manos a la obra a fines de 2021 para delinear un nuevo proceso de consulta. Sin embargo, en esta ocasión se rediseñó la muestra a consultar y se construyeron estratos identificando zonas que comparten características geográficas e históricas, para permitir una mejor interpretación de los datos.

Según explica Carmen Le Foulon, coordinadora del área, estos estratos se definieron “porque tienen ciertas características que pueden hacer de las relaciones en ese territorio algo distintivo de lo que pasa en la precordillera o en la costa”.

Pero, ¿qué son los estratos? Según la investigadora, estos corresponden a las zonas en las que se divide el territorio a encuestar, con características similares según los datos que se quieran obtener. En el caso de la Encuesta Especial n°87, esos cortes no sólo se definieron de manera geográfica, sino que incluyeron variables de historicidad e identidad. Además, se decidió que el estudio sólo se aplicaría en las regiones de La Araucanía, Biobío, Los Ríos y Los Lagos.

“Al concentrarnos en estas cuatro regiones, podíamos tener una mayor muestra en cada una de ellas y hacer una mejor inferencia”, explica Le Foulon. Ariadna Chuaqui, investigadora de Opinión Pública CEP, agrega que quienes “viven en la costa o en la cordillera o el valle central, tienen experiencias súper distintas, que queríamos capturar”.

El foco, dicen los investigadores, iba a ser no sólo entender a los pueblos indígenas de la zona, sino también intentar darle una mirada más holística a sus conflictos. “Queríamos colaborar en el entendimiento mutuo, porque sabemos que es una zona que está teniendo muchos problemas en pobreza, en ciertos conflictos al interior de la ciudadanía”, apunta Sebastián Izquierdo, coordinador académico del CEP.

Acercarse al territorio

En un recuento de Carabineros, entre el 2020 y el primer semestre del 2022 se materializaron más de 3.400 hechos de violencia en la Macrozona Sur. Con estos datos sobre la mesa, la aplicación de la encuesta debió diseñarse consciente de las dificultades que implicaba la salida a terreno. Aún más considerando que el CEP se propuso con ahínco no comprometer la representatividad, a pesar de las trabas que se podían encontrar.

Como describe la coordinadora de Opinión Pública CEP, las encuestas que realiza la institución se “distinguen por su rigurosidad metodológica, que permite hacer inferencias estadísticamente significativas”. Esta vez no podía ser una excepción. 

En términos generales, antes de realizar una encuesta, se selecciona la muestra de manera completamente aleatoria, tanto en manzanas y/o zonas rurales, viviendas y personas. Para no afectar ese paso, en esta ocasión, se optó por no dejar fuera ninguna zona, aunque pudiese ser considerar riesgosa. En esos casos, se recurrió al trabajo de la consultora Balloon Latam, que tuvo la tarea de realizar un trabajo previo de facilitación y así resguardar la seguridad tanto de encuestados como de encuestadores.

Una de las dificultades que representaba esta encuesta en terreno fue el acercamiento efectivo, considerando que el mapuche es un que se compone de múltiples y diversas comunidades. Es por ello que la estratificación desde la perspectiva geográfica, histórica y de identidades territoriales fue tan esencial. Tan importante como eso fue también no ignorar a las personas que no se identifican como mapuche, para tener una visión completa de quienes viven en la zona.

Otro momento relevante del proceso fue la elaboración del cuestionario, para lo cual se contó con el apoyo de académicos mapuche y estudiosos de ese pueblo. Si bien eso le agregaba complejidad y lentitud a la etapa previa, lo compensaba con creces la riqueza y calidad que le agregaba al cuerpo de preguntas. Por ejemplo, con el fin de incorporar la diversidad territorial del sur de Chile, se adaptaron preguntas para abarcar lenguas originarias más allá del mapuzungun, como el chesungun o la variedad picunche. También se hicieron algunas adaptaciones en materia de ritos, homologando el nguillatún al lepun.

Asimismo, se entregó la carta de presentación tanto para la vivienda como para la persona encuestada en español y traducida al mapuzungun, cosa de acercar aún más la instancia a las personas de las comunidades indígenas.

Una presentación inédita e histórica

Tras recoger los datos y procesarlos durante tres semanas, llegó el momento de entregarlos. Y, para ello, los investigadores realizaron algo inédito en los más de 40 años del CEP: viajaron a la región del Biobío para dar a conocer los resultados. 

Como narra Le Foulon, la intención de volver a la zona del trabajo de campo fue una inquietud desde el inicio. “Surgió en conversaciones entre nosotros, también con expertos, de que hay siempre una crítica de que muchas veces las personas, la academia o los centros de estudio toman información, pero las personas que participaron no saben qué fue de ella”. La idea era saldar esa deuda. 

Así nació la idea de realizar devoluciones territoriales de los resultados. “Las devoluciones son algo muy relevante en las ciencias sociales, porque constituyen el momento en el que uno entrega a las comunidades aquello que originalmente uno extrajo de ellas”, destaca el investigador del CEP, Aldo Mascareño.

En palabras simples: “la información que se extrajo de las comunidades, uno se las devuelve procesadas, (…) eso constituye un deber ético de cualquier investigación social”.

Además, Le Foulon destaca el proceso de facilitación que realizó la consultora en terreno: “Cuando contactaban con las comunidades, les expresaban que después habría un proceso de devolución. Que esto no era sólo para extraer información, sino que también esa información tenía relevancia para las personas”.

Por lo mismo, fueron los propios investigadores del CEP quienes viajaron al sur de Chile, para presentar los resultados. Como recuerda Izquierdo, estos fueron dados a conocer en “un edificio precioso de la Gobernación de la Región del Biobío, en el cual compartimos con personas que se identifican mapuche, con personas dedicadas a las políticas públicas, a la academia, a la zona”.

“Tuvimos un diálogo, una reflexión al momento de entregarle a todo Chile los resultados y eso es un hito histórico para el Centro de Estudios Públicos”, destaca.

Para la académica de la Universidad de Concepción y doctora en Estudios Territoriales del Sur Global, Jeanne Simon, los estudios que analizan la territorialidad, lamentablemente, tienden a quedarse atascados en las instituciones de la capital debido a la centralización del conocimiento.

“Ese es uno de los problemas con el Estado unitario, es tan centralizado que hace que pensemos que solamente hablarle a las personas en Santiago es suficiente. Chile es un país tremendamente diverso en sus territorios, tiene muchos puntos en común entre los distintos territorios, pero es fundamental reconocer la territorialidad y cada vez más las políticas públicas van reconociendo la identidad territorial. Me alegro mucho que el CEP haya podido hacer eso”, confiesa.

No sólo extraer, también devolver

Sin embargo, esta no fue la única instancia en la que la institución se acercó a estas comunidades para hacer entrega de los datos obtenidos. 

Como explica el coordinador académico del CEP, “no nos queríamos quedar solamente en la difusión con medios, sino que también deseábamos ir a conversar con la gente en terreno”.

Así, parte del equipo del CEP se desplazó en ocho oportunidades a la zona, para revisar y compartir los resultados con personas de la zona.

Como releva el historiador mapuche, Juan Carlos Painequeo, “es importante hacer este ejercicio de retroalimentación con las comunidades, con los territorios, sobre todo porque más que presentarlo, se da la posibilidad de conversar el resultado”.

El académico subraya que es positivo cuando una institución está “abierta a oír la retroalimentación e, incluso, pensar en modificar a futuro el proceso de acuerdo a esta”.

En esa instancia se mantuvieron dos tipos de actividades para generar este feedback: conversaciones con las comunidades, donde se les exponían los resultados y se revisaban en conjunto y los seminarios, donde se discutían los datos con académicos locales.

En este último caso, como explica Le Foulon, era esencial buscar la retroalimentación de los expertos que han realizado sus carreras ahí y en los temas que toca la encuesta, porque son quienes requieren de los datos que intentó recabar el estudio.

“Estamos trabajando e investigando la relación inter-grupales, las preocupaciones, las percepciones de las personas que habitan esa zona y me parece natural que sean las y los académicos de la zona quienes puedan analizar y alimentar la discusión con los datos de la encuesta”, señala la académica.

Y agrega que el CEP siempre ha esperado que la información que surge de la encuesta sea usada por las instituciones de la zona. “¿Por qué hacemos los seminarios en regiones? Bueno, justamente para potenciar ese uso. Además, nos interesaba mucho conocer las percepciones de quienes investigan en esa zona y cuáles eran sus reflexiones con respecto a los resultados”, dice.

Respecto de las devoluciones con las comunidades, de acuerdo con los propios investigadores que viajaron a las comunidades, lo que más sobresalió en las conversaciones fue la necesidad de diálogo. Chuaqui lo comprobó en terreno: “a nivel de estas cuatro regiones, y de todos los estratos, la gente quiere más diálogo y busca que sus conflictos sean resueltos a través de hablar con el otro y conversar”.

La investigadora asistente, de hecho, estuvo presente en tres devoluciones: Osorno, Chiloé y Los Ángeles, dando cuenta que todas fueron muy distintas entre sí. “En Osorno eran más bien temas de violencia, nada con respecto al agua o acceso a ciertos territorios. En Chiloé fue más bien sobre los huilliches, cómo se diferenciaban con el pueblo mapuche. En Los Ángeles fue mucho más político. Pero, transversalmente, el tema de la identidad fue súper importante. Nos quedamos mucho tiempo conversando sobre qué significa ser mapuche”.

Para Mascareño, en tanto, “otro de los datos interesantes que ahí se discutió y se mostró muy claramente, al menos en la zona de Futrono, es que la discriminación es mucho más sentida por la población indígena que lo que la población chilena piensa”.

Precisamente, de acuerdo con Izquierdo, lo que se generó con esas conversaciones fue un avance “para seguir entendiéndonos. Porque si realmente queremos resolver el conflicto, creo que el diálogo es justamente lo más relevante. Por eso el CEP dio este paso, a mi juicio histórico, que va en la dirección correcta si realmente queremos influir en las políticas públicas, pero también en los problemas cotidianos de la gente”.

Algunos de los seminarios que se realizaron en regiones:

 

 

Ir más allá

La Encuesta CEP, de acuerdo con los académicos e investigadores, se mantiene como un referente en materia de recopilación de datos. Y la encuesta especial nº87 no es la excepción. Según Painequeo,  “es un insumo importante para entender también la relación entre el pueblo mapuche y la sociedad chilena. El hecho de que se haya hecho cara a cara, sobre todo después del contexto de pandemia, generó otro tipo de resultados”.

Por su parte, Simon destaca que en esta búsqueda de una encuesta focalizada en un grupo étnico, “cada versión se ha ido mejorando, ajustando, respetando la continuidad de ciertos elementos, pero buscando agregar otros nuevos que nos permiten comprender mucho mejor las relaciones entre la sociedad dominante, la chilena, y el pueblo mapuche”.

Sin embargo, para la académica aún queda mucho por avanzar: “Es muy importante que una institución como el Centro de Estudios Públicos siga profundizando y dialogando con el pueblo mapuche y personas que viven en distintos territorios. Esto, para ver qué otros temas se pudieron incluir, que podrían generar mejores políticas públicas, que respondan a las expectativas, necesidades y deseos del pueblo mapuche, que es tan diverso como la misma sociedad chilena”.

C22 y la «Palabra Mapuche»

Otra de las novedades que trajo esta encuesta especial fue la incorporación de las herramientas digitales del grupo interdisciplinario C22 del CEP al estudio del tema.

Dicho colectivo -nacido al alero de la discusión constitucional 2021-22- usó la inteligencia de datos para explorar en profundidad los conceptos que surgían a través de algunas de las respuestas a preguntas abiertas de la encuesta. 

Así nació “Palabra Mapuche”, un análisis en base a un dashboard interactivo que estudia la presencia de conceptos como «agua», «reconomiento» o «quema» en las respuestas para así analizar las percepciones que generan y a qué marco semántico se asocian. Dicho estudio dio origen al Punto de Referencia “Mapuche en el sur: identidad, materialidad y expectativa”, que contiene todas las conclusiones obtenidas desde el C22.

Como cuenta Mascareño, coordinador del C22, “la Encuesta Especial CEP N°87 hizo varias preguntas abiertas en distintos temas, sobre los problemas principales de la zona, en los hechos de violencia, en las expectativas de reparación, en qué se esperaba del futuro. Entonces teníamos un conjunto de texto que se podía analizar muy profundamente”.

“Uno de los principales resultados que obtuvimos de ese análisis digital, de la población tanto mapuche como mapuche, fue el hecho de que comparten la experiencia de los conflictos de la zona y también de la necesidad de reconocimiento. Tanto mapuches como no mapuches admiten que los derechos de las poblaciones indígenas deben ser reconocidos y que el Estado debe hacerse cargo, porque esa es la forma de resolver los conflictos”, suma el investigador CEP.

Sin embargo, también destaca otras conclusiones relevantes: “Para los mapuche uno de los problemas más relevantes de la zona es el agua. En cambio para la población no mapuche uno de los problemas principales es el conflicto mapuche. Entonces ahí hay una diferencia muy importante de observar en términos culturales. Pero también tanto mapuches como no mapuches reconocen el valor de la lengua mapuche, de la historia mapuche”.

Mascareño destaca que, “a partir de los datos, observamos que (la devolución de tierras) es solo un primer paso. En todas estas respuestas abiertas que se hace la población mapuche y no mapuche, aparecen una serie de otros elementos de carácter de salud, de conectividad, del agua, de problemas sociales y de convivencia”.

De esta manera, se pone en evidencia que “el problema no se puede reducir sólo a las tierras, sino que después de eso viene una serie de otras políticas de carácter social, de otras respuestas que también hay que abordar”.