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Buenas y malas noticias de una encuesta

Lucas Sierra I..

Buenas y malas noticias de una encuesta

Ha habido un aumento en la frecuencia de hechos que reflejan conflictividad y que son profusamente cubiertos por los medios de comunicación. Una proporción importante de ellos, además, tienen que ver con la madera.

Hace poco se presentó en Concepción una encuesta especial del Centro de Estudios Públicos (CEP). Se trata de la Encuesta N°87, destinada a recoger las percepciones, actitudes y expectativas de quienes habitan en las regiones del Biobío, Araucanía, Los Ríos y Los Lagos. La muestra es interesante: distingue entre quienes se califican a sí mismos como Mapuche y quienes no lo hacen. Es, además, encuesta presencial, cuyo trabajo en terreno se hizo entre los meses de febrero y julio de este año.

Éste es el tercer esfuerzo del CEP por intentar sondear las percepciones de las personas en lo que hoy -con alguna controversia- se ha dado en llamar la “Macrozona Sur”. El primero, fue en 2006 y su objeto principal fue el mundo Mapuche. Igual que hoy, se entrevistaron personas autocalificadas como Mapuche y personas que no se calificaban así en la mencionada zona geográfica. Pero, como era un estudio principalmente Mapuche, se incluyó la Región Metropolitana, donde muchos de ellos viven. El segundo esfuerzo fue en 2016 y tuvo la misma muestra anterior (Sur y Región Metropolitana). La de este año, en cambio, se concentra sólo en esa zona sur del país.

Por esto, al comparar las tres, hay que omitir los resultados provenientes de la Región Metropolitana en las anteriores. La comparación muestra cambios interesantes. Elegiré dos. Uno, refleja algo positivo; el otro, en cambio, una realidad muy inquietante.

Parto por la buena noticia. A la pregunta “¿Se siente Ud. chileno, mapuche o una mezcla de los dos?”, los Mapuche se inclinan menos que en los estudios anteriores por la alternativa binaria chileno o mapuche, y más por las que reflejan una mezcla entre chileno y mapuche. Esto pareciera decir que la percepción de la identidad es algo que cambia, que es flexible y poroso. Creo que es una buena noticia, porque la rigidez o pureza identitaria dificulta la cooperación entre personas distintas, y puede llevar con mayor facilidad a la violencia y al enfrentamiento. La historia es pródiga en ejemplos.

Ahora la mala noticia. El estudio de este año muestra un aumento en la percepción de conflicto, en general en el país y, en particular, en sus zonas. La mayor percepción de conflicto es respecto de la relación entre las empresas forestales. La menor es respecto de la relación entre las personas mapuche y las no mapuche. Esto último parece coherente con el aumento de un sentimiento identitario mixto mencionado más arriba.

Esta es una mala noticia, qué duda cabe, pero no es sorprendente. Ha habido un aumento en la frecuencia de hechos que reflejan conflictividad y que son profusamente cubiertos por los medios de comunicación. Una proporción importante de ellos, además, tienen que ver con la madera.

Como otros resultados de esta última encuesta especial del CEP, los dos apuntados aquí reflejan la complejidad de la situación en la zona del país que fue encuestada. Una situación que, como pocas en el país, requiere de una política de Estado.