Difícilmente lograremos avanzar si no reconocemos los progresos que hemos realizado.
¿A qué se debe el fracaso del proyecto político de la Nueva Mayoría? ¿Se debe simplemente a problemas de implementación, como afirman algunos, o su problema es más profundo y yace en sus principios? Indudablemente la implementación del programa de gobierno de Bachelet ha tenido serias dificultades, tanto en el diseño como en la gestión. Sin embargo, el fracaso de este proyecto político va más allá de estos eventuales problemas y tiene su razón en un error de diagnóstico.
El proyecto político de la Nueva Mayoría se funda en la convicción de que el modelo capitalista fracasó y Chile requiere un cambio de paradigma. El capitalismo fracasó en la lucha contra la pobreza y la desigualdad y en el desarrollo social; por el contrario, favorece la concentración de la riqueza y el endeudamiento de la clase media. El nuevo paradigma exige más Estado y menos mercado. El ejemplo emblemático es educación. La educación entendida como un bien de mercado, que lleva a un sistema inequitativo y segregador, donde cada uno compra la calidad que su bolsillo le permite. El lucro en educación es culpable de la baja matrícula municipal y los mezquinos intereses de los dueños perjudican la calidad de la educación y la integración social.
Sin embargo, estas afirmaciones tan categóricas son empíricas y, por ende, lo que corresponde es cotejarlas con los datos. Si observamos lo que ha sucedido en los últimos 30 años en nuestro país, notamos que el crecimiento económico de Chile ha venido aparejado con desarrollo social, disminuyendo no sólo la pobreza, sino también la desigualdad. Y este desarrollo positivo que ha tenido el país también se observa en educación. En los últimos 15 años, Chile es el país de la OCDE que más ha mejorado la calidad de la educación, mejorando significativamente los aprendizajes de sus estudiantes más vulnerables. Asimismo, somos el país de Latinoamérica con los mejores resultados educativos, con la cobertura en educación escolar y superior más alta, y con una mayor proporción de estudiantes vulnerables en la educación superior.
Por supuesto, todavía tenemos grandes desafíos por delante, desafíos distintos a los que estábamos acostumbrados, y ello implica pensar en ajustes y nuevas políticas que nos permitan seguir avanzando en la senda del desarrollo con mayor equidad. Pero difícilmente lograremos avanzar si no reconocemos los progresos que hemos realizado y no detectamos los factores que los explican.
¿Qué rumbo tomará la centroizquierda si Piñera vuelve a salir Presidente? ¿Volverá hacia el centro a disputarle los votos a la centroderecha o buscará recuperar el voto más duro de izquierda que hoy capitaliza un Frente Amplio lleno de certezas, pero con baja sintonía ciudadana?