La Segunda, 28 de septiembre de 2016
Opinión

“Las marchas son parte del funcionamiento de nuestro sistema democrático”

Isabel Aninat S..

Hay que entender que las marchas no son necesariamente una manifestación de que haya una crisis en el país.

No más AFP, movimiento estudiantil, despenalización de la marihuana o aborto. Para Isabel Aninat, investigadora del Centro de Estudios Públicos (CEP), la ola de marchas y protestas producidas en el último tiempo en nuestro país, no son «una manifestación de que el modelo está en crisis, sino que muy al contrario, son parte del funcionamiento de nuestro sistema democrático», dice.

Aninat, abogada de la Universidad Católica, trabajó como asesora del ex Presidente Sebastián Piñera en diversos temas como experta en institucionalidad política, minorías y pueblos indígenas, entre otras. Hoy dedica la mayor parte de su tiempo a las investigaciones en el CEP.

De acuerdo a la última CEP hay un 60% que está de acuerdo con que se organicen marchas, protestas y manifestaciones.

— Algunos analistas y políticos como el ex Presidente Ricardo Lagos, han dicho que Chile vive su peor crisis política e institucional ¿Es así?

—Hemos estado estudiando el tema desde fines del año pasado. Nosotros miramos los datos de la Encuesta CEP desde el 90 en adelante para ver si en verdad existía esta crisis institucional que se dice, pero no es tan así. Hoy, la democracia como sistema político concita una gran adhesión, mucho más que en el año 1990. Ante la pregunta ¿Ud. prefiere una democracia, un gobierno autoritario o de técnicos expertos? El 90% prefiere tener un sistema democrático. Ahora, eso es distinto a la pregunta ¿Está usted satisfecho de cómo está funcionando la democracia hoy? Ahí la cifra disminuye.

— ¿Por qué es positivo para la democracia que se produzcan marchas?

— Hay que entender que las marchas no son necesariamente una manifestación de que haya una crisis en el país. Eso pasa en gobiernos autoritarios, como lo que pasó en la época de los 80 en Chile, pero en democracia, las marchas son una manera de que la gente exprese sus ideas. En democracias consolidadas como Francia o Inglaterra, hay más manifestaciones en relación a un mayor afianzamiento de las libertades. En Estados Unidos vemos hoy las marchas del tema de la violencia policial y el tema racial, pero nadie se pasa por la cabeza que ellos no tengan una democracia consolidada. Tienen problemas, es evidente, y las marchas son una manera de dar cuenta de esos problemas.

«La discusión se concentra en cuantos semáforos se rompen»

— ¿La gente apoya las marchas?

— De acuerdo a la última CEP hay un 60% que está de acuerdo con que se organicen marchas, protestas y manifestaciones. Lo que, es muy distinto es el tema asociado a la violencia, ya sea, encapuchado o tomas de colegio. Aquí se produce el rechazo. Lo que hemos visto en muchas marchas desde el 2011, es que pasa la marcha pacífica y después los encapuchados causan los daños, y eso no se ha resuelto. Hay otro gráfico de la pregunta ¿Ud está de acuerdo con que el Gobierno debiera tomar medias para sancionar a los encapuchados? Hay un 64% que está de acuerdo.

— ¿Qué responsabilidad tienen quienes organizan las marchas, de los actos violentos?

— No sé cual es su responsabilidad, pero a ellos no les conviene la violencia. Juega en contra de su causa y el tema se pierde, porque termina siendo un conteo de heridos, de detenidos, de daños. La discusión se concentra en cuantos semáforos se rompen, si hubo saqueos o si entraron a alguna iglesia. También hay responsabilidad de los partidos políticos, quienes en una democracia representativa, son los que debiesen canalizar las inquietudes de la gente, y no lo han hecho. La clase política debe hacerse cargo de los temas que se plantean.