Tras casi 25 años de vigencia de la tercera ola democratizadora en América Latina, nuestras democracias han experimentado notables avances pero aún afrontan importantes retos para mejorar su calidad en la mayoría de países. Uno de ellos es el logro de una adecuada inclusión de las mujeres en la política que permita superar los niveles de subrepresentación que ahora afrontan.