- El 84 por ciento de la población cree que «es conveniente que la mujer casada trabaje». Mayoritariamente se estima que ello «afecta positivamente la vida familiar», que «son más interesantes como personas» las que lo hacen; que si no lo hacen «se aburren en la casa y se impacientan con los niños» y que «en estos días es difícil mantener una familia» con un solo ingreso. Esta valoración positiva cohabita con creencias generalizadas de que «la mujer que se queda en casa es mejor madre», «que sus hijos tienen mejor rendimiento escolar» y que si «trabaja es más probable que la pareja se separe». Este escenario indica la existencia de tensiones en la sociedad respecto al rol femenino.
- Los más pobres, aquellos que habitan zonas rurales y los menos educados tienen una visión más «tradicional» en relación al lugar que la mujer debe ocupar en la sociedad. A mayor educación e ingresos, las opiniones resaltan más los beneficios que los costos de que ella se incorpore al campo laboral. Al parecer, se estaría frente a una superposición de culturas.
- Pensando en su círculo de amigos y conocidos, los encuestados señalaron que las mujeres que no trabajan lo hacen principalmente por una decisión que involucra motivos pertenecientes a la esfera de su intimidad personal («al marido no le gusta» o «prefieren la vida doméstica y estar más con los niños»). Las razones de las que sí trabajan, un 30 por ciento de la muestra, serían, de acuerdo a la opinión del total de los encuestados, «aumentar el ingreso familiar» y «porque sienten que les hace bien, por realización personal».
- Lo que facilitaría la inserción de la mujer en el mundo laboral es mayor disponibilidad de salas-cunas y jardines infantiles y más facilidades para trabajar en ¡ornada flexible o parcial, conjuntamente con un mayor apoyo del hombre en la casa. La variable «legislación que impida la discriminación contra la mujer al ser con tratada» aparece en la penúltima posición de una lista dada de cinco factores.
- Piloto de avión comercial y Presidente de la República son los únicos casos, de una serie de diez trabajos, en que el total de la muestra se inclinó abrumadoramente por pensar que los desempeñarían mejor los hombres. Es importante notar que al respecto la opinión de hombres y mujeres no difiere.