Investigación ‘habilitación, pobreza y política social’.
- El grupo humano en estudio está constituido por una muestra aleatoria de la población que recibió casetas sanitarias en Santiago entre 1985 y 1986. Estas personas presentan, hasta donde puede conocerse, un punto de partida similar, lo que es una situación bastante única en ciencias sociales. Sin embargo, al cabo de siete años se observan importantes diferencias. ¿Por qué?
- Se constataron y midieron las diferencias de mejoramiento de esa caseta inicial y ello dio origen al IMV (Índice de Mejoramiento de la Vivienda). La población quedó entonces dividida en cinco tramos según su IMV, el cual pasó a ser considerado como una medida de éxito o desempeño económico de los diversos hogares: a mayor IMV mejor situación económica.
- A juicio de los pobres, es decir de los propios sujetos de este trabajo, la desigualdad de resultados tiende a deberse más a factores valórico culturales de tipo familiar y personal que a factores estructurales. Naturalmente, ellos pueden estar equivocados; pero eso es lo que la experiencia de los pobres está acusando o indicando.
- Si esta es una percepción correcta, el corolario es que las instituciones del área ético-cultural — iglesias, medios de comunicación y, en especial, las familias mismas— están llamadas a jugar un papel fundamental. Por cierto, también al sector privado le caben responsabilidades en estas materias. El Estado es sólo uno de los jugadores en este partido.
- En suma, en el combate contra la pobreza hay que abrir espacios crecientes para la contribución e iniciativa personal. Las instituciones de la sociedad civil tienen que asumir el desafío de la formación de una cultura económica como un asunto propio e indelegable.
