La Segunda, 19 de junio de 2012
Opinión

Cosas de la política

Leonidas Montes L..

Dentro del desorden y desconcierto que azotan a la Concertación, la semana pasada fue generosa, con un par de notables acontecimientos políticos.

El PPD, ahora dirigido por el senador Jaime Quintana, dio un sorpresivo viraje a la izquierda dura. Este giro de timón ya ha tenido algunas consecuencias. Por de pronto, el senador Escalona puso fin a sus “gestiones de buena voluntad”. Su tarea era simple y noble: reanudar el diálogo de la oposición con el Gobierno para alcanzar acuerdos. Con este objetivo en mente, el actual presidente del Senado se proponía emular las exitosas gestiones que el senador Longueira desarrollara en su momento para salvar al gobierno del Presidente Lagos. Pero se encontró con una barrera infranqueable. El senador Girardi, cerebro y mentor detrás del atrevido giro a la izquierda del PPD, puso una lápida al intento de buscar acuerdos. En sus propias palabras: “La política de los acuerdos se terminó”. Ahora bien, fue tarea del nuevo presidente del PPD, el senador Quintana, aclarar las razones para oponerse a dicha noble iniciativa política. Y como sólo en la política podemos encontrar razones que realmente desafían nuestro intelecto, el senador Quintana afirmó que en el PPD “no nos oponemos al diálogo, sino a los acuerdos”. Como en política se supone que el diálogo precede a los acuerdos, o, dicho de manera más simple, en política se llega a los acuerdos a través del diálogo, esto es como decirle a un maratonista “corra, pero no se mueva”. Aunque los griegos se referían a este tipo de figuras retóricas como un oxymoron, este razonamiento político equivaldría más bien a decir “conversamos, pero no escuchamos”. Pero para darnos más luces respecto de la justificación de esta conducta política que escapa a toda lógica, el senador Quintana remató aclarando que en el PPD simplemente estaban en contra de “los acuerdos de manitos alzadas”. Este gracioso capítulo lo cerró el Presidente Lagos. Añorando los buenos tiempos del PPD y la política, declaró con comprensible nostalgia que “echa de menos un mayor clima de entendimiento”.

Sabemos que el senador Girardi, gestor de la estrategia del PPD, es un brillante felino político. De sus siete vidas, todavía le quedan algunas. Sólo resta desearle suerte al nuevo presidente del PPD en esta nueva cruzada de su partido.

En la Junta Nacional del Partido Demócrata Cristiano, su presidente, el senador Ignacio Walker, llamó a “terminar con el festival de declaraciones”. No obstante, durante la Junta se lee la declaración política más importante del año. Fue precisamente una mujer de la DC, la ex ministra de Bachelet, Laura Albornoz, quien tuvo el honor de leer la carta de Michelle Bachelet. Los más escépticos no lo podíamos creer: nuestra amada Presidenta, cual diosa Afrodita, envió por primera vez un mensaje desde el Olimpo. Y sus palabras cayeron directamente en el ágora de la DC.

Walker fue también tajante, aclarando que “la Democracia Cristiana va a llevar candidato o candidata presidencial sí o sí”. Si bien el mensaje de Bachelet es una señal inequívoca de que vuelve al ruedo político, y su contenido adelanta lo que será su futuro programa de gobierno, dadas las circunstancias de la Junta, sorprende aún más la algarabía en torno a esta especie de revelación divina. Frente a dos figuras jóvenes y promisorias de la DC —Ximena Rincón y Claudio Orrego—, que se han lanzado con energía, compromiso y entusiasmo a luchar por la Presidencia en representación de la DC, el presidente del partido de centro le prestó su tribuna partidaria a Bachelet.

En política también se debe diversificar al riesgo. Y de esto saben mucho en la DC. Vamos con nuestros candidatos, pero también con Bachelet. Total, ambos caminos pueden conducirnos a La Moneda.