El Mercurio, lunes 7 de mayo de 2007.
Opinión

Falible

Lucas Sierra I..

El Consejo Nacional de Televisión (CNTV) debe estar considerando una denuncia interpuesta contra tres empresas de televisión pagada, a raíz de la transmisión de «Popetown». Como usted puede haberse enterado en estas páginas, es una serie de monos animados que satiriza la vida en el Vaticano. La transmite MTV, en horario adulto.

¿Qué hará el CNTV? Difícil saberlo, pues puede hacer cualquier cosa. Es tan amplia la definición legal del «correcto funcionamiento» de la televisión, que todo puede ser sancionado. Siempre va a ser posible encontrar un atentado a nociones tan gaseosas como la «paz», la «formación espiritual e intelectual de la niñez y de la juventud», la «democracia», la «dignidad de las personas», el «medio ambiente», la «protección de la familia», el «pluralismo», los «valores morales y culturales propios de la Nación».

La denuncia sostiene que «Popetown» atenta contra la formación espiritual e intelectual de la niñez y de la juventud, contra los valores morales y culturales de la Nación, y contra la dignidad de las personas. Vamos por partes. La formación espiritual e intelectual de niños y jóvenes debería estar descartada, pues la serie se transmite en horario para adultos (ya formados, supongo, espiritual e intelectualmente). ¿Y si algún niño noctámbulo, por descuido de sus mayores, la ve? Esto, claro, puede pasar. Pero si esta posibilidad fuera relevante, la distin-ción entre un horario para adultos y otro para todo espectador no tendría sentido.

Respecto de los valores morales y culturales de la Nación, el asunto es más complicado. La propia jurisprudencia del CNTV es aquí diversa. En 1997 consideró que no atentó contra esos valores el programa «Plan Z», al mostrar a una persona leyendo la Biblia en el excusado. En 2004, en cambio, consideró que sí lo hizo el programa «De pé a pá», al parodiar una confesión realizada por un conocido sacerdote y comentarista de televisión. ¿Forma el Papado parte del patrimonio moral y cultural de Chile, al punto de no poder ser tocado por una expresión crítica o satírica? Si el CNTV así lo cree, espero sea capaz de convencernos.

Nos queda la dignidad de las personas. La serie no se refiere a Joseph Ratzinger ni a persona natural alguna, viva o muerta. La Iglesia tampoco está en cuestión, pues las personas jurídicas no tienen dignidad, ni los católicos como grupo abstracto. Es necesario, entonces, que el CNTV demuestre un atentado concreto a la dignidad de una o más personas naturales.

Ojalá el CNTV atine. Aunque sea, a diferencia del Papa, falible.