Ser parte del CPTPP posibilitará nuestra coordinación multilateral y nos permitirá participar en áreas de cooperación emergente.
El próximo 21 de febrero entrará en vigor internacional el Tratado Integral y Progresista de Asociación Transpacífico (CPTPP) y Chile se transformará en su décimo miembro pleno. Todo ello, tras haber sorteado una extensa tramitación legislativa y la reticencia inicial del gobierno a proceder con su ratificación y depósito.
Integrarse a este acuerdo será beneficioso para la política exterior de Chile en su conjunto, pues impactará en dos áreas señeras de nuestras relaciones internacionales. El CPTPP profundizará la integración de Chile con tres continentes, facilitando, al mismo tiempo, la incorporación de otros países latinoamericanos que busquen acceder a él. Igualmente, favorecerá nuestra coordinación multilateral en ámbitos que van mucho más allá del comercio.
Ante la reconfiguración de las alianzas de poder, para Chile resulta estratégico aprovechar su amplia fachada hacia el Pacífico, reforzando los vínculos con nuestros vecinos ribereños de Asia, Oceanía y las Américas. Esta vocación oceánica no implica un aislamiento de nuestro entorno geográfico inmediato, sino al contrario. La participación de Chile, México y Perú en el CPTPP, junto al interés de sumarse explicitado por Costa Rica, Ecuador y Uruguay, dan muestras de una transversal inclinación a este acuerdo en nuestro continente. La presencia activa de tres países latinos, conscientes de las particularidades de estas latitudes, debería transformarse en un puente que coadyuve en la adhesión al tratado de otros estados americanos. Así, Chile podrá contribuir de manera pragmática a la acción regional concertada.
Ser parte del CPTPP posibilitará nuestra coordinación multilateral y nos permitirá participar en áreas de cooperación emergente. Dentro de este existen esfuerzos para apuntalar el combate al comercio ilegal de especies silvestres, la propagación de especies tóxicas invasoras y la conservación de la biodiversidad, disciplinas que, si bien son propias de otros organismos multilaterales, resultan cruciales para sostener el crecimiento económico de largo plazo. En asuntos emergentes, los miembros del tratado han acordado jugar un rol en el proceso de creación de normas sobre nuevas tecnologías y uso de datos, cuestión igualmente acuciante, pero hasta ahora huérfana de consensos internacionales. Abordar estos desafíos y participar en el debate de las disyuntivas mundiales contemporáneas desde plataformas complementarias, generará un círculo virtuoso que redundará en una acción internacional de Chile más eficaz.
Avanzar en la integración con Asia-Pacífico, abriendo la puerta a otros países latinos, y multiplicar nuestras acciones de política exterior en coordinación con otros continentes, son dos miradas del CPTPP que suelen quedar rezagadas frente a la inmediatez de la apertura de mercados y las rebajas arancelarias. Es tiempo de subrayarlas y observarlas en toda su magnitud, para gozar de una visión panorámica del acuerdo.