El Mercurio, 19/6/2011
Opinión

América Latina en un mundo convulsionado

Vittorio Corbo.

Las preocupaciones sobre la situación de la economía mundial han aumentado en las últimas semanas como resultado de la desaceleración del crecimiento (asociada principalmente al alza en el precio del petróleo y al terremoto y tsunami de Japón), la agudización de la crisis de los países periféricos de Europa y el precario avance en las negociaciones sobre el alza del límite de la emisión de deuda pública y las políticas para mejorar la solvencia fiscal en los EE.UU. Como consecuencia, los precios de los activos financieros se ajustan y su volatilidad aumenta.

Un serie de factores debieran contribuir a un aumento en el crecimiento en los próximos trimestres: Japón comienza a recuperarse de los efectos de su terremoto y tsunami, la situación del Medio Oriente y el Norte de África tiende a estabilizarse sin afectar a Arabia Saudita y los precios del petróleo y de los alimentos parecen comenzar a ceder.

En paralelo, China, India y Brasil se ajustan para evitar un sobrecalentamiento, lo que reduce su crecimiento, pero sin mostrar señales de sobreajuste, y la inflación debiera comenzar a ceder en unos dos a tres trimestres.

En contraste, la solución de los problemas de los países periféricos de Europa va a requerir una combinación mucho más contundente de ajuste – reducción de deuda – financiamiento de lo que ha estado sobre la mesa hasta ahora. El deterioro de la situación de estos países y su efecto contagio en la banca europea y en los mercados de valores es, tal vez, el principal riesgo que enfrenta hoy la economía mundial. Las soluciones parciales o de emergencia que se implementen en las próximas semanas van a tener que dar paso a soluciones integrales si se quieren evitar problemas mayores. Lo que sí está claro es que, como lo he argumentado en ocasiones anteriores, debido a la precaria situación fiscal, al exceso de oferta en el sector inmobiliario, al elevado endeudamiento de las familias y de las empresas y al alto desempleo heredados de la crisis, el crecimiento de los países avanzados en los próximos dos a tres años va a ser modesto y muy vulnerable a shocks futuros. Con este escenario externo cobra incluso más importancia el que los países emergentes en general, y América Latina en particular, se concentren en continuar fortaleciendo sus propias políticas para proteger su resiliencia y avanzar en remover los obstáculos internos a los aumentos de productividad que reducen la tasa de crecimiento sostenible y que postergan su convergencia hacia niveles de ingreso per cápita de los países más avanzados.

América Latina, gracias a las reformas de los últimos 20 años -los avances significativos en la integración a la economía mundial, la institucionalidad y solvencia fiscal, la autonomía de los bancos centrales, la flexibilización de los sistemas cambiarios y en la regulación y supervisión financiera-, pudo sortear con éxito los efectos de la última crisis financiera y ha experimentado una importante recuperación desde el año pasado, apoyada también por precios favorables de sus exportaciones y el dinamismo de su demanda interna.

Los países que han mostrado mayores avances en esta línea son Chile, Perú, Colombia y Brasil. Con esta base, y las oportunidades que seguirá otorgando el crecimiento de Asia emergente, la región está bien posicionada para seguir avanzando en mejorar su productividad.

Sin embargo, a pesar del avance, aún queda camino por recorrer para reducir las vulnerabilidades, consolidar lo ganado y continuar avanzando en reformas pro crecimiento. Entre las vulnerabilidades se destacan los riesgos de sobrecalentamiento de sus economías, por la lentitud en el retiro de los estímulos macroeconómicos introducidos durante la crisis, e inestabilidad financiera, ya sea por las expansiones desmesuradas del crédito interno o por la volatilidad de los flujos de capitales. Las oportunidades de mayor crecimiento están en las reformas orientadas a mejorar la competencia, aumentar la flexibilidad de los mercados laborales, mejorar la eficiencia del aparato estatal y la calidad de la educación que recibe la mayoría de la población.

Además, en el último tiempo han surgido riesgos adicionales. Perú está con un Presidente nuevo que necesita definir qué políticas apoya, en particular por su pasado. Chile está enfrentando una encrucijada donde la postergación por mucho tiempo de reformas fundamentales ha llevado a la ciudadanía a reclamar cambios y está poniendo presión en la definición de políticas tan fundamentales como la eléctrica y la educacional; es crucial que se hagan las cosas bien y que se resista la tentación de soluciones facilistas y populistas que pueden terminar hipotecando nuestro futuro.