Noviembre de 2005.
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Nota aclaratoria sobre encuestas, predicciones y resultados electorales

Carolina Segovia A..

El Mercurio, sábado 26 de noviembre 2005.

Señor Director:

Como instrumentos de medición, las encuestas entregan valiosa información sobre las opiniones y preferencias del público en un momento dado. Puesto que esas opiniones y preferencias pueden cambiar rápidamente, las encuestas no permiten predecir resultados electorales. La información que las encuestas entregan sólo puede mostrarnos lo que habría ocurrido si la elección se hubiese realizado en el preciso momento en que se aplicó la encuesta. Por esto, cualquier estimación de resultados electorales a partir de una encuesta, o cualquier comparación entre sus resultados y los resultados de una elección (como su diario lo publicó en C3 el domingo 20 de noviembre), supone interpretar la encuesta: la evidencia que ésta entrega no admite una extrapolación directa a los resultados de la votación. Esto, por varias razones.

Primero, toda encuesta es una fotografía del momento en que se tomó. Hechos posteriores pueden alterar las preferencias: la propaganda, los debates, las opiniones de los candidatos, entre otros factores, pueden cambiar la intención de voto. Segundo, la comparación entre los resultados de una encuesta y los electorales supone que el elector votó como contestó la encuesta. Un porcentaje de la población puede no hacerlo así: parte del electorado decide su voto el día de la elección. Tercero, en las encuestas hay un grupo de indecisos (alrededor de un 9%). Pero el día de la elección éstos o no votan, votan por alguien, votan nulo o en blanco. Para extrapolar los datos de una encuesta a votaciones, hay que interpretar el comportamiento de los indecisos. Aquí surgen múltiples hipótesis que permiten configurar distintos escenarios. Cuarto, de acuerdo con la legislación, los resultados electorales que determinan el ganador de la contienda presidencial o la necesidad de segunda vuelta consideran sólo los votos «válidamente emitidos», es decir, excluyen los votos blancos y nulos (alrededor de un 5%). Estos, sin embargo, suelen ser incluidos en los resultados de las encuestas.

En suma, los datos de una encuesta no pueden leerse como si fuesen los resultados de una elección.

Carolina Segovia A.
Coordinadora
Programa de Opinión Pública
Centro de Estudios Públicos