Verónica Zondek y Vicente Undurraga abordaron la personalidad del autor y su influencia en las generaciones jóvenes de la literatura chilena.
«Conozco a Lihn, yo tampoco sé escribir ese apellido, ese hombre es macanudo, tiene gran talento y bella boca, facha estupenda y excelente risa, no se lo digas, se le puede sentir el tacho», con esta cita de una carta escrita por Violeta Parra para describir al autor, el editor de Penguim Random House Vicente Undurraga dió la partida a la conversación que sostuvo con la poeta Verónica Zondek, en el encuentro titulado «Enrique Lihn: una palabra que se ajusta al abismo».
Esta actividad conmemoró los 30 años de la muerte del autor, tal como lo señaló Ernesto Rodríguez, quien está a cargo del Programa Crítica y Celebración, que organiza el Centro de Estudios Públicos a lo largo del año.
Vicente Undurraga destacó a Lihn como una figura central de la literatura chilena. «Para los que nacimos en los 80 es un personaje que influye muchísimo, es un personaje que irradia sentido». Por su parte, Verónica Zondek lo describió como «un poeta instalado en la pregunta, incansable en la escritura y en la necesidad de abordar lo humano desde la poesía», pero muy conectado con el mundo. «Lihn no es un recluido ni un mudo, posee un desarrollado sentido de la realidad y los derechos humanos básicos y esenciales. No calla cuando tiene algo que decir», afirmó.
Al finalizar su intervención, la poeta advirtió que no se puede quedar indiferente al leer a Lihn. «El que sea un poeta político y existencial a la vez, observador y crítico lo convierte en un escritor indispensable en medio de un sistema que no ve lo esencial y nos vende la pomada de éxito como sinónimo de felicidad».
El encuentro, que se realizó el 15 de noviembre pasado, concluyó con una animada conversación entre el público y los expositores.
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