N° 353, noviembre 2012. Edición online
Puntos de Referencia
Ciencias Sociales
Economía
Pobreza y desigualdad
Políticas públicas
Trabajo

Pobreza y Desigualdad ¿Dónde estamos? ¿Hacia dónde vamos?

Juan A. Echenique, Sergio Urzúa.

De acuerdo a las estadísticas oficiales, el nivel de pobreza en el 2011 fue levemente superior a lo observado en el 2006 (14,4% versus 13,7%) y levemente inferior al del 2009 (14,4% versus 15,1%). En el caso de indigencia, el resultado del 2011 es levemente inferior al obtenido en el 2006 (2,79% versus 3,21%), pero claramente inferior al nivel del 2009 (2,79% versus 3,74%, la única diferencia estadísticamente significativa). Con todo, no es posible concluir que los niveles de pobreza e indigencia mejoraron significativamente entre 2006 y 2011. Lo mismo se concluye al analizar la distribución de ingresos.

La discusión pública entorno a la Casen 2011 se centró principalmente en el impacto de una nueva pregunta, la hoy famosa y11. Ésta registró los ingresos laborales de familiares no remunerados, y de aquellos catalogados como desocupados e inactivos. Nuestro análisis demuestra que la inclusión de la variable y11 significó una importante caída en la tasa de indigencia, desde un 3,2% a un 2,8%. Del mismo modo, la inclusión de la variable significó una reducción de la pobreza desde un 15% a un 14,4%. Nuestros resultados son robustos a distintos ajustes.

La polémica en torno a la y11 también permitió revisar los elementos técnicos que motivaron su inclusión y posterior tratamiento. Al respecto cabe confirmar que la inclusión de la variable y11 no se basó en el pre-test (convencional) realizado por el Centro de Microdatos. Segundo, la evidencia no permite sustentar la tesis que los ingresos de la y11 provienen de registros anteriormente contenidos en la encuesta. Ésta entonces captura nuevos ingresos, lo que afecta la comparabilidad de las cifras. Tercero, la variable y11 fue agregada directamente a los ingresos de los hogares, ya ajustados por cuentas nacionales. Esto induce un error, pues la nueva variable corrige los problemas de sub-declaración que precisamente motivan dicho ajuste. Lo correcto hubiese sido realizar el ajuste de cuentas nacionales incorporando la y11. Si bien es difícil anticipar exactamente el efecto del ajuste correcto, su lógica sugiere que la tasa de pobreza sería mayor a 14.4%. Lo mismo para la tasa de indigencia.

Pero nuestro análisis va mas allá del análisis de la y11, también identifica desafíos. Documentamos cómo entre el 2006 y 2011 empeoró la focalización del gasto público. Mientras en el 2006 el 30% más rico recibía el 10% de las transferencias del Estado, en el 2011 este porcentaje alcanza 16%. También mostramos que la promesa de disminuir la pobreza y eliminar la indigencia requerirá políticas sociales con un grado de focalización extremo. El crecimiento económico, a través de más empleo y mejores salarios, simplemente no será suficiente para terminar con la extrema pobreza.

Resaltamos la importancia de brindar mayor atención a los efectos de las políticas públicas sobre los incentivos a participar del mercado laboral. Los efectos inesperados del aumento en la cobertura de educación superior entre los jóvenes más pobres y la reforma previsional son los mejores ejemplos de esta lógica. Ambos fenómenos parecen estar asociados al significativo aumento en el número de inactivos en los hogares pobres.

Para revertir la inercia de las cifras, el crecimiento económico –que implique más empleos y mejores salarios– deberá ser acompañado de una mejor focalización de las transferencias del Estado y una mayor preocupación en el diseño de las políticas sociales, particularmente lo que guarda relación con los desincentivos al empleo propios de las políticas asistencialistas.