Diciembre de 2005.
Eventos

Seminario “Alta Dirección Pública y el Relevo Presidencial”: Presentación

Eliodoro Matte L..

Señores miembros del Consejo de la Alta Dirección Pública, Señores Gerentes de Recursos Humanos de empresas líderes del sector privado, amigos.

Les agradezco su presencia aquí esta mañana. Es un honor para el CEP recibirlos en su nueva casa.

Como ustedes saben, en el Centro de Estudios Públicos hemos desarrollado investigaciones y propuestas sobre Reforma del Estado desde 1997. En ese año formamos una Comisión integrada por 25 personalidades de diversas tendencias, que después de encargar investigaciones comparativas a nivel internacional, llegó a un consenso y propuso crear un régimen laboral especial para los altos directivos de los 99 servicios públicos cuya labor predominante es la ejecución de políticas públicas o la provisión directa de servicios a la comunidad.

Estudios académicos han encontrado que el crecimiento económico depende, en parte, del grado en que los altos directivos públicos son reclutados y promovidos por mérito, y del grado en que sus remuneraciones son atractivas y predecibles. Estos atributos pueden ser medidos con encuestas. En una encuesta a 35 países, Chile recibió sólo 5 puntos en una escala de 1 a 15 puntos. En cambio, España y la India recibieron 10 puntos, Hong-Kong recibió 11 puntos y Corea del Sur recibió 13 puntos. Según otro estudio, si Chile hubiera tenido un servicio civil de la calidad del de Hong-Kong, su tasa de crecimiento habría sido mayor en 1,5 puntos porcentuales en cada año. Demás está profundizar en lo que esto significa para los chilenos.

¿Por qué en tantos países ocurre que los altos directivos públicos no son reclutados ni promovidos por mérito? La respuesta obvia es que el pago de favores políticos suele estar ligado a los nombramientos de esos altos directivos. Históricamente en Chile, al igual que en muchos otros países, el Presidente negocia estos nombramientos con los dirigentes de los partidos políticos. Por esta vía se infiltra el cuoteo político de los altos directivos. Por su parte, al asumir funciones de selección de personal profesional, los partidos políticos se hacen más vulnerables a la formación de grupos internos motivados por los puestos, fragmentando y debilitando su mística propia.

Fue la Comisión convocada por el CEP quien propuso la creación de un Consejo de la Alta Dirección Pública, entidad autónoma del gobierno de turno, encargada de designar ternas, en función del mérito de los postulantes, a partir de las cuales el Presidente o el Jefe de Servicio, según el caso, designaría a quien le parezca más adecuado. Esto sin perjuicio de que sólo los cargos enfocados al diseño de políticas mantuvieran el sistema de selección tradicional, es decir de confianza exclusiva del Presidente, lo cual sumaría unos 500 cargos. Otros grupos distintos del CEP también habían desarrollado iniciativas y estudios en esta materia, destacándose aquellos liderados por Claudio Orrego y por Mario Marcel. Este último propuso crear una Dirección Nacional del Servicio Civil, nuevo servicio del Ministerio de Hacienda, que estaría a cargo de las relaciones con los funcionarios de planta y sus organizaciones gremiales, y que también contaría con una división orientada a los altos directivos.

Los graves casos de corrupción denunciados a fines de 2002 abrieron un espacio de trabajo conjunto que llevó a los líderes políticos a producir la actual institucionalidad. En julio de 2003 se promulgó la ley que llevó a la práctica estas ideas. En Enero de 2004 el gobierno designó a la primera Directora del Servicio Civil, la Señora Catalina Bau aquí presente. En junio del año 2004 el Senado designó a los cuatro miembros inamovibles del Consejo de la Alta Dirección Pública, por períodos de 3 y 6 años. Dos de ellos están también aquí presentes. Este Consejo, que es integrado y presidido por el Director del Servicio Civil, es el cuerpo encargado de proveer imparcialidad partidista en la selección de los Altos Directivos, y de privilegiar el mérito profesional en su remuneración y en la evaluación de su desempeño.

El CEP ha organizado este seminario cerrado porque se aproxima la primera prueba real para esta nueva institucionalidad. El próximo relevo presidencial generará una rotación significativa entre los altos directivos, comparable a la que generaría un cambio de controlador en un grupo empresarial del sector privado. El Consejo deberá seleccionar a docenas de nuevos Jefes de Servicio en un espacio de tiempo reducido, pues los servicios no pueden quedar acéfalos sin perjudicar a la ciudadanía y a los sectores productivos a los que sirven. Esta masiva actividad impedirá a los consejeros dedicarle demasiado tiempo a presidir los Comités de Selección que actúan al interior de cada servicio, como lo han hecho hasta ahora, ya que el sistema sólo se ha aplicado a un número reducido de servicios públicos. Estos Comités de Selección cumplen una labor análoga a la del Consejo, para cientos de puestos de directivos de segundo nivel jerárquico, y durante el relevo presidencial, docenas de ellos deberán operar en forma simultánea.

En suma, el Consejo requiere ahora de la ayuda de Expertos Delegados, que puedan actuar en su representación, en estos Comités de Selección. Se requiere de profesionales con experiencia en la contratación y despido de ejecutivos.

Los Gerentes de Recursos Humanos de las grandes empresas privadas cumplen un rol similar al que cumple el Consejo, en el Estado. El primer objetivo de este seminario es poner a estos profesionales en contacto. Sería un desperdicio que el Estado desarrollara a sus Altos Directivos en un compartimiento estanco, aislado del mercado laboral más amplio. Por su parte, las empresas privadas también pueden aprender del sector público, por ejemplo sobre cómo identificar directivos capaces de relacionarse con la comunidad, con parlamentarios, políticos y medios de comunicación en forma efectiva.

El segundo objetivo de este seminario es mostrarles en forma directa y cercana esta oportunidad única de contribuir al desarrollo del país. Como en tantas otras ocasiones, los que trabajamos en el sector privado, podemos y debemos ejercer labores de servicio público en forma voluntaria, de tal forma de utilizar nuestras capacidades por el bien del país. Esta colaboración entre el sector público y el sector privado es uno de los aspectos que mas distingue a nuestro país.

Esperamos que un contacto directo con los miembros del Consejo de la Alta Dirección Pública permita que este seminario sea fructífero.

Muchas gracias.