El consejero del CEP sostiene que los personeros técnicos del oficialismo defienden a contrapelo las reformas tributaria y educacional promovidas por el gobierno. “Muchos se ven llevados a pensar en función de los eslóganes de la calle”, asegura.
por G. Faúndez y A. Trujillo
Figura identificada con la derecha liberal, el consejero del Centro de Estudios Públicos (CEP) y consultor internacional, David Gallagher, levanta la voz para criticar la reforma tributaria impulsada por el gobierno. Y es tajante: “Hay una reforma tributaria mal concebida para financiar un gasto mal planteado”, aludiendo a que los énfasis para generar igualdad de oportunidades deberían estar en la educación primaria y secundaria y no en la universitaria, como -asegura- promueve el gobierno.
Usted ha dicho que prefería a la Presidenta Bachelet de su primer gobierno, ¿En qué cree que ha cambiado?
No estoy seguro si le pasó algo o no. Durante la campaña, cuando le preguntaban si había cambiado, si estaba izquierdizada o no, ella contestaba: “Los chilenos me conocen”. Y era como decir que era la misma de antes y debo pensar que es la misma de antes. Los objetivos que ella ha planteado para los próximos años son objetivos que, en general, comparto: que haya un país más inclusivo, con más igualdad de oportunidades, donde esté más nivelada la cancha. Lo que yo cuestiono son los medios que se están proponiendo para lograr esos objetivos.
Se refiere a la reforma tributaria…
No es una buena reforma tributaria y eso no significa que no haya que recaudar la cantidad que se pretende recaudar. Tampoco creo que el uso que se propone para ese dinero es el más indicado para el Chile de hoy. Difícil no estar de acuerdo con la Presidenta cuando dice que debe haber igualdad de oportunidades en la educación. Es injusto y no es ético que no haya igualdad de oportunidades y, por otro lado, como ella ha dicho en algunas reuniones de empresarios, es también mal negocio la desigualdad, porque se desperdician tantos de los talentos que hay en Chile. Pero los medios que se están proponiendo para lograr eso no son los indicados, porque se están concentrando en el gasto en la educación terciaria o universitaria y no es ahí donde está el problema de desigualdad. El problema está en la primaria, sobre todo, y después en la secundaria. La prioridad debería ser la educación escolar y después la universitaria. Hay mucha gente que está diciendo lo mismo, no es tan original lo que estoy diciendo. Pero en el fondo, hay una reforma tributaria mal concebida para financiar un gasto mal planteado.
¿A qué atribuye usted la decisión del gobierno de llevar adelante esta reforma, pese a las críticas por falta de diálogo?
La Nueva Mayoría o la Concertación estuvo en la oposición y se dispersaron los cuadros técnicos. El equipo actual, con varias excepciones, no es tan bueno como los anteriores de la Concertación, entonces, hay un problema de capital humano. Por otro lado, hay muchas cosas que ocurrieron tanto en Chile como en el mundo que hicieron que en la mente de mucha gente, por un tiempo -porque creo que es pasajero- se desprestigiara la economía de mercado. Por un lado, el tremendo remezón del 2008 y 2009 que tuvo un efecto tardío, y todo eso coincide con el movimiento estudiantil del 2011 donde se cuestiona el modelo profundamente. Cuando vuelve Michelle Bachelet, el año pasado, hay una tendencia a sobre interpretar esa reacción del movimiento estudiantil. A creer que es más duradera y universal de lo que realmente es. En Chile, el movimiento estudiantil parecía ser enormemente popular: tenía como un 70% de adhesión en las encuestas, pero ya el año pasado en una encuesta del CEP, el movimiento estudiantil había bajado a sólo el 23%, una tasa más o menos parecida a la de los sindicatos o a la de los empresarios.
Sin embargo, su agenda ya estaba instalada…
La agenda estaba súper instalada en la mente de la Nueva Mayoría y la Presidenta la adoptó. De ahí se explica que tengamos todo este énfasis en la educación universitaria. Porque en el fondo, se interpretó como una demanda nacional lo que es una demanda de un grupo de interés. Es obvio que los alumnos de educación básica no salen a marchar. Por eso no hay una conciencia universal en el país, sí en los expertos, de lo importante que es la educación primaria para igualar oportunidades.
En el empresariado se entendía que uno de los consensos existentes con los gobiernos -de la Concertación o la Alianza- era el modelo económico y sus supuestos beneficios. ¿Cree que aún no se dan cuenta de que este gobierno está poniendo eso en entredicho?
Los empresarios están súper conscientes de que ha habido un cambio de percepción en la sociedad respecto de su imagen y la del modelo económico. También creo que están dispuestos a pagar más impuestos, no conozco a ningún empresario que dice que no quiere pagar más impuestos. Pero en una reforma tributaria que sea transparente, que no esté llena de desinformación, que no esté explicada así cómo está, en definitiva, que no sea una reforma mentirosa. Es tremendamente chocante para un empresario o inversionista, ya sea chileno o extranjero, oírle a una autoridad decir que el impuesto a las empresas se está subiendo a 25%, cuando en el fondo se está subiendo a 35%. Eso realmente choca.
Más allá de la crítica técnica que se le puede hacer al proyecto, lo cierto es que el gobierno y el ministro de Hacienda parecen estar apostando a la poca credibilidad que en estos temas tiene, ante la opinión pública, el gran empresariado. ¿Usted cree que los empresarios han sabido hacerse cargo de ese fenómeno?
Una de las posturas que siempre ha tenido Michelle Bachelet, como líder en la política chilena, es de creer en un gobierno participativo, donde hay diálogo. Pero en la reforma tributaria nosotros nos encontramos con un gobierno que opta, en vez de dialogar, por descalificar a las personas que objetan sus medidas o que quieren proponer alternativas. Si tú me dices que están aprovechando el hecho de que los empresarios no están tan prestigiados como hace tres o cuatro años, a lo mejor, pero la gente no es tonta. En una encuesta hecha por Imaginacción y Cooperativa, se le preguntó a quién le cree más, al gobierno o a la oposición, en cuanto a que la reforma tributaria afectaba más a la clase media, y una mayoría dijo que le creía más a la oposición. Entonces no está resultando eso. La reforma tributaria más bien ha provocado ya un cambio de opinión en la ciudadanía.
¿Y cómo se hacen cargo los empresarios de esta imagen del “cuento del lobo” que el gobierno ha buscado potenciar, cuando tratan de advertir sobre los efectos negativos de una reforma?
Todos sabemos que en el cuento del lobo al final el lobo llegó. Es imposible postular que no va a haber un efecto de esta reforma tributaria en la inversión.
El gobierno ha sido tajante en que esto no va a ser así…
Sí, pero el gobierno ha sido tajante en decir cosas tan curiosas como que las empresas ya no necesitan reinvertir sus utilidades, ha sido tajante en decir que los fondos de pensiones no son afectados en la reforma. Mire: el gobierno dice que son las grandes empresas las que van a pagar los impuestos más altos y ¿dónde tienen las AFP los fondos invertidos de una buena parte de su cartera? En las grandes empresas. Entonces, cómo puede decir las dos cosas: que no van a ser afectados los fondos de pensiones y que sólo van a pagar las grandes empresas. Las grandes empresas van a tener un shock de valor y de liquidez y eso obviamente va a bajar la rentabilidad de los fondos.
¿No será tiempo de que las empresas empiecen a asumir definitivamente que sus márgenes de ganancia ya no serán los mismos?
Las empresas en Chile no tienen márgenes fuera de lo común de lo que tienen otros países. Está claro que los márgenes de las empresas pueden bajar y que van a tener menos liquidez y van a tener que endeudarse más. En Chile, a las empresas les ha ido bien, pero es porque hay muy buenos empresarios. Y a los buenos empresarios les va bien en cualquier parte del mundo, no es un tema sólo de acá. Si hay una economía de mercado, la gente espera ser premiada y ojalá bien premiada. Tiene un efecto tremendamente depresivo en un país si se empieza a decir que los empresarios están ganando demasiado, porque si tú eres un joven emprendedor, qué deprimente estar trabajando en un país donde si te va bien vas a ser vilipendiado. Ese es un tipo de sociedad que está cargada de envidia. No creo que sea la sociedad que queremos, honestamente. Al empresario que crea decenas de miles de puestos de trabajo le merece ir bien. Ahora, si al mismo tiempo, el empresario hace fraude o comete mega abusos o evade impuestos ese es otro tema, esas cosas tienen que ser atacadas.
¿Cuánta responsabilidad tuvo el gobierno de Piñera en que se haya generado este cuadro de sobre interpretación de las demandas de la calle, como usted lo describe?
El gobierno de Piñera cedió a las demandas de la calle demasiado rápido. Un hito fue el caso Barrancones y eso abrió el apetito de la calle y es cierto que fue más de izquierda o menos de derecha de lo que uno pudo haber pensado. Pero hoy día, el gobierno de Piñera se ve como bastante alejado de la izquierdización que estamos viendo.
Con las expectativas que hay en la gente respecto de la educación gratuita, que los niveles de desigualdad bajen, que los poderosos paguen más, ¿cree que este gobierno tiene margen para cambiar las mismas propuestas que ya han puesto sobre la mesa?
Yo creo que sí, el capital político del gobierno es inmenso. Aquí, lo que se sacó fue una propuesta de reforma tributaria que fue elaborada con cero consulta y que fue impuesta sin discusión y descalificando a la persona que la quiere discutir. Además, es una reforma que en gran parte no pretende llegar a un máximo de recaudación, sino en cuatro o cinco años más. Entonces, por qué no darse de aquí a fin de año para sacar algo que sea súper consensuado.
La Presidenta ha dicho que tiene un mandato popular para llevar adelante lo que está haciendo…
Aquí alguien ha hecho mal la tarea. Yo estoy seguro de que no es la Presidenta, tampoco puedo creer que es Arenas. Intuyo que este proyecto fue concebido por especialistas tributarios que se concentraron nada más que en cómo recaudar más, sin pensar en los efectos colaterales y sin darse tiempo para descubrir otras formas de recaudar que provoquen menos daño. Pareciera que expertos tributarios a secas, que no lo son ni el ministro ni el subsecretario, han ideado un proyecto que sus jefes no han calibrado bien en cuanto a sus efectos.
Hasta ahora, el debate por las reformas -tanto tributaria como educacional- ha sido mayoritariamente entre el gobierno y los actores involucrados. ¿No cree que la derecha política se ha visto ausente y sin una visión clara frente a estos temas?
La oposición política ha estado en otra, está en sus cambios de dirigencia. La oposición política, por el momento, no ha dado el ancho en cuanto a debatir las cosas. Espero que eso sea pasajero, producto de la derrota. Hay que ver como estuvo la Concertación a esta altura, después de la derrota hace cuatro años. No me preocupa mucho.
¿Dónde cree que se van a generar espacios para el diálogo en las reformas?
El gobierno no está abierto al diálogo en este momento y esto puede cambiar en el Senado. El Senado tiene un desafío importante, y cada senador va a tener que preguntarse si quiere ser medido hoy a la luz nada más que de las modas del momento o si quiere ser visto por la historia como alguien que se atrevió a privilegiar los intereses de largo plazo del país, trabajando para mejorar reformas que claramente no son buenas, y eso va tanto para la reforma tributaria como en educación.
Usted dice que los equipos técnicos de este gobierno son débiles…
No estoy hablando de la capacidad de la gente, no estoy diciendo que Fulano no es tan capaz como lo era Mengano en algún gobierno anterior. Lo que yo creo es que los economistas y técnicos están como a la defensiva y se ven obligados a pensar en líneas distintas a lo que realmente les nace. A veces se nota mucho cuando uno ve a un economista de la Nueva Mayoría en la televisión, y si le hacen preguntas, tú tienes una muy buena idea de lo que él piensa y tú ves que la respuesta no es lo que él realmente cree. Muchos de los técnicos hoy día se ven llevados a pensar en función de los eslóganes que salieron de la calle.
¿Qué le ha parecido el rol del ministro Arenas?
El fue un gran director de Presupuestos, él cuida los pesos de Chile como si fueran propios. Es una persona de enorme valor, pero en este momento lo veo llevado por la ideología, a ser tremendamente obtuso y muy poco dialogante y muy porfiado.
¿Cree que ese fenómeno ha afectado también al ministro Eyzaguirre, que fue ministro de Hacienda?
No, porque lo que él está tratando de hacer es justo lo opuesto de Arenas. El está tratando de dialogar con todo el mundo, no hay nadie a quien no haya escuchado. Es otro enfoque, mucho más parecido al que uno creía propio de un gobierno participativo de Michelle Bachelet. Ahora, me temo que, probablemente, igual se vaya a ver impelido a dar prioridad a la educación universitaria y a la gratuidad universitaria, y no a la educación básica, que es donde están las falencias más grandes.
¿Cuáles son sus expectativas de los sectores más moderados de la Nueva Mayoría?
Ellos están todavía buscando cómo abordar esto. Y sin incurrir en ninguna infidencia, es muy distinto lo que algunas personas de la Nueva Mayoría dicen en privado de lo que dicen en público. Hay gente que anda con un discurso público y otro privado. Y eso es malo.
¿Por qué cree que pasa eso?
Porque nadie quiere ser visto como traidor, hay como un ambiente aquí de o estás con el gobierno o no. Hay un ambiente que no admite matices.
¿Cree que hay una prueba especial para la DC, que siempre ha jugado roles de centro en estos proyectos?
Va a ser muy interesante ver cómo evoluciona la DC en todo esto. Pero no sólo en la DC, también en el PS y el PPD hay gente tremendamente sensata, moderada, y esa gente está ahí todavía.
¿En quién está pensando?
No, sería muy injusto mencionar algún nombre.
¿Cree que hay un margen para que el proyecto cambie?
Va a ser muy interesante lo que pase en el Senado. Hay senadores que sí son capaces de realmente decir lo que piensan y no dejarse llevar por la ola. Yo intuyo que hay muchos senadores que se están haciendo esa consulta con su almohada, que están tratando de medirse. El debate en el Senado va a ser para muchos parlamentarios una oportunidad para definirse de forma épica, de mostrar quiénes realmente son, como políticos y como personas.