N° 444, octubre 2016
Puntos de Referencia
Ciencias Sociales
Política
Sistema electoral

Las elecciones en frío. El día después

Loreto Cox A., Ricardo González T..

Más información acerca de los criterios y cálculos disponible aquí > >

Un análisis de las elecciones municipales en frío

Como hemos visto en los últimos días, los análisis postelecciones son apasionados y tienden a confirmar las teorías políticas propias, al punto de que a veces cuesta distinguir su nivel de objetividad. Con ello en mente, decidimos definir cómo evaluaríamos esta elección antes de conocer sus resultados, de modo de evaluarla «en frío». Para ello, tomamos las preguntas que, a nuestro juicio, serían las más relevantes después de la elección, y para cada una de ellas planteamos criterios claros para responderlas en base a indicadores específicos, todo lo cual fue publicado hace dos semanas (Lea Elecciones municipales en frío. Criterios para dimensionar la participación y los resultados electorales municipales). De esta forma, el análisis que sigue solo responde a lo definido ex ante , sin dejar espacio a la arbitrariedad y a las pasiones. A continuación, presentamos los principales resultados. 

La participación electoral fue a todas luces baja. Calculada sobre la población en edad de votar -para soslayar algunos de los problemas asociados al padrón electoral-, fue de 37%, 10 puntos porcentuales menos que en 2012 y la más baja desde 1963. Siguiendo el criterio que establecimos en frío, no encontramos evidencia de un sesgo de clase en participación electoral.

La elección mostró un aumento sustancial de la votación de alcaldes independientes fuera de pacto. También se observó una caída en el peso de las dos coaliciones tradicionales -Nueva Mayoría y Chile Vamos- en la votación de alcaldes, aunque no en la fracción de alcaldes electos. No obstante, en concejales, el peso de las coaliciones tradicionales aumenta, aunque se mantiene dentro de los rangos habituales observados anteriormente. Así, el desencanto con el llamado «duopolio» se manifestaría en la votación de alcaldes, pero no en la de concejales.

En cuanto a tendencias en el eje izquierda-derecha, los resultados, medidos a través de la elección de concejales, que es la más idónea para revelar preferencias políticas, muestran un giro hacia la derecha. Este giro fue importante en el caso del número de votos, superando al mayor cambio observado entre 2004 y 2012. En tanto, el giro a la derecha no resultó importante, según nuestro criterio, en términos de concejales electos.

En cuanto a la relevancia del centro político, en la Nueva Mayoría no hubo mayores cambios, puesto que la votación de la DC respecto del total de la coalición, en concejales, siguió la trayectoria descendente que ya traía desde 2004. En Chile Vamos, por su parte, sí se observa un giro hacia el centro, más allá de la tendencia, debido a una caída relativa de la votación de la UDI, fuera de los márgenes observados previamente.

Como es sabido, la Nueva Mayoría, sucesora de la Concertación, se constituyó, al menos discursivamente, como un pacto de naturaleza distinta a la de la coalición que reemplazaba. Esto implicó, entre otras cosas, la incorporación del Partido Comunista. Así, nos preguntamos si este cambio se reflejó en un mayor rendimiento electoral. En las elecciones del pasado domingo, en términos de la fracción de alcaldes electos, la Nueva Mayoría estuvo por debajo del peor rendimiento histórico de la Concertación bajo el actual formato de elecciones municipales. Sin embargo, no se observan diferencias importantes respecto de la Concertación en términos de cantidad de votos de alcaldes, como tampoco en la elección de concejales.

Por último, un 73% de los alcaldes que buscaba la reelección la consiguió. Esto constituye un máximo histórico desde el retorno a la democracia, que rompe la tendencia a la baja que se registraba desde 2004. Esto significa que nunca fue tan difícil desafiar al alcalde en ejercicio, lo que es signo de una caída en la competitividad de estas elecciones.

En suma, nuestro análisis habla de una elección poco participativa, con menor peso de las coaliciones tradicionales en alcaldes -aunque no así en concejales-, con un giro hacia la derecha y, en especial, hacia la centroderecha. La Nueva Mayoría resultó ser electoralmente inferior al peor momento de la Concertación en términos de alcaldes electos. Además, los alcaldes que buscaban la reelección fueron más exitosos que nunca. Y todo esto lo decimos en base a un análisis en frío.