Los resultados de este análisis sugieren que los 6 puntos que contempla la reforma de pensiones presentada por el Ejecutivo podrían perfectamente distribuirse de forma distinta, dando paso a que una fracción vaya a capitalización individual. Ello permite aumentar las tasas de reemplazo de toda la población, pero en particular de los grupos medios, en el mediano y largo plazo, y a la vez darle sostenibilidad en el tiempo al sistema de pensiones. Análisis realizado por Rodrigo Vergara y Gabriel Ugarte.
- Existe consenso en que el principal problema del sistema previsional chileno es que no entrega pensiones adecuadas para un importante segmento de la población.
- El principal indicador que se utiliza para evaluar la eficiencia de un sistema previsional son las tasas de reemplazo, que mide en qué porcentaje las pensiones reemplazan los ingresos laborales. Los estudios para Chile muestran que las tasas de reemplazo estarían por debajo del nivel de otros países.
- El sistema de pensiones chileno ha experimentado importantes cambios a lo largo del tiempo, siendo el último de ellos la creación de la Pensión Garantizada Universal (PGU).
- Esta política cambia el mapa de las tasas de reemplazo de los pensionados en Chile. En este contexto se hace relevante contar con un diagnóstico adecuado de la situación actual de las pensiones del país para una correcta discusión de la reforma propuesta por el Gobierno.
- El proyecto presentado por el ejecutivo propone la creación de un Seguro Social financiado con una cotización adicional del 6% que se registrará en cuentas personales (nocionales), introduciendo un factor de solidaridad, pero que no son de propiedad del trabajador. Los fondos del Seguro Social financiarán tanto los derechos de pensión según los registros de cada trabajar junto con beneficios inter e intrageneracionales.
- En base a los resultados de este análisis es posible concluir que la PGU, tal como se plantea en la reforma de pensiones, tiene un efecto significativo en las tasas de reemplazo, aunque diferenciado según el nivel de ingresos. Para el tramo de ingresos más bajo, con salario imponible menor a $430 mil (UF 12,4), la tasa de reemplazo mediana es de un 124%, al considerar la mediana de los últimos doce meses. Para los dos tramos de ingresos siguientes la PGU también aumenta de forma significativa las pensiones, con tasas de reemplazo superiores al 60%.
- Sin embargo, todavía existe un porcentaje de la población que se encuentra con tasas relativamente bajas. Tal es el caso de los últimos dos tramos de ingresos, que tienen tasas inferiores al promedio de la tasa de reemplazo bruta en los países de la OCDE, particularmente para las mujeres. Los trabajadores con salarios mayores a UF 37,1, tendrían una tasa de reemplazo mediana de 42%, que llega a 37% en el caso de las mujeres.
- En este escenario, es razonable que el foco de la política pública se traslade a los grupos de ingreso medios y medio-altos, donde la pensión autofinanciada más la PGU no son suficientes para alcanzar los estándares internacionales.
- Esto contrasta con la reforma de pensiones propuesta por el ejecutivo que plantea una redistribución de cotizaciones desde los trabajadores de mayores ingresos a los que ganan menos, y que deja en una situación similar a los que están en el medio.
- Los resultados de este análisis sugieren que los 6 puntos que contempla la reforma de pensiones presentada por el ejecutivo podrían perfectamente distribuirse de forma distinta, dando paso a que una fracción vaya a capitalización individual. Ello permite aumentar las tasas de reemplazo de toda la población, pero en particular de los grupos medios, en el mediano y largo plazo, y a la vez darle sostenibilidad en el tiempo al sistema de pensiones. En otras palabras, nuestros resultados muestran que, con la PGU, el componente de ahorro colectivo no requiere la intensidad que se le asigna en la reforma propuesta.