El Mercuro, 13 de septiembre de 2015
Opinión

Beyer: «Los mea culpa son bien recibidos, pero la población exige resultados»

Harald Beyer.

por Mariela Herrera Muzio

De manera reposada, luego de la expectación que trae cada entrega de resultados de una encuesta del Centro de Estudios Públicos (CEP), su director, Harald Beyer, desmenuza los números. Y a pesar de la desafección de la gente con la política, no es pesimista con el futuro. Por el contrario, cree que hoy se abre un espacio para nuevos liderazgos y proyectos políticos. Pero para que eso ocurra, el oficialismo y la oposición tienen tareas que cumplir.
Para el académico, la fuerte caída en la aprobación de la gestión de la Presidenta Michelle Bachelet se relaciona con los orígenes del proceso que la llevó de vuelta a La Moneda. «Ella le presentó al país un proyecto político distinto de lo que hasta entonces estaba haciendo Chile, y era al mismo tiempo una líder con mucha credibilidad para llevarlo adelante. Pero las dos fuentes de esta, por así decirlo, motivación política, se deterioraron».
Así, el diagnóstico en que se sustentaba el proyecto político se mostró equivocado. «La población es muy crítica de la oferta institucional, tanto del sector privado como del Estado, y quiere cambios, pero no quiere volver atrás o cambiar de manera profunda lo que ya ha conseguido. Ese equilibrio es el que el Gobierno no ha logrado transmitir con su proyecto».
Y esto va acompañado con el hecho de que la Presidenta «ha perdido todos su atributos personales. Así, no tiene la suficiente confianza de la población para llevar adelante ese proyecto».

-Esos atributos, como confianza o cercanía, son más subjetivos. ¿Son por tanto más complejos de recuperar?
-Es muy difícil, pero no imposible. Eso depende de cómo su gobierno vaya enfrentando los desafíos que le están mostrando los estudios de opinión pública. Esos desafíos tienen que ver con retomar un camino alternativo al que ella propuso. El proyecto refundacional no parece tener sustento político en grandes sectores de la población. Porque, más que refundar el país, la gente quiere respuestas a temas de seguridad. Está por un lado la delincuencia, que aparece muy fuerte en esta encuesta, pero también la gente está preocupada de las pensiones. No son problemas estructurales ni refundacionales. «Este es el momento de cooperar»

-¿Por qué el cambio de gabinete o el discurso de «realismo sin renuncia» no tuvieron efectos en la evaluación del Gobierno?
-Porque la gente percibe que el Gobierno es errático. Y es errático, en parte, porque sigue dividido en torno al diagnóstico. Entonces, el cambio de rumbo que de alguna forma se predijo no se concreta y eso la población lo percibe. Este es el momento de cooperar, de buscar grandes acuerdos y de reconocer que el diagnóstico que se hizo no fue el adecuado y, por lo tanto, enmendar el rumbo.

-¿Cómo ve la percepción de la misma Presidenta? Hace unas semanas ella dijo que la gente la quiere, que le piden selfies en la calle .
-Creo que es una persona querible. Por lo tanto, debe sentir en la calle muestras de apoyo. Eso es natural, pero eso no se traspasa a la gran masa y estamos viendo una pérdida creciente de apoyo a su gestión y a su proyecto. Cuando eso ocurre, es sano que los gobiernos enmienden rumbos.
«Finalmente es ella la que tiene que liderar este cambio; tiene que ser más clara en qué es lo que quiere para la población. Intentar recuperar confianzas, tender puentes y en eso la Presidenta tiene una cierta ventaja, porque en su primer gobierno cambió cuando fue necesario».

-¿Es en verdad el caso Caval es uno de los grandes factores que perjudicaron la popularidad de la Mandataria?
-Indudablemente que afectó su popularidad, sobre todo en los sectores populares. Pero si uno mira las encuestas, en los sectores medios ella había perdido apoyo mucho antes. Y ese grupo más bien se desencantó de un proyecto político.
«A su vez, los grupos populares todavía la aprobaban, pero sintieron más fuertemente el impacto del caso Caval porque sentían mayor cercanía con Bachelet, más identificación personal que política. El caso está siendo investigado, pero está la sensación de que también en torno al círculo de la Presidenta hubo aprovechamiento de los privilegios».

-¿Es posible que en la misma coalición de gobierno empiece un desapego con la Presidenta y que se escuchen frases como «no me suma sacarme una foto con ella» para las próximas elecciones?
-El político es un ser muy frío y se levanta pensando en reelegirse. Da la impresión de que este proyecto político no genera posibilidades reales de reelegirse. No necesariamente para un candidato, porque con el cambio en el sistema electoral habrá más cupos. Lo que está en riesgo es que la coalición, la Nueva Mayoría, no se reelija. Esa idea genera esta sensación, por un lado, de necesidad de cambio, y, por otro, no saber mucho cuál es el proyecto alternativo.

-¿Al Gobierno le sirven los mea culpa como el del ministro Nicolás Eyzaguirre la semana pasada?
-Los mea culpa son bien recibidos, pero la población exige que vayan acompañados de resultados específicos. Y el Gobierno no ha podido juntar su discurso autocrítico con una agenda donde la gente diga «están pasando cosas, hay acciones que están resolviendo los problemas que tiene el país».

«Hay una tremenda oportunidad que la derecha está desperdiciando»

-La oposición no logra capitalizar la baja del Gobierno. ¿Está haciendo mal su rol?
-Está mal, pero si uno mira históricamente la encuesta, son pocas las veces en que ha habido dos o tres figuras de la derecha que están tan arriba en evaluación; en general eso ocurre con las figuras de la izquierda. Hoy Piñera está en una posición expectante y Ossandón está expectante.

-¿Entonces falta un mejor trabajo como coalición?
-El gran problema que tiene la derecha hoy día es que no tiene proyecto político. Y como hay un tremendo espacio, hay una tremenda oportunidad que está desperdiciando, de presentar un proyecto que encante a estos grupos que son críticos de la política, pero que no quieren aventuras.

-¿Cómo se explica que el ex Presidente Piñera esté bien evaluado siendo que cuando estuvo en el Gobierno las cifras no lo acompañaron?
-Su evaluación no es espectacular. En un contexto de escepticismo del mundo político él tiene ciertos atributos que la población valora, tiene cierto liderazgo, cierta fuerza para llevar adelante las cosa en que cree. Y la población está dispuesta, yo me atrevería a decir, a darle una nueva oportunidad. Lo que pasa es que la población no está entusiasmada con ningún liderazgo en particular.

«No hay espacio para el populismo»

-Ante la mala percepción que existe de los dos conglomerados y el rechazo en general a la política, ¿existe riesgo de caer en populismos?
-Yo creo que es bajo. Hay varias claves en la encuesta que hacen pensar que el chileno es bastante institucionalista. Hay una oportunidad tremenda para que algún proyecto atractivo entre a la arena política. Los «emprendedores políticos» tienen una oportunidad, pero con un proyecto serio, no con populismo. Lo que la gente cuestiona es el desempeño de las instituciones, pero no quiere que esas instituciones se acaben. No hay un germen populista. La población no está dispuesta a correr aventuras.
«Hay espacio para una coalición nueva, para un proyecto político nuevo. Que tome algo de lo que hay hoy día. Que se puedan reorganizar coalicionalmente los partidos que hay. Por lo demás, es lo que está pasando en el mundo. En Alemania está gobernando la derecha con la izquierda pero con una agenda que no es ni la izquierda ni la derecha que nosotros tenemos en la cabeza en Chile. Hay un espacio, pero que se tiene que aprovechar de una forma distinta Se requiere de figuras nuevas que presenten una propuesta atractiva, con mucha fuerza. Pero siempre por la vía institucional. No creo que haya mucho espacio para el populismo».

«En el país de los ciegos, el tuerto es rey»

«Hay que advertir que esto no es identificación política, no significa que la gente vaya a votar por ellos, sino que les parece una figura atractiva en un contexto en el cual todas las figuras se han depreciado políticamente», dice Beyer antes de analizar el primer lugar que, según la encuesta, ocupa Marco Enríquez-Ominami en la evaluación de personajes públicos.
«No hay que olvidarse que hace 10 años las figuras políticas mejor evaluadas sacaban 58%, 55%. Las evaluaciones positivas han ido cayendo; eso demuestra un cierto cuestionamiento al mundo político. Entonces, claro, en el país de los ciegos el tuerto es rey. Él es una figura joven todavía, con un discurso interesante para muchas personas. No es una figura amenazante hasta ahora y eso explica que sea bien evaluado y que tenga relativamente bajos niveles de desaprobación».
«Pero aquí no hay que equivocarse, porque él se presenta como el heredero político del proyecto de la Nueva Mayoría. Pero ese proyecto político no tiene gran respaldo ciudadano. De nuevo, aquí hay una valoración de atributos personales en el caso de él, más que de su discurso político».

-¿Ayuda que aún no lo perjudique el caso SQM a pesar de que su asesor más cercano esté mencionado?
-Pero es muy difícil que eso no lo termine golpeando. Si se sigue investigando y hay pruebas, me parece que es inevitable que a él le produzca un impacto. Qué tan grande será, dependerá de cómo se maneje.

Para el director del CEP, distinto es cómo afectó el caso Penta a Andrés Velasco, quien aparece décimo en la evaluación de personajes. «Su caso es distinto porque es más directo el vínculo. Y creo que él cometió errores en cómo manejó esta situación. Esa combinación de factores le produjo un golpe que no es definitivo, pero tiene que hacer un esfuerzo grande para superarlo».
La encuesta por primera vez midió al diputado Giorgio Jackson. El ex líder estudiantil debutó en un promisorio cuarto lugar. Beyer explica que, al tratarse «indudablemente» de una figura emergente, el CEP decidió incorporarlo a la evaluación, en la que alcanzó un buen resultado. «Él refleja tal vez una nueva forma de hacer política, más cercana a la gente, tratando de recoger sus inquietudes, legislando. Ahora, él tendrá que ver si esta evaluación positiva la aprovecha bien, si es capaz de seguir trabajando en política con proyectos que miren el futuro y tener liderazgo para eventualmente aspirar a algo más».