El Mercurio, 17 de agosto de 2014
Opinión

Beyer: «El error del Gobierno fue pensar que la calle representaba al conjunto de la polis»

Harald Beyer.

«Se ve que hay una cierta disociación entre la agenda del Gobierno y las opiniones de la población», sostiene. Y en cuanto a la Presidenta, hace notar que si bien su ascendiente es claro, «no tiene ese carácter de superestrella política, por así decirlo, que tuvo en un momento».

Por Mariela Herrera Muzio

La misma mochila que usaba cuando era ministro está apoyada en uno de los muros de su oficina. Pero esta vez son las paredes del segundo piso de la tradicional sede del Centro de Estudios Públicos (CEP), en Providencia. Tras su paso por Educación en el anterior gobierno, Harald Beyer volvió al think tank, esta vez como director. Y el jueves fue la entrega de la primera encuesta desde su nuevo cargo.

Los desafíos del Gobierno, de la Alianza y de los nuevos liderazgos son los que analiza en esta entrevista.

-La Presidenta Michelle Bachelet aparece con un 50% de apoyo, más que la primera CEP de su primer gobierno, pero baja del 62% con el que salió electa. ¿Por qué cree que se da esa diferencia?
-Obviamente ella es una figura que tiene ascendiente en la opinión pública. Sin embargo, se ve que no es la misma figura que fue al finalizar su mandato y durante la campaña. No tiene ese carácter de superestrella política, por así decirlo, que tuvo en un momento. Sigue siendo muy fuerte y atractiva, pero la población la ha vuelto a redimensionar y le exige una agenda que sea atractiva.

-En el mismo lapso de su primer gobierno, las cifras y perspectivas económicas eran mejores. Sin embargo, ahora tiene un mayor apoyo. ¿La gente no relaciona Gobierno y situación económica del país?
-En los últimos cinco a seis años se ha venido produciendo cierto distanciamiento entre la evaluación política y la económica. Es cierto que la encuesta muestra un leve deterioro en las percepciones económicas. Probablemente en la segunda encuesta del año se verá esto con más fuerza, porque la desaceleración producirá algún impacto en empleo y en salarios. Hoy la gente tiene una preocupación en materia económica, pero que todavía no se traduce políticamente.

-Según el estudio, las personas le dan menos valor al programa que el que le dan los políticos. ¿Cómo se analiza esto, considerando que seguir o no al pie de la letra el programa ha sido un debate al interior del mismo oficialismo?
-Se ve que hay una cierta disociación entre la agenda del Gobierno y las opiniones de la población. El diagnóstico del Gobierno era que aquí se iniciaba un nuevo ciclo político, porque había una cierta crisis de la democracia y cierto inconformismo de la ciudadanía con las políticas públicas que se habían desarrollado. Creo que las dos cosas quedan un poco invalidadas en esta encuesta. No aparece un inconformismo gigantesco. Son los matices los que aparecen en la encuesta. Por ejemplo, no es evidente que se esté en contra del copago, no se apoya la gratuidad universal, y no se cree mucho en los procesos de admisión que aplican los colegios religiosos. Estos matices son propios de una sociedad democrática que ha alcanzado cierta madurez.

-El programa es uno de los aspectos que unió a la Nueva Mayoría. El que la gente no le dé un valor importante, según el sondeo, ¿impacta también en la coalición de gobierno?
-Claro, esta es una coalición política relativamente débil. Un 30% de apoyo no es un gran resultado. La gente la ve con cierto escepticismo, y cuando se observa la evaluación de los políticos, son los «antiguos» personajes de la Concertación los que aparecen mejor evaluados, como Andrés Velasco y Carolina Tohá, por ejemplo. Y las personas que dicen estar más imbuidas del espíritu de la Nueva Mayoría, como Jaime Quintana, aparecen muy atrás. Una buena pregunta para la Presidenta es dónde se posiciona ella ¿más cerca de lo que la población está planteando? ¿O más cerca de lo que la Nueva Mayoría está empujando?

-Los consultados optan por los acuerdos y ven a la Mandataria como alguien que tiene disposición para ello. ¿Cree que el Gobierno debiese ir hacia esa estrategia, como lo hizo en la reforma tributaria?
-Exacto. La Presidenta tiene un tremendo desafío: ella puede establecer puentes y mover a la Nueva Mayoría en una dirección de búsqueda de mayores acuerdos y de planteamientos que satisfagan a una proporción mayor de la población. La idea de ocupar su capital político está bien, pero debe definir cómo lo ocupa, porque su capital político no parece inagotable, no es incombustible.

-Cuando se entregó la primera CEP en el gobierno anterior de Bachelet, ya había ocurrido un cambio de gabinete ¿Este desafío que usted señala debiera venir acompañado de un cambio de gabinete?
-Los gobiernos nunca tienen que desechar un cambio de gabinete. Muchas veces es la forma más fácil de rearticularse, pero creo que aquí hay que rediseñar la agenda. Las dificultades del Gobierno están asociadas, más que a personas particulares, a que no «conversa» su agenda con lo que está pensando la población. Ahí está el error de diagnóstico del Gobierno, pensar que esa calle realmente representaba al conjunto de la polis. Creo que no representa al conjunto de la polis y eso queda muy claro en la encuesta.

«La Alianza tiene que definir una estrategia de largo plazo»

-Los números son malos para la Alianza. Incluso sus figuras políticas no están entre las primeras mejor evaluadas. ¿Cuál es la lección para ese sector?
-Hay varios indicadores interesantes. Por ejemplo, hay una pregunta donde la gente considera que la Alianza es más extrema en sus posiciones que la Nueva Mayoría, a pesar de que la Alianza transmite la idea de la política de los acuerdos, pero en eso no tiene credibilidad. Tiene que potenciar sus liderazgos porque los que tiene están muy disminuidos. Eso supone hacer planteamientos que sean de interés de la población, que traten de convocar, que traten de sumar. La gente tiene poca claridad respecto de cuál es la agenda de la Alianza. Tienen que definir una estrategia más de largo plazo, que levante sus liderazgos, que modere sus posturas y que, al mismo tiempo, defina agendas concretas.

-¿Por qué cree que en la Alianza la figura que primero aparece con evaluación positiva es Manuel José Ossandón?
-Creo que Ossandón está recibiendo la recompensa de su trabajo como alcalde y parte de una plataforma relativamente elevada, porque tiene una evaluación positiva y poco rechazo. Deberá ver si logra políticamente mantener este punto de partida que para él es muy bueno. No aparece tan arriba, por ejemplo, entre los votantes que se clasifican de centroderecha y de derecha. Genera, curiosamente, una cierta desconfianza en su sector natural. No sé si esa imagen que él irradia, a veces, de ser conflictivo, le pasa la cuenta.

-Se pensaba que el ex Presidente Piñera sería líder natural del sector, algo que no está ocurriendo según la CEP.
-Piñera es un personaje que estuvo consistentemente mal evaluado durante su gobierno con la excepción del primer año. Por lo tanto, atendida esa historia, la posición en la que él aparece en la encuesta no es mala para él. Luego aparece Andrés Allamand, recuperándose fuerte. Hay que recordar esta vieja frase de Harold Wilson de que «en política una semana es mucho tiempo».

-¿Se observa algún posicionamiento de movimientos como Evópoli y Amplitud?
-Si estas escisiones son presentadas como producto de un conflicto, aleja a la población de esa coalición. Pero si se presentan como un aporte a la diversidad del sector y que suman, indudablemente que eso será bien recibido. Pero creo que esta última parte no ha logrado transmitirse adecuadamente.

«Creo que Eyzaguirre será capaz de ordenar su agenda y de promover acuerdos en Educación»

– Usted fue ministro de Educación. ¿Cómo evalúa el desempeño del ministro Nicolás Eyzaguirre?
-Creo que ha estado complicado, y en parte obedece a que no ha logrado transmitir una agenda que recoja los matices en los que la población está, de alguna forma, instalada o definida. Nunca es bueno que la gente perciba las reformas como amenaza. Es mejor que estén en desacuerdo o de acuerdo, pero en una cosa intelectual, no como amenaza. Pero he vivido eso y sé que es muy difícil, y por lo tanto creo que él será capaz de ordenar su agenda y de promover acuerdos en educación y hacer reformas que sean valiosas para el país.

-¿Han conversado?
-No, no he conversado con él.

-La Presidenta ha tenido que salir públicamente a apoyarlo.
-Es obvio. Desde 2006 que la educación está bajo cuestionamiento. No creo que haya necesariamente que pensar que eso será el estado permanente. A medida que el Gobierno pueda armar una agenda que a la población le haga más sentido, probablemente todos estos problemas van a quedar atrás.

«La idea de ocupar su capital político está bien, pero la Presidenta debe definir cómo lo ocupa, porque no parece inagotable, no es incombustible».

«Una buena pregunta es dónde se posiciona ella: ¿más cerca de lo que la población está planteando? ¿o más cerca de lo que la nueva mayoría está empujando?».

«CUESTIONAMIENTOS: Si uno hace encuestas es imposible dejar contentos a todos con las preguntas, particularmente si los resultados no son del agrado de los detractores».

«Valoramos las críticas, pero a veces ellas reflejan desconcierto con las respuestas de la población»

Luego que el CEP hiciera públicos los resultados de su primera encuesta evaluando a la actual administración, algunos analistas y sectores de la Nueva Mayoría cuestionaron aspectos del sondeo.

Se dijo que ciertas preguntas relativas a aspectos de la reforma educacional tenían sesgo en su formulación. Otros apuntaron a Beyer, por haber estado en la cartera que hoy ocupa Nicolás Eyzaguirre y que concentra las controversias.

Ante estas críticas, el director del CEP advierte, con la calma que lo caracteriza:
«Si uno hace encuestas, es imposible dejar contentos a todos con las preguntas, particularmente si los resultados no son del agrado de los detractores».

Y sobre el caso de las interrogantes que generaron mayor controversia -como el lucro y el copago-, apunta: «Es interesante notar que se hicieron antes de que el actual coordinador de opinión pública y yo nos hiciéramos cargo de la encuesta. Repetir la misma pregunta es valioso para comparar, que es lo que se hizo en el caso del copago. Antes, cuando los resultados eran distintos, no se cuestionó». Y agrega:

«En el caso de la pregunta del lucro, se repitió de manera similar a como se había hecho en 2006. El único cambio es que se unieron dos alternativas en una. De hecho, nadie ha notado que la posición contraria al lucro ha aumentado. De alguna forma, ello sugiere que no es un crítica muy reflexiva».

«Se ha dicho que no repetimos la pregunta respecto de si las personas estaban de acuerdo o en desacuerdo con la existencia de colegios con lucro, pero se hace porque queríamos saber qué entienden las personas por lucro y la respuesta nos dejó en claro que solo un 39% entiende por esta expresión la correcta».

El director del Centro de Estudios Públicos remarca: «Nuestra política es abierta y publicamos todo el cuestionario, la metodología y los datos justamente para someternos al escrutinio público. Valoramos las críticas, pero a veces ellas reflejan desconcierto con las respuestas de la población más que un problema en la formulación de las preguntas».