Pulso, 18 de mayo de 2015
Opinión

Corbo por cambio de gabinete y de expectativas: «Hay una oportunidad y ahora va a depender de cómo se usa»

Vittorio Corbo.

por Olga Bustamante

Vittorio Corbo conoce de sobra al nuevo ministro de Hacienda, Rodrigo Valdés. Fue su jefe en el Banco Central durante su presidencia, además comparten su alma mater, ambos estudiaron economía en la Universidad de Chile, y también la institución de posgrado, el MIT en EEUU. Por eso, suena optimista tras el cambio de gabinete: tiene una excelente opinión de Valdés y cree que es el hombre indicado en el momento justo para ayudar a revertir las alicaídas expectativas y darle impulso al país. Sin embargo, es claro en que no basta con los nuevos nombres y en hay que hacer el trabajo, que consiste en incorporar en el diseño e implementación de las reformas del Gobierno incentivos a la inversión y al crecimiento. Se debe “tomar en cuenta que las reformas sin crecimiento no van a llegar a ninguna parte”, advierte.

¿El cambio de gabinete es el golpe de timón que se demandaba al Gobierno y el factor para mejorar las expectativas?
No hay duda que puede jugar un rol importante, especialmente a nivel de los dos ministros clave que se han nombrado, el de Hacienda y el del Interior. Desde el punto de vista de las expectativas, estábamos en una situación bastante inédita. De hecho, si miramos la percepción que tiene la población con respecto a dónde va el país, estamos en el peor nivel desde el retorno a la democracia. Según la encuesta del CEP, el 62% cree que el país está estancado, que es peor incluso que en la crisis asiática en donde el producto se estaba contrayendo. La gente esperaba seguir progresando, lo que ha hecho Chile muy bien los últimos 25 años, y hoy cree que eso está en peligro. Entonces este cambio de gabinete abre una gran oportunidad para comenzar a revertir las expectativas, con una preocupación más grande de crear condiciones para retomar el crecimiento, especialmente despejar dudas en el ambiente de inversión y del mercado laboral. Hay una oportunidad y ahora va a depender de cómo se usa.

¿Es una oportunidad por el tipo de personas que entraron? ¿Hay un tono distinto en el Gobierno?
Yo creo que sí, que tanto el ministro del Interior como el de Hacienda pueden hacer una contribución importante a apoyar las reformas de esta administración, pero con una visión mucho más pragmática en cuanto a la importancia de considerar también en su implementación y diseño los incentivos a la inversión y al crecimiento.

Sin embargo, ya han salido voces precisando que aquí no hay un giro al centro, que no se renunciará al programa y la ministra Rincón dijo que la tramitación de la reforma laboral no se detiene.
Hay que ver en la práctica cómo se va materializando esto. Hay un problema de crecimiento y eso va a obligar tarde o temprano a darle un rol mucho más importante a los incentivos a la inversión, al empleo, y ahí tienen un rol muy importante que jugar especialmente los ministros de Hacienda y de Economía. El ajuste ministerial no hay dudas que no es solamente un cambio de caras, sino que también es un cambio donde se eligieron personas que tienen una cierta trayectoria y esa trayectoria es contribuir a que el país siga progresando.

¿Pero más allá de los intérpretes, debe haber un cambio en el libreto del Gobierno?
Yo creo que cuando se hizo este cambio, por eso se eligieron a esas personas y no a otras. Y claramente el rol que tienen que jugar ellos es ver cómo van reacomodando de manera tal de que se pueda revertir esta situación y podamos empezar de nuevo. Al final el éxito de cualquier Gobierno se va a medir en las acciones que tomó, pero también en la capacidad de mantener un crecimiento que sea adecuado para ir mejorando los niveles de vida de la población. El crecimiento pasa la cuenta, y lo hace acá y en cualquier país del mundo. Entonces el reto es retomar el dinamismo que la economía tenía e ir resolviendo los problemas que se han ido creando en los últimos 25 a 30 años, tanto en el sector privado como en el público.

¿Cuán clave es en eso el convencimiento de la propia Presidenta?
Este es un régimen presidencial, no hay dudas que los lineamientos que dé la Presidenta son clave. Pero muchas de estas cosas no tiene por qué hacerlas por la prensa, tiene que hacerlas en el día a día, en las reuniones de gabinete y en las conversaciones uno a uno que tenga con sus ministros. Una oportunidad pública es el discurso del 21 de mayo.

Asumiendo que las reformas seguirán adelante, ¿de lo que se trata es que consideren criterios más acordes con el crecimiento?
Claro. Y conociendo a Rodrigo Valdés y a Jorge Burgos creo que van a ser cuidadosos en que las reformas que vienen cumplan con los objetivos que se ha planteado la administración, pero al mismo tiempo que contribuyan a que el país siga avanzando. Por ejemplo, se podría haber logrado la misma recaudación tributaria con una reforma que fuera más amigable con la inversión y el crecimiento. Terminamos con impuestos muy altos a las utilidades, que ya están afectado a la inversión, y con dos sistemas paralelos muy difíciles de implementar. Aquí no estamos hablando de una cosa ideológica, estamos hablando de una evaluación técnica.

¿Eso se debe considerar en las reformas laboral y en la de educación?
En la reforma laboral se debe escuchar a gente que sabe mucho de esto, como René Cortázar. El hizo una exposición muy clara en Icare donde planteó que en Chile el problema básico hoy es como creamos condiciones para que las mujeres con bajo capital humano, los jóvenes, puedan incorporarse al mercado laboral. Los sueldos en Chile han subido con la productividad, por lo que tenemos que concentrarnos en cómo mejorar la productividad, ya que si van a subir mucho más que la productividad habrá un problema grande de desincentivo a los otros factores productivos o un problema grande de desempleo.
Y en educación el problema está en pre escolar, básica y media, y todavía no hemos llegado a eso y ya llevamos más de un año. El problema chileno y en el mundo no es la educación universitaria gratuita. En Inglaterra Tony Blair tuvo el coraje de convencer al partido laborista que esa era una política regresiva y lo logró, de modo que hoy se cobra matrícula en las universidades. La mayor parte del mundo se ha movido en esa dirección, ¿por qué nosotros queremos movernos al revés?

Nuevo ministro de Hacienda

¿Qué tan complejo es haber roto la tradición y haber tenido que sacar al ministro de Hacienda?
Creo que es pragmatismo. En Chile no se había cambiado ninguno desde la vuelta a la democracia, pero se han cambiado en EEUU, en Francia, en Italia muchas veces, no le doy tanta importancia. Encuentro muy bien que la Presidenta lo haya evaluado, tomó una decisión y esa decisión no tenía por qué haber estado frenada porque nunca se había cambiado un ministro de Hacienda.

¿Tuvo coraje la Presidenta al hacerlo?
Sí claro, mucho coraje, pero yo celebro que haya pensado en lo que es mejor para el país. Ahora, los ministros de Hacienda son en la parte económica el corazón de la administración, por lo que tampoco es cosa de darse un festín y cambiarlo todos los días. Lo que sí no hay que romper es que este país ha sido muy exitoso y la gente quiere que se mantenga el crecimiento. Romper esa tradición es muy costoso porque la gente está desilusionada. Esa es la que no hay que romper, porque contribuye al bienestar, lo otro contribuye sólo a mitos.

¿En qué se equivocó Alberto Arenas?
No es fácil ser ministro de Hacienda. Lo que al final le pasó la cuenta al ministro Arenas fue el hecho que los resultados económicos han sido muy débiles, y el convencimiento de la gente de que las reformas claves que se implementaron en el primer año de esta administración no han sido eficaces y, al mismo tiempo, no se han beneficiado del conocimiento técnico de los últimos 100 años.

¿Cómo ve a Rodrigo Valdés para la tarea que le toca enfrentar a cargo del Ministerio de Hacienda?
Es un ministro de Hacienda de lujo, que tiene todos los ingredientes que requiere el cargo. No puede haber una persona mejor capacitada en este momento histórico del país. El Rodrigo Valdés de hoy día tiene una tremenda experiencia, mucha más allá de la que tenía cuando estuvo conmigo en el Banco Central. Pero aparte de eso tiene una gran capacidad como economista de ver las implicancias económicas de las fuerzas internas y externas, de defender bien sus ideas, pero sin ser arrollador. Lo va a hacer con argumentos y eso puede ser muy útil. Ese rol del ministro de Hacienda puede ser clave en el momento chileno actual.

¿Cuáles son sus 2 o 3 desafíos principales?
El principal desafío que tiene es crear un ambiente más favorable para destrabar las expectativas de empresarios y consumidores, lo cual va a requerir que al interior del Gobierno él articule una visión común de cómo avanzar en el programa de la Presidenta, (pero) haciéndolo más compatible con ir despejando dudas sobre hacia dónde va el país en crecimiento. Tiene una tarea al interior de la administración de gestionar eso.

¿Eso implica intervenir cuánto en las reformas en curso?
Tomar en cuenta que las reformas sin crecimiento no van a llegar a ninguna parte.

¿Y en materia fiscal qué debe hacer: refrendar la meta de un déficit estructural de 0% en 2018 o sincerar que eso no se logrará?
Lo más probable es que los especialistas que van a entregar ahora sus estimaciones de crecimiento potencial para el Presupuesto 2016 van a estar más cerca de 3,7% que del 4,3% que se usó el año pasado, lo que implica que el próximo año el gasto fiscal tiene que crecer mucho menos que este año. Además, dada la fortaleza de las cuentas fiscales chilenas, va a tener que repensarse si es adecuado llegar a un balance el año 2018. Puede que sea una transición más ordenada llegar a un déficit estructural de 0,5% del PIB en vez de 0%, porque va a haber una revisión del crecimiento potencial y también posiblemente del precio a largo plazo del cobre. Entonces, parte de su trabajo va a ser repensar las reglas.

¿Pero eso es una licencia para poder gastar más? Había trascendido la noción de extender el estímulo fiscal.
Ese no es el camino en absoluto. Se ha dado un estímulo muy importante en la parte monetaria, se complementó con un estímulo fiscal ahora, y si la economía está creciendo todavía al 2%, claramente el problema está en otra parte. El espacio de crecimiento para el gasto fiscal en 2016 está más cerca de 5,5% o 6%, versus el 9,8% de este año.

Usted alaba las capacidades técnicas de Rodrigo Valdés, ¿tiene también las habilidades políticas que requiere su cargo?
En el Rodrigo del 2006-2007 hubiese tenido dudas, pero el Rodrigo Valdés del año 2015 tiene todos los elementos para desenvolverse bien también en el área política.

Después de este cambio de gabinete entonces, ¿usted está para subir su apuesta de crecimiento?
Todavía es muy prematuro, pero todo me hace pensar que los riesgos del crecimiento chileno tienen una oportunidad importante de reducirse. Hay una oportunidad de que las expectativas se empiecen a revertir, pero de momento sigo con una estimación de crecimiento para este año de entre 2,5% y 3%, más cerca de 2,6%-2,7%.