La empresa y el trabajo a la luz de las encíclicas Laborem Excercens y Centesimus Annus

La Encíclica Centesimus Annus representa un avance sustancial en la comprensión de la realidad empresarial, pues reitera valores éticos y morales que son permanentes, pero adaptando su orientación a las realidades históricas concretas.
Los incentivos de utilidad y pérdida en una economía de mercado impulsan a las personas a emplear sus conocimientos y energías, de tal modo que, procurando su propio bienestar, contribuyen al mismo tiempo al bienestar de los demás.
Los empresarios no podemos desconocer el hecho de que las empresas son lugares de vida, al interior de las cuales se conjugan una multiplicidad de dimensiones.
En cuanto al sistema político, Juan Pablo II reafirma su tradicional postura de respaldo a las instituciones democráticas, a las que considera como el mejor mecanismo de protección de los derechos de las personas.
Para los empresarios, Centesimus Annus plantea un doble desafío: seguir desarrollando nuestra creatividad, empuje y medios para crear oportunidades de trabajo y crecimiento humano para todos, y humanizar la empresa para su propio bien.

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