El Mercurio, 18 de noviembre de 2013
Opinión

Hacia la segunda vuelta

David Gallagher.

Erraron los vaticinios de que Bachelet ganaba en primera vuelta. Su comando manejó mal las expectativas, y ahora la candidata, sin perder su condición de fenómeno político, parece un poquito menos invencible. Desde luego, es muy improbable que pierda en segunda vuelta, pero quedan cuatro semanas y, como siempre se dice en estos casos, la segunda vuelta es otra elección.

Por lo tanto, no se puede ver el poco más de 25 por ciento de Matthei como un gran triunfo, pero es un resultado digno; sobre todo, que en algún momento se decía que ella, incluso, podría no salir segunda. Matthei, después de todo, no está tan, tan lejos del 29,6 por ciento que sacó Frei en 2009, siendo que en segunda vuelta Frei subió a 48,39 por ciento. Vale entonces, que Matthei haga la pelea estas próximas cuatro semanas, y que reciba todo el apoyo de su sector.

Es muy cuesta arriba su tarea, pero hay algunos factores a su favor. Primero, el tiempo: ha sido su peor enemigo, y las cuatro semanas adicionales representan una gran oportunidad. Segundo, era inevitable que el perfil de Matthei se perdiera entre los ocho otros candidatos en la primera vuelta, al tener Bachelet una ascendencia tan abrumadora. Ahora podrá debatir de igual a igual con Bachelet, y eso puede tener un efecto potente. Además, le permitirá comunicar mejor el programa sensato y moderado que tiene, y que intuyo está en sintonía con los deseos de una mayoría de chilenos, siendo el problema que no lo conocen.

Es cierto que hay legítimas dudas de cómo va a crecer la candidatura de Matthei. Quemó las naves con Parisi, quien la denostó en su discurso anoche; y los demás candidatos, liderados por Enríquez-Ominami, no son afines a ella. Sin embargo, los votos de todos estos candidatos son volátiles. Y habría que analizar el significado de la alta abstención de ayer. Muchos que no votaron son simplemente indiferentes, pero habrá otros que se quedaron en casa porque creían que la elección era carrera corrida. Eso, en segunda vuelta puede cambiar. Finalmente, Matthei tendrá ahora todo el apoyo de los partidos de su sector: en la primera vuelta fueron reticentes con ella, por priorizar las candidaturas al Congreso y pensar que era riesgoso jugarse por ella.

¿Adónde va Bachelet ahora? En 1999, Ricardo Lagos interpretó el hecho de que el 52 por ciento de los chilenos no votó por él como una señal de que no había un apoyo contundente a su programa. Dijo haber entendido el mensaje, y enmendó el rumbo. Ayer, más del 53 por ciento de los votantes optó por candidatos distintos a Bachelet. Es cierto que eran ocho contra una: en 1999, Lavín por sí solo consiguió el 47,5 por ciento, y tal vez ese era el mensaje que Lagos oyó. Sin embargo, llama la atención que Bachelet haya dicho anoche que habían triunfado todas las propuestas duras de su campaña. Parece que no piensa moderar su postura.

El discurso de Matthei anoche, en que prometió apelar a todos los chilenos moderados, marca una estrategia que parece ser la correcta para las semanas que vienen.