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Salario mínimo y apoyo a MiPymes: ¿y el enfoque de género?

María José Abud S..

Salario mínimo y apoyo a MiPymes: ¿y el enfoque de género?

La promesa de gobierno feminista trae consigo responsabilidades. Probablemente, el paquete recién promulgado necesite de refuerzos y la esperanza está en que el enfoque de género esté presente en cada una de las futuras políticas públicas.

Histórica ha sido la tramitación del incremento del salario mínimo. No solo por el monto, el más alto en 29 años que llegará a agosto a $400 mil pesos, sino también por los acuerdos alcanzados. Entre ellos, el subsidio de $26 mil pesos a partir de ese mismo mes para empleadores de MiPymes y un subsidio para compensar el alza de la canasta básica de $7 mil pesos por carga familiar. El acuerdo alcanzado con la CUT, el Congreso y el sector privado es un gran logro en tiempos que escasean el diálogo y los puntos de encuentros.

Pero ante el acuerdo alcanzado hay alertas, y una de ellas es la falta de análisis diferenciado del empleo de mujeres y hombres. Análisis necesario no solo porque el empleo femenino es más vulnerable que el masculino ante crisis económicas, sino también porque las mujeres tienen la responsabilidad de empujar solas a más de 1 millón 200 mil hogares del país y el 73% de esos hogares son del 60% más vulnerable (CASEN, 2020). Por ende, sus ingresos no hay que tomárselos a la ligera. Y al menos una alarma se debe levantar:

  • Hay cerca de 100 mil trabajadoras de casa particular formales y la mitad tiene un salario igual o menor a $320 mil pesos. Sector que destaca por una alta informalidad de un 39% versus el 26% que promedian las mujeres (INE, Encuesta Suplementaría de Ingresos). Si bien estas trabajadoras accederán al subsidio de la canasta básica protegida, sus empleadores no recibirán los $26 mil pesos para afrontar el alza del salario mínimo.
  • En el debate se planteó que no se incluirían por ser una ayuda al empleador y no directamente a este grupo de mujeres. Totalmente de acuerdo, se podría haber realizado un alza menor del salario mínimo (que los empleadores pudieran afrontar sin subsidio) y aumentar vía ajustes al Ingreso Mínimo Garantizado (IMG) el ingreso de los trabajadores. Sin embargo, no se eligió ese camino, y en el actual escenario es discriminador dejar a este grupo de trabajadoras sin este subsidio para proteger sus empleos. Es un fuerte supuesto asumir que todos estos empleadores serán capaces de hacer frente al alza histórica del salario mínimo.
  • A esto se le suma que el IMG (subsidio directo a trabajadores como las de casa particular) no se ajustó al alza con el aumento del salario mínimo, por lo que disminuirá el monto entregado mensualmente a más de 500 mil trabajadores en su mayoría mujeres (para abril fue en promedio de $31 mil pesos). No obstante lo anterior, un punto positivo es que se flexibilizó el requisito de horas trabajadas para el acceso.

En la promulgación de esta ley, el Presidente Boric señaló que “el acuerdo al que se ha llegado con las Pymes es particularmente importante porque nos recuerda, de que acá nadie se puede quedar atrás”. Sin embargo, hay al menos un grupo de mujeres y sus familias que tienen el riesgo de retroceder. La buena noticia es que aún se puede enmendar este rumbo. Por ejemplo, con un rediseño del IMG, que suba el actual umbral y el monto aumente según las cargas familiares o en caso de mujeres jefas de hogar.

La promesa de gobierno feminista trae consigo responsabilidades. Probablemente, el paquete recién promulgado necesite de refuerzos y la esperanza está en que el enfoque de género esté presente en cada una de las futuras políticas públicas.