Sin duda la masiva recuperación del empleo es una buena noticia, pero aún faltan casi 300 mil empleos por recuperar y a esta deuda se suma, las estimaciones del nivel de empleo que podríamos haber alcanzado estos dos años si no hubiese existido el Covid.
Producto de la pandemia, entre marzo y julio de 2020, se perdieron más de 2 millones de puestos de trabajo. El mayor efecto lo sufrieron las mujeres, al retroceder una década en avances de participación laboral femenina. Los últimos datos del INE evidencian que gran parte de los empleos perdidos se han recuperado, pero quedan aún 295 mil empleos pendientes para volver a niveles pre pandémicos.
- Hoy, con niveles de empleo cercanos a la situación de febrero 2020, vemos que la distribución del empleo por sectores no ha experimentado grandes cambios, salvo por las “actividades de alojamiento y de servicio de comidas” y las “actividades de los hogares como empleadores”. A estos sectores que registran en conjunto 153 mil menos ocupados, se suma la “agricultura, ganadería, silvicultura y pesca” que cayó en un 1,4% en relación a niveles pre crisis (143 mil menos empleos), los cuales podrían repuntar si los puestos de trabajo que faltan por recuperar se concentran en esas áreas.
¿Y como quedan las mujeres por sector?
- La caída más importante corresponde a una disminución de 66 mil ocupadas en las “actividades de los hogares como empleadores”, que en su mayoría corresponden a trabajadoras de casa particular, seguido de una baja de 42 mil trabajadoras en las “actividades de alojamiento y servicio de comidas”, mientras que las “actividades de atención a la salud humana y asistencia social” cuentan con 50 mil ocupadas más que en febrero 2020. Las mujeres continúan en su mayoría empleadas en el sector de comercio (con un total de 800 trabajadoras) y aún persiste el desafío de una mayor participación de mujeres en sectores como la construcción o minería, los cuales son menos volátiles ante las crisis económicas y que también suelen tener salarios más altos.
Sin duda la masiva recuperación del empleo es una buena noticia, pero aún faltan casi 300 mil empleos por recuperar y a esta deuda se suma, las estimaciones del nivel de empleo que podríamos haber alcanzado estos dos años si no hubiese existido el Covid. Dado el complejo escenario macroeconómico, resulta positivo el reciente anuncio de extensión de medidas como el IFE Laboral que subsidia la contratación (con mayores beneficios para la contratación de mujeres) y el Subsidio Protege (que entrega $200 mil mensuales a trabajadoras sin derecho a sala cuna). Sin embargo, es hora de pensar en medidas permanentes para los desafíos estructurales que enfrentamos: persiste la brecha de 22 puntos porcentuales entre mujeres y hombres en participación laboral, continúa la desigual distribución de mujeres por sectores productivos y el trabajo domestico y de cuidados, sigue recayendo principalmente en ellas, lo que se transforma en la principal barrera para el trabajo formal de las mujeres). Todos estos factores contribuyen a que ante crisis económicas el impacto negativo en el empleo sea mayor para mujeres que hombres.
En las próximas semanas debiese reactivarse la agenda legislativa para enfrentar los desafíos del mercado laboral. Entre estos se cuentan la tan ansiada reforma del Código del Trabajo para garantizar acceso universal a sala cuna, y la legislación para la ampliación y diversificación de la oferta de servicios de cuidados. Pero también, urgen medidas para hacer frente a las necesidades en materia de reconversión y prospección laboral. En otras palabras, cómo hacemos frente a los desajustes de competencias laborales entre oferta y demanda, especialmente ante transformaciones importantes del mercado laboral como la mayor automatización, las nuevas competencias digitales necesarias y la irrupción del teletrabajo que llegó para quedarse.