Dice que el 6% de aprobación a Piñera “está muy relacionada con el manejo que ha hecho el gobierno de la crisis”.
¿Qué conclusión saca de los resultados?
Los resultados, en general, vislumbran un escenario muy negativo. La aprobación presidencial alcanza un 6%, la evaluación a los políticos es negativa, sin importar su posición; también hay una situación económica que se vislumbra negativa y hay mucha desconfianza de las instituciones. Ahora, también hay signos positivos, como los asociados a la percepción de apoyo a la democracia.
¿Esta negatividad es un cambio en la tendencia?
Claro que sí. Hoy, las percepciones son mucho más negativas que lo que eran en el pasado y esto supone un cierto quiebre en la tendencia. Ahora, si este efecto va a ser permanente o no, eso es otra pregunta, va a depender de la salida institucional y del desarrollo de la nueva Constitución y el proceso constituyente.
¿Estos datos logran reflejar un Chile distinto?
Es temprano para saber si hubo un cambio permanente. Lo que sí, claramente se evidencia que hay una percepción muy negativa del estado actual de las cosas.
¿Se puede prever que la tendencia seguirá?
Tenemos una medición solamente y no sabemos cómo esto va a evolucionar hacia adelante. Si bien es cierto hay un rechazo transversal de la población a los políticos, también es cierto que hoy día prima una emoción que es el enojo. La encuesta revela que 50% de la población adulta está enojada en el momento actual.
¿Qué implica un Presidente con un 6% de aprobación?
Es una situación delicada, pero, en general, esta evaluación está muy relacionada con el manejo que ha hecho el gobierno de la crisis.
¿Cuál fue el dato que más los sorprendió en el CEP?
La caída de todas las evaluaciones positivas de todos los políticos que evaluamos. Eso yo no lo había visto nunca en ninguna encuesta del CEP, y eso es particularmente notable, porque esto al final es un signo de que la ciudadanía rechaza a toda la clase política
¿Qué otros análisis se pueden establecer, de acuerdo a la base de datos?
Respecto de la nueva Constitución, el respaldo en la centroizquierda es muy alto, entre el 90% y el 10%, y en la centroderecha también el “apruebo” es superior, no obstante, la diferencia es mucho más estrecha.