El Mercurio
Opinión

Cansados de elegir

Leonidas Montes L..

Cansados de elegir

El riesgo está en la contumacia de los que creen saber lo que es mejor para los demás, de los elegidos que quieren elegir por todos.

Nunca habíamos elegido a tantos en tan poco tiempo. En mayo elegimos alcaldes, concejales, gobernadores y convencionales constituyentes. En julio tuvimos las elecciones de primarias presidenciales. En noviembre elegimos diputados, senadores y consejeros regionales. Además, fue la primera vuelta presidencial. Y en diciembre elegimos a Gabriel Boric como Presidente. Pero ahora que los convencionales eligieron la nueva mesa, todo esto nos lleva a pensar sobre lo que significa elegir. Pareciera que caminamos eligiendo. O, mejor dicho, vivimos para elegir.

Con su habitual sonrisa, Milton Friedman solía repetir y celebrar que somos “libres para elegir”. Incluso uno de sus libros lleva ese sugerente título. Esta idea, en apariencia simple y alegre, es la que nos hace personas con esa necesaria autonomía e independencia. Pero no todo es color de rosas. La otra cara de esa moneda es el peso, la carga que nos impone esa libertad para elegir. Al final toda elección conlleva una responsabilidad. En otras palabras, elegir es también responder.

Jean-Paul Sartre se preguntaba por esa carga, por lo que significa elegir. Para el filósofo existencialista, estamos “condenados a ser libres”. Fuimos arrojados a un mundo donde somos responsables de todo lo que elegimos, de todo lo que hacemos. Esta condena existencial es tan abrumadora que, incluso al no elegir, también estamos eligiendo. Lo curioso es que lo único que no elegimos fue precisamente esa libertad para elegir. Para un existencialista, esa libertad es una pesada sentencia de vida. Nadie se exime. Todos vivimos, sufrimos y gozamos con esa responsabilidad de elegir. ¿Cuántas veces no hemos sentido el placer o el peso de una elección?

Ayer, de madrugada, la Convención Constitucional, después de ocho votaciones y más de 18 horas de negociaciones, tiró la esponja. Al día siguiente en la tarde salió humo blanco del cónclave convencional. El resultado final se cocinó al fuego del día. Lo que se busca y lo que se espera en democracia son los acuerdos.

Utilizando métodos digitales que permiten mirar el bosque convencional desde arriba, se aplicó el clásico algoritmo nominate a las 882 votaciones que realizaron los constituyentes entre el 3 de julio y el 30 de octubre de 2021 (ver https://c22cepchile.cl/analisis-online/). El resultado, que no utiliza los nombres ni reconoce el pensamiento de los convencionales, fue sorprendente. Este ejercicio ubicó a los 154 convencionales en una escala entre -1 y 1, más a la izquierda o a la derecha, respectivamente. Entre 0,75 y 1 hay dos convencionales muy a la derecha. En cambio, entre -0,75 y -1 aparecen 54 convencionales muy a la izquierda. La nueva presidenta de la Convención Constitucional, María Elisa Quinteros, califica con -0,80. Dentro de este grupo de los 54, algunos tienen características peculiares que van más allá de la izquierda tradicional. Muchos de ellos pueden definirse como “disidentes”, algunos son “grupos identitarios” e incluso “decoloniales” que se oponen a la modernidad, la civilización occidental y el crecimiento. La nueva presidenta, hija de la modernidad, es una profesional independiente, con un doctorado en salud pública. Ella logró unir a la izquierda más radical o, mejor dicho, se unieron en torno a su figura. Pero no debemos menospreciar el rol que jugará la izquierda más tradicional, incluyendo al Frente Amplio.

Caminamos frente a un menú, escogiendo entre anhelos y deseos, penas y tragedias. Al final somos “libres para elegir” y estamos “condenados a elegir”. El riesgo está en la contumacia de los que creen saber lo que es mejor para los demás, de los elegidos que quieren elegir por todos y para todo. Pero en el espontáneo llamado a “la unidad, transformación, paz y justicia” de María Elisa Quinteros se mantiene viva la esperanza. Ahora es el turno de Boric. Debe elegir a su equipo.