La Tercera, 10 de junio de 2015
Opinión

Nuevas exigencias a los alumnos de pedagogía

Sylvia Eyzaguirre T..

El proyecto de ley enviado por el Gobierno avanza de forma significativa en dignificar y fortalecer la carrera docente. En él no sólo se abordan asuntos relativos a las condiciones laborales de los docentes, sino que también se hace cargo de la formación inicial, elevando las exigencias tanto a los estudiantes que ingresen a estudiar pedagogía como a las instituciones de educación superior que formen profesores.

Actualmente los programas de pedagogía obtienen uno de los promedios en la Prueba de Selección Universitaria (PSU) más bajos de las carreras profesionales. En el 2011, por ejemplo, un 48% de los egresados de pedagogía no rindió la PSU y un 25% obtuvo un promedio en la PSU inferior a 500 puntos; sólo un 5% de los egresados obtuvo un puntaje PSU por sobre los 600 puntos.

Distribución de puntajes PSU para estudiantes de pedagogía versus otras carreras (2007-2010)

Fuente: Alvarado, Duarte y Neilson (2011)

Las casas de estudio, por su parte, no han logrado en general revertir las falencias que traen estos estudiantes, egresando los jóvenes maestros sin los conocimientos ni habilidades necesarias. Los resultados de la Evaluación Inicia, así como los de otras pruebas internacionales, reflejan esta realidad. En 2011, el 69% de los egresados de educación básica que rindieron la prueba obtuvo un resultado insuficiente en la prueba de conocimientos disciplinarios y un 59% no alcanzó un nivel adecuado en la prueba de habilidades de comunicación escrita.

Si queremos mejorar la calidad de nuestra educación, debemos cambiar esta realidad. Para ello se requiere cambiar las condiciones laborales de los maestros, de manera que resulten atractivas para jóvenes talentosos y con vocación, pero también se deben elevar las exigencias a la formación inicial.

Precisamente en esta dirección apunta el proyecto de ley. Este establece nuevas exigencias para quienes deseen ingresar a estudiar pedagogía, a saber, haber rendido la PSU y ubicarse en el percentil 70 o superior (esto es equivalente a obtener al menos 550 puntos), o estar dentro del 30% superior del ranking de su colegio o haber realizado un programa de preparación de estudiantes de enseñanza media del Ministerio de Educación para continuar estudios de pedagogía. La exigencia de un puntaje mínimo de 550 puntos en la PSU es consistente con la incipiente evidencia que contamos. Existe una correlación positiva entre puntajes PSU y desempeño docente hasta los 550 puntos, es decir, bajos los 550 puntos se observa que a menor puntaje en la PSU mayor es la probabilidad de obtener un resultado bajo en el portafolio, pero a partir de los 550 puntos la PSU deja de ser predictiva respecto del desempeño de un profesor (ver gráfico a continuación). A su vez, también se observa una correlación entre los puntajes PSU de los profesores de un establecimiento escolar con los puntajes Simce de los estudiantes controlando por variables socioeconómicas.

Relación entre puntaje en la Prueba de Aptitud Académica (PAA) y la evaluación del portafolio

Fuente: Alvarado, Duarte y Neilson (2011)

En relación con el ranking de notas de enseñanza media, aún no hay evidencia suficiente que permita sostener que es un buen predictor para el desempeño futuro de un docente, lo mismo sucede con el programa PACE del Ministerio de Educación. Sin embargo, como hoy la Prueba de Selección Universitaria tiene un sesgo socioeconómico mayor al aceptado en estándares internacionales de pruebas de este tipo y dado que la evidencia respecto de su predictibilidad es todavía incipiente, resulta importante abrir otras puertas de acceso a los programas de pedagogía que de alguna manera acrediten mérito. En el futuro será crucial hacer los estudios necesarios para revisar si estos criterios están cumpliendo con los objetivos que se persiguen.

Por último, el proyecto también eleva las exigencias a las casas de estudio. En primer lugar, y en concordancia con el dictamen de la Contraloría de la República, sólo las universidades podrán entregar el título profesional de profesor y no los Institutos Profesionales. En segundo lugar, se exigirá que sólo las instituciones acreditadas cuyos programas de pedagogía también lo estén podrán entregar título de profesor. En tercer lugar, las universidades estarán obligadas a aplicar una evaluación diagnóstica de la formación inicial que determine el Ministerio de Educación (similar a la prueba Inicia) a todos sus estudiantes. Es verdad que las exigencias a las casas de estudio dependerán en gran medida del sistema de acreditación, que debe ser fortalecido con urgencia, pero cada una de estas medidas apunta a fortalecer la formación inicial para que en el futuro podamos contar con profesores que tengan la vocación, las capacidades y la formación que esta profesión requiere.