Chile se apresta a cumplir 200 años de vida independiente. Los partidos políticos chilenos, por su parte, ya han cumplido 150 años.
En efecto, y de acuerdo a la historiografía más autorizada, fue a mediados de 1856 que aparecen en acción, por vez primera, colectividades políticas dotadas de liderazgos públicos, incipiente organización territorial y un ideario programático claramente diferenciado. Fue, como se sabe, la historiada «cuestión del Sacristán» la que vino a trizar la armonía dentro de la aristocracia pelucona que habían venido apoyando a los Presidentes del régimen portaliano. Del incidente emergerían dos grupos muy distintos: los conservadores católicos y los montt-varistas. Algunos meses después, los opositores de talante progresista, herederos del pipiolaje, se organizarían como partido liberal. Pocos años después, los liberales más doctrinarios, casi todos de Atacama y Coquimbo, organizarían las primeras asambleas del Partido Radical. Así, en cuestión de pocos años, los viejos bandos de amigos y clientes serían reemplazados por partidos de miembros y adherentes.