A primera vista, la encuesta del CEP no es buena para el Presidente Piñera. La potente aura de popularidad que él irradió tras el rescate de los mineros parece haberse esfumado. Y no es que la gente se haya olvidado de ese episodio: en la misma encuesta, el 80 por ciento responde que el Gobierno lo hizo “muy bien” o “bien” en el rescate, siendo que los porcentajes equivalentes en educación o reconstrucción son, respectivamente, de sólo 32 y 26 por ciento, y en pobreza, de un irrisorio 12 por ciento. Por otro lado, Laurence Golborne sale con una evaluación positiva de nada menos que el 81 por ciento, comparable sólo al 85 por ciento de Michelle Bachelet; y un inmenso 30 por ciento lo menciona espontáneamente como la persona más importante de la Coalición por el Cambio, fuera del Presidente. O sea, el tema del rescate no podría estar más vigente. Como parece demasiado injusto que sólo Golborne se lleve la gloria, cuando fue el Presidente el que se jugó por los mineros, todo indica que algo grave pasó después, algo muy negativo para el Presidente. Si bien la encuesta del CEP no hace la pregunta, lo más probable es que ese algo se llame Bielsa. El episodio de la ANFP fue claramente muy dañino para Piñera.
Con todo, vista con perspectiva, la encuesta tiene muchos elementos que son alentadores para el Presidente. Desde ya, su nivel de aprobación, del 44 por ciento, es bastante aceptable comparado con el de sus antecesores. Es muy parecido al de Lagos y mejor que el de Bachelet en sus primeros dos años. La tasa de aprobación de Bachelet se disparó sólo en sus últimos 18 meses. Antes de eso, hubo un período equivalente en que más bien una mayoría de los encuestados la desaprobaba.
Hay otros factores en la encuesta que deberían alentar al Presidente. Hay en Chile un ambiente de creciente optimismo. Un altísimo 56 por ciento cree que el 2011 va a ser “muy bueno” o “bueno” para el país, y un notable 62 por ciento cree lo mismo para sí mismo y su familia. Solo un ínfimo seis por ciento cree que viene un año malo. La gente anda con muchísimo menos temor de ser asaltada o robada sea en la calle o en su casa. La Coalición por el Cambio está con una tasa de aprobación del 41 por ciento, frente al 24 por ciento de la Concertación. Entre los 10 personajes políticos mejor evaluados, cinco son del Gobierno, mientras que entre los 10 peor evaluados, ocho son de oposición.
Pero es en algunas de las preguntas más profundas de la encuesta que se ve al Gobierno con más potencial. Ante la pregunta de por qué alguna gente es pobre, las causales que ganan de lejos, y con bastante más margen que en la medición de 2008, son la “falta de educación”, y la “flojera y falta de iniciativa”. En cuanto a lo que se necesita para “llevar una vida acomodada”, las respuestas son comparables: ganan “el nivel educacional alcanzado”, la “iniciativa personal” y “el trabajo responsable”. Estas respuestas demuestran que estamos en un país que va superando cada vez más la lucha de clases y la cultura de víctima. Un país de ciudadanos que se sienten responsables por sus vidas. Un país en que la gente piensa cada vez más por sí misma, sin acatar las categorías a las que pretenden reducirla las élites. Frente a los ejes Coalición por el Cambio-Concertación, o derecha-izquierda, una inmensa mayoría simplemente rehúsa identificarse.
Este país de individuos que analizan el mundo cada uno a su manera, promete ser terreno fértil para las siete reformas con que se ha jugado el Presidente en estos últimos días. Si las logra realizar, aun a riesgo de impopularidades pasajeras, como lo ha prometido hacer, la popularidad, que nunca acompaña a quien la busca con ansiedad, le llegará sola.