El Mercurio, 24 de mayo de 2015
Opinión

Cobain por Cobain

Ernesto Ayala M..

Kurt Cobain tenía 27 años cuando fue encontrado muerto, el 8 de abril de 1994, en su casa en Seattle. Han pasado más de 20 años desde entonces y su presencia aún nos ronda. Hay mucho en Cobain que la cultura no ha terminado de procesar. Buena parte de sí, de su obra y de su muerte son aún tema de especulaciones, de preguntas, de misterios. «Montage of heck» -el documental dirigido por Brett Morgen, cinta que podrá verse en la pantalla grande la próxima semana en una programación especial de grandes cadenas (aunque también se puede pillar en HBO y la web)- no resuelve estos misterios, pero ilumina algunos, ofrece otros y matiza algunas percepciones.

Se ha dicho que es un documental autorizado, ya que la familia de Cobain puso a disposición de Morgen filmaciones caseras, grabaciones inéditas, fotografías, dibujos y los diarios de Cobain, que seguramente no eran diarios propiamente tales, pero sí cuadernos donde realizaba apuntes y bocetos. Lo interesante es, sin embargo, que Morgen no utiliza este material para hacer un documental mitificador de Cobain, redentor de sus padres o servicial a la imagen de Courtney Love, su esposa. Lo de Morgen es una suerte de biografía emocional de Cobain, un intento de dar cuenta de su vida interior a lo largo de sus 27 años. Para lograrlo utiliza el montaje, donde canciones, grabaciones y entrevistas se mezclan con recortes de prensa, imágenes de televisión, apuntes de diarios, dibujos y algunas breves piezas de animación «realista» hechas para ilustrar algunos momentos de su vida. Este collage en movimiento constante no genera, por lo tanto, información precisa sobre fechas y lugares, pero sí material para la lectura afectiva de Cobain. No sabemos en qué medida es una lectura intervenida o distorsionada por la selección del material y el montaje realizado por Morgen. Pero, hasta donde puede observarse, su mirada nace desde la curiosidad, la empatía y la compasión hacia Cobain, lo que se agradece.

«Montage of heck» no es didáctica ni ilustrativa. Por ejemplo, contiene muy poca información sobre los agitados días previos al suicidio de Cobain. Tampoco es una experiencia «agradable». Pero sí es intensa y dolorosa. Cobain fue hijo de unos padres desinteresados. Su madre lo envía a la casa de su padre cuando se convierte en un adolescente algo difícil. Su padre, vuelto a casar y con nuevos hijos, lo aguanta por poco tiempo y Cobain comienza entonces a ser pimponeado entre tíos, abuelos y, de nuevo, la madre. En esas condiciones se refugia en los amigos, la marihuana y la música. Pero nunca pierde una extrema sensibilidad al menosprecio, el abandono o la traición. Trágica es también la adicción a la heroína que, como en el caso de Charlie Parker, aparentemente estuvo relacionada con fuertes dolores estomacales de una enfermedad nunca tratada. Tristes son las imágenes de intimidad doméstica con Courtney Love, en el intento de Cobain por crear el hogar, la familia de la que nunca gozó: el extremo desorden de esos espacios, su escasa calidez, sus intentos, casi siempre torpes, de comportarse como buenos padres, incluso las permanentes manchas en la piel de la pareja hablan de la precariedad de su estilo de vida. Cobain conoció la fama y el éxito con una rapidez pocas veces vista, pero estuvo muy lejos de acercarse a la felicidad. Dicha así, la sentencia parece un lugar común, pero otra cosa es verlo de cerca, en el tono y los colores de Kurt Cobain, que es, con sus vacíos, lo que ofrece «Montage of heck».

KURT COBAIN: MONTAGE OF HECK
Documental dirigido por Brett Morgen
Con Don Cobain, Kim Cobain, Courtney Love, Krist Novoselic EE.UU., 2015, 145 minutos.