Nº 242, junio 2001.
Puntos de Referencia
Ciencias Sociales
Economía
Política

Imaginemos… dos mundos para Lagos

Arturo Fontaine T..

El Negativo

(…) La situación económica externa no mejora, la búsqueda de la equidad se canaliza a través de mecanismos cada vez menos competitivos y excluyentes de la administración privada. Al interior de la Concertación se intensifican las tensiones internas. Los gremios intensifican sus presiones sectoriales. Las iniciativas legislativas demoran más y más. Las reformas constitucionales se trancan. El proyecto de reforma laboral se endurece, perjudica el empleo. Las reformas de la salud se traducen en un impuesto que gibariza la salud privada, el sistema público mantiene los niveles de eficiencia (o más bien ineficiencia) actuales. La reforma del Estado se convierte en un conjunto de pequeñas iniciativas de carácter menor. En educación se hace inoperante el financiamiento compartido. No hay nuevas privatizaciones. En la Araucanía se reafirma el camino de las tomas [con] un consiguiente deterioro de la inversión forestal. El país crece modestamente. El desempleo es alto. La desigualdad de ingresos empeora algo. La oposición entiende que le conviene que el gobierno fracase. La política de La Moneda es percibida como irresoluta y zigzagueante. Al término del gobierno la Concertación ha muerto. Han renacido los tres tercios. Gana, posiblemente, Joaquín Lavín. La izquierda se une a los grupos de presión y la presión sindical se intensifica. Las relaciones laborales son ahora agrias e incómodas. La oposición le niega al gobierno la sal y el agua. No hay confianza. ¿Vuelven las ideologías radicalizadas? No. Lo que ocupa su lugar es la corrupción y la delincuencia en sus diversos grados (…)

El Positivo

(…) Supone hacer reconocimientos fundamentales: Primero, un reconocimiento histórico. Nos une una historia que nos divide. Segundo, que Chile es un país desigual. El país está desaprovechando gravemente la posibilidad de formar de manera adecuada la inteligencia de la mayor parte de su población. No hay duda de que cualquiera que se tome en serio la tarea de corregir la desigualdad de ingresos debe, por encima de todo, preocuparse de la educación. Hay que robustecer los mecanismos del subsidio por estudiante tanto para las escuelas municipales como para las particulares. Sería necesario diferenciar el bono a favor de las escuelas más pobres: necesitan mejores profesores y más recursos. En materia de métodos pedagógicos nuestra recomendación es simple. Apoyarse en la experiencia pedagógica de Corea del Sur, de Singapur o incluso de Cuba. En Chile si hay una experiencia que imitar es la del Instituto Nacional. ¿Por qué no podría haber en Chile diez Institutos Nacionales en lugar de uno? El tercer y último reconocimiento parece más obvio: hay que lograr que la economía crezca y rápido. El país, cuando ha crecido, ha logrado mejorar la condición relativa de los pobres de manera significativa. Por otro lado, se requiere un reconocimiento por parte de la dirigencia de la oposición. En lugar de apostar a la confrontación es mejor adoptar una actitud de oposición razonable, objetiva y, en alguna medida, cooperativa. Eso supone líderes lo suficientemente maduros como para reconocer que si al gobierno le va bien, sus posibilidades electorales no necesariamente disminuyen. Es lo que pareciera estar haciendo por estos días Joaquín Lavín. Cuando todo esto ocurre y las elites buscan el entendimiento, se echan las bases de una sociedad estable. El Presidente Lagos, entonces, no sólo hace un gran gobierno, sino que, gane o pierda la Concertación las próximas elecciones, deja un legado histórico y un horizonte perdurable para la izquierda chilena. (…)