El economista, que alzó la voz apenas conocido el Presupuesto 2018, insiste en que le “gustaría ver más evidencia de que las cifras fiscales cuadran” y urge por la necesidad de una instancia independiente que sea un contrapeso del Fisco en esta discusión.
Autor: Olga Bustamante
Para el investigador senior del Centro de Estudios Públicos (CEP), Vittorio Corbo, a dos semanas de presentado el Presupuesto de la Nación 2018, su cumplimiento respecto de la meta de déficit estructural es algo que no está zanjado. «Quiero saber qué elasticidades se usaron para estimar los ingresos estructurales», plantea y agrega que no basta con lo dicho por el ministro de Hacienda, Nicolás Eyzaguirre. Además, lo refuta en cuanto a que el crecimiento del gasto público de 3,9% tenga como objetivo ayudar a impulsar la economía. En materia de política monetaria, apuesta por un nuevo recorte de tasas por parte del Banco Central (BC), ante el riesgo de que la inflación se quede por mucho tiempo muy por debajo de la meta de 3%.
Usted criticó la cifra de expansión del gasto público de 3,9% para 2018, ¿cuál es su preocupación de fondo?
A mí el crecimiento del gasto me daba más cercano a 3%. Entonces, 3,9% es bastante mayor. Por lo mismo, lo que dije es que me cuesta pensar que esa cifra sea compatible con la meta de reducir el déficit fiscal estructural en un cuarto punto del PIB. Discrepo de quienes creen que la autoridad usó para 2018 una estimación de PIB efectivo muy optimista. En caso de ser así, además, eso afecta el déficit fiscal efectivo, pero no el nivel del gasto. El gasto queda determinado con la meta de déficit estructural, el precio del cobre de largo plazo, el PIB potencial y la elasticidad y otras cosas. Pero esto último nadie lo tiene. Si me convencen que ese gasto es compatible con la regla, no tengo problemas, pero el 3,9% no me cuadra con la regla. Quiero saber qué elasticidades se usaron para estimar los ingresos estructurales. De momento lo encuentro un poco estresado para que se cumpla con la regla, tienen que haber estirado mucho los ingresos estructurales.
Pero el ministro Eyzaguirre defendió el Presupuesto, diciendo que un gasto menor le podía quitar impulso a la economía y que los números son acordes con disminuir en 0,25 punto el déficit estructural.
Ese es un tema distinto y no está relacionado con la regla. Primero, no es el gasto público el que le debe dar impulso a la economía. Lo que le va a dar impulso a la economía es ir despejando el ambiente para la inversión, simplificar los procesos, clarificar, reducir la incertidumbre. Si queremos aumentar más el gasto para reactivar la economía, significa que no vamos a cumplir la meta fiscal y ahí es más grave porque estamos haciendo una política fiscal expansiva, en momentos en que debiéramos reforzar la solvencia fiscal. Además, en el marco de políticas macroeconómicas chileno, la política contracíclica de corto plazo por excelencia es la monetaria.
Sin embargo, el titular de Hacienda asegura que sí se cumple con el compromiso fiscal…
No podemos tratar de hacer dos cosas al mismo tiempo, salvo que coincida porque hay un pájaro durmiendo detrás del otro y con una sola bala le pego a los dos. Me gustaría ver más evidencia de que las cifras fiscales cuadran.
¿No basta con que el ministro lo diga?
Es que en esta etapa de la vida me gusta ver los números. Tengo esa mala costumbre.
¿Teme que estén sobreestimados los ingresos de tendencia?
Si se sobreestiman los ingresos estructurales, automáticamente se sobreestima el gasto.
En ese sentido, ¿los ingresos por el incentivo al retiro del FUT pueden considerarse estructurales?
Cuesta pensar que sean estructurales, porque no son sostenibles en el tiempo. No son para gastarlos en un año, porque no se van a repetir. Hay que sacar el flujo de eso y es bastante menor.
Por lo tanto, ¿el déficit estructural será mayor a lo anunciado por la autoridad?
Sin duda si gastamos más que lo consistente con bajar el déficit estructural en 0,25 punto vamos a tener un número mayor.
¿En qué pie deja eso a la regla fiscal?
En la comisión que me tocó encabezar evaluamos la regla y dimos criterios para mejorarla. La regla fiscal impone una disciplina para evitar darse una fiesta en los tiempos de boom del precio del cobrey cuando por un shock positivo el Producto efectivo supera el potencial, pero requiere un contrapeso que evalúe su cumplimiento y la solvencia fiscal, y así lo propusimos: un Consejo Fiscal que tenga autonomía del Ministerio de Hacienda. El actual no tiene ningún poder. Ahora se refuerza esta demanda: necesitamos en Chile una instancia independiente capaz de revisar el Presupuesto y las implicancias fiscales de los proyectos de ley. En EE.UU. existe la Congressional Budget Office (oficina del Presupuesto del Congreso). Esta instancia analiza el Presupuesto y las propuestas legislativas cada vez que llegan, y asesora al Congreso y a la sociedad en la materia. Da su juicio y cuenta con una gran confiabilidad, como el Banco Central, porque no es ni demócrata ni republicana, es un organismo técnico. Ellos tienen la capacidad de análisis para ser la contrapartida del fisco y ver si las cifras son realistas o no. Se puede hacer con un Consejo Fiscal autónomo o con una oficina de Presupuesto en el Congreso, son modelos alternativos.
¿Hoy es urgente hacer este upgrade a la regla?
Es más urgente, porque en los últimos años el gobierno dijo que iba a terminar su período con un balance estructural y en cambio lo va a hacer con un déficit de 1,5% ó 1,6% del PIB. Además se le han hecho nuevos ajustes a la regla. Pero me preocupa mucho más hacia adelante por los gastos comprometidos. Entonces, necesitamos alguien que audite y que plantee un programa para ponerse en línea. Este es el momento para fortalecer la regla fiscal, porque en cinco años más puede ser muy tarde.
Hay quienes consideran que se debe acotar directamente el nivel del gasto en la regla, ¿lo comparte?
Algunos países lo han hecho, pero creo que en Chile, más que acotar el crecimiento del gasto, lo que se va a requerir es poner alguna cota en la relación deuda/PIB, que no pueda subir más allá de algo.
¿Chile arriesga nuevas revisiones a la baja en la clasificación de riesgo por este tema fiscal?
Fortalecer la regla ayuda a evitar una nueva baja, pero va a depender mucho más de que hagamos en los próximos años para retomar tasas de crecimiento sostenibles sobre el 4%. Debiéramos aprovechar el viento de cola del mejor escenario internacional para ir haciendo un esfuerzo de retirar un poco el estímulo fiscal y al mismo tiempo comenzar a trabajar en reformas más favorables al crecimiento.
¿Y cómo deja eso a la próxima administración?
Lo deja amarrado, pero con una oportunidad de evaluar muchos programas públicos. La administración que llegue en marzo va a tener que determinar a qué velocidad se gasta y no tiene ninguna obligación de gastar todo el Presupuesto. También puede revaluar algunos proyectos y decir que no valen la pena. El nuevo gobierno, dado todos los compromisos de gasto que se han tomado en el último tiempo, va a tener que preocuparse bastante de si el gasto público que tenemos es lo suficientemente eficiente, si está bien focalizado para lo que requiere el país de acuerdo a sus preferencias y en esta etapa de desarrollo. Va a obligar más que nunca a refocalizar recursos para hacerle espacio a otras prioridades, que en la discusión política y en las encuestas incluyen reducir la delincuencia, mejorar la educación temprana, básica y media, y mejorar la calidad de la salud pública y mejorar los salarios y la calidad del empleo.
El FMI advirtió que en 2020 la deuda de Chile subirá a 30% del PIB.
Es un ritmo preocupante. En un país emergente llevar la deuda más allá de 30% a 40% del PIB es tremendamente riesgoso, pero no creo que lleguemos a ese nivel, porque estamos conscientes de que eso nos haría mucho más vulnerables frente a aumentos en las tasas de interés.
Repunte de la economía
¿La recuperación actual del cobre llegó para quedarse? ¿Estará más cerca de US$3 que bajo US$2,5?
La recuperación de la economía mundial, que es sorprendente por su fuerza en los últimos dos a tres trimestres, tiene mucho que ver con que los frenos que tuvo después de la crisis financiera se han ido levantando y eso ha hecho que la gente haya empezado a gastar de nuevo, a lo que se le agrega un crecimiento de China más alto que lo estimado. Se ha configurado un cuadro donde hay más demanda por metales que la estimada a comienzos de año. Así, de pensar que el cobre podía estar entre US$ 2,3 y US$ 2,5, ahora parece más cerca de US$ 2,7-US$ 3.
Pero no es solo cobre, sino también otras exportaciones, como las destinadas a América Latina. El escenario externo ha mejorado en forma importante, pero sostener tasas de crecimiento en los países avanzados de los niveles que vamos a tener este par de años, entre 3,5% y 4%, va a ser difícil sin un aumento de la productividad y además hay riesgos: el principal, lo que termine haciendo la Fed. Por ahora la tasa de EE.UU., que está entre 1% y 1,25%, debiera subir en diciembre un cuarto de punto y unas tres veces más en igual magnitud en 2018, pero eso puede cambiar si la inflación comienza a tomar más fuerza. Entonces, debemos tomar esto como una oportunidad para ordenar la casa: mejorar el ambiente para la inversión y disminuir incertidumbres. Queda la incertidumbre política que se resolverá en diciembre. Una vez claro eso, se va a tener que trabajar en crear un ambiente más favorable para invertir, revisar el sistema tributario, revisar los procesos de aprobación de proyectos, destrabar los proyectos de infraestructura.
¿Es cierta entonces la «mala pata» de esta administración de la que habló el ministro Eyzaguirre y la «buena pata» que tendría el próximo gobierno?
No hay duda que el contexto internacional va a tener un par de años mejores, pero eso no es lo que hace la gran diferencia. La parte externa va a ayudar, pero lo que necesitamos es despejar las dudas internas, porque en Chile la inversión ha caído ya por cuatro años y esa caída no es solo por la inversión minera. También bajó en otros sectores que eran los que debían absorber los recursos que no se invertían en la minería, y no lo hicieron porque las alzas de impuestos redujeron los incentivos para invertir y al mismo tiempo aumentó la incertidumbre interna. Tuvimos un shock externo y la buena noticia es que está desapareciendo, pero ahora tenemos que hacer desaparecer también el shock interno, creando un ambiente mucho más predecible para que la gente pueda desarrollar sus negocios. Entonces, no es pura buena o mala suerte.
¿Estamos finalmente en la primavera de la economía chilena, hay florcitas como dijo Eyzaguirre?
Hay elementos positivos que es la parte externa, también otros que tienen que ver con las expectativas que están mejorando. Eso hace que todo apunte a que el segundo semestre va a ser mucho mejor que el primero: en enero-junio Chile creció 0,5% en 12 meses, mientras que en julio-diciembre lo hará entre 2% y 2,5%. Con eso la economía va a crecer este año en torno a 1,4%. 2018 lo más probable es que sea bastante mejor y si la incertidumbre interna se va dilucidando, va a empezar de nuevo a aumentar la inversión. El próximo año el PIB debiera expandirse entre 2,25% y 3,25%, pero lo grande que se está jugando hoy día es lo que va a pasar en 2019, 2020 y 2021. El país tiene que pensar cómo pasamos de un PIB potencial que crece de 2,5%-2,6%, tasa que no alcanza para satisfacer las demandas de la clase media, a uno sobre 4% por los próximos 10 años.
¿Es mérito de este gobierno que la economía quede encaminada hacia una recuperación?
El BC ha hecho su trabajo bajando la tasa de interés en forma importante porque las brechas de capacidad se habían ampliado y es mérito también de la economía internacional que ha venido repuntando. Con eso explicamos una parte importante de por qué la economía empieza a crecer más. Yo no veo dónde está el mérito del gobierno en esta recuperación de la economía. Se tiene que hacer ese mérito, creando un ambiente más favorable para la inversión, para el ahorro, para emprender, pero es un trabajo que queda pendiente.
¿Se puede ver amagado este repunte si no gana la elección Sebastián Piñera, que aparece como el candidato más amistoso para el mercado?
El país ha aumentado significativamente su preocupación por el crecimiento, por la calidad del empleo y por la calidad de los bienes públicos de seguridad y salud, y todo apunta a que de los candidatos actuales, Sebastián Piñera tiene una agenda más en esa dirección, pero no he visto mucho todavía los programas de los otros candidatos.
¿Eso quiere decir que hace diferencia quién gobierne?
Sí, claro, en todo el mundo. Yo creo que el Presidente Trump va a tener efectos negativos de largo plazo en la economía americana y en la seguridad y el crecimiento mundial. O sea, los gobiernos hacen diferencia. En Chile en los últimos años perdimos la valoración del crecimiento y eso hace una gran diferencia en el bienestar futuro de los chilenos.
¿Qué visión tiene de los planteamientos que han hecho los candidatos Alejandro Guillier y Beatriz Sánchez?
He visto que el jefe programático de Guillier también tiene una preocupación por el crecimiento, pero quiero conocer los detalles, que haya prioridad por fortalecer la solvencia fiscal y cómo se haría.
¿Considera que la Bolsa puede colapsar si Piñera no sale elegido, como dijo su presidente Juan Andrés Camus?
En el caso de la Bolsa en Chile hay una serie de factores que pueden estar presentes en su alza, entre ellos un dinamismo mayor del proyectado de la economía mundial, un aumento superior en el precio del cobre y la mejora en la expectativas de empresarios y consumidores. A esa mejora en expectativas y de la Bolsa pueden estar contribuyendo también las encuestas de opinión sobre los resultados más probables de la próxima elección presidencial. Una reversión en cualquiera de estos factores o un alza más allá de lo proyectado en las tasas de interés externas, afectaría negativamente el precio de las acciones.
¿Es factible que Chile vuelva a crecer a 4% hacia adelante como mencionó antes?
Removiendo algunos obstáculos y considerando que la economía internacional va a tener un par de años buenos, el país puede ir transitando de vuelta hacia un crecimiento de 4%. No podemos quedarnos con un potencial de 2,6% por mucho tiempo, porque hay una demanda de la gente que quiere seguir progresando.
¿El ministro Eyzaguirre puede hacer algo más por la economía en estos cinco meses que restan?
Tiene un rol importante en todo el proceso de aprobación del Presupuesto y el que tiene que jugar con respecto a acotar el aumento de remuneraciones del sector público, para así no deteriorar más las cuentas fiscales y no distorsionar más la estructura salarial de la economía. En ambos casos le puede hacer un tremendo servicio al país.
¿Y cuál es el margen para el reajuste público?
Debería ser consistente con la meta de inflación y el aumento de productividad del sector público, pero es un margen bastante reducido.
De hecho, la productividad del país ha estado estancada, con crecimiento nulo…
Cero es un buen número.
¿Eso quiere decir dar solo inflación?
Así es, inflación futura.