La Tercera, 15 de septiembre de 2014
Opinión

Cruch y sistema de selección

Fernando Ochoa, Sylvia Eyzaguirre T..

Acceder a la educación superior trae no sólo beneficios públicos, sino también enormes beneficios privados. Dada la alta repercusión que tiene en el futuro de una persona no sólo acceder a la educación superior, sino también a determinadas carreras e instituciones, se vuelve sumamente importante contar con instrumentos de selección de buena calidad, que logren identificar a los alumnos por sus talentos y no por sus niveles socioeconómicos.

¿Cumplen con este requisito los instrumentos diseñados por el Cruch? Lamentablemente, no. Este ha definido tres instrumentos para seleccionar a los alumnos: PSU, NEM y Ranking, y todos ellos tienen sesgo socioeconómico. La Prueba de Selección Universitaria (PSU) tiene múltiples falencias en su diseño, construcción, validación y aplicación. Una de las falencias es que se construye sobre el currículum científico-humanista, perjudicando a los alumnos que siguen la formación técnico-profesional; otra es que tiene un sesgo socioeconómico por sobre lo tolerado en cualquier prueba internacional de este tipo. Por otra parte, las notas de enseñanza media (NEM) también tienen un sesgo a favor de los colegios particulares pagados (mientras estos últimos tienen un promedio NEM de 5,9, los liceos públicos tienen un promedio NEM de 5,4). Este sesgo es muy fácil de eliminar, bastaría con corregir las notas por la desviación estándar. Por último, la fórmula de ranking también presenta el mismo sesgo. Esto se debe a que en vez de implementar un ranking, donde se considera la posición relativa del alumno, se implementó una bonificación a las NEM. Así, dos alumnos con la misma posición relativa y con el mismo promedio de notas pueden obtener puntajes diferentes. Por ejemplo, un alumno en el percentil 10 de mejor desempeño del Colegio Cumbres obtiene un puntaje ranking de 796 puntos, mientras que un alumno con igual ranking del Centro Educacional Baldomero Lillo obtiene un puntaje de 669 puntos. En promedio, los alumnos de liceos públicos obtienen 50 puntos menos que los de colegios particulares pagados.

Es verdad que nuestro país es muy desigual y ello repercute en el rendimiento de los alumnos; y es evidente que no podemos pedirles a los instrumentos para seleccionar a los alumnos de educación superior que borren las diferencias que produce la cuna y que la educación escolar no ha logrado reducir, pero tampoco podemos aceptar que las incrementen.

La pregunta de fondo es si el Cruch es capaz de desarrollar e implementar instrumentos de selección de calidad. Mirando la historia, resulta difícil pensar que este conjunto de instituciones tengan los incentivos para hacerlo, pues ella nos revela lo poco efectivo que ha sido en esta tarea. Hoy el debate tiene su foco en los instrumentos, que por cierto son fácilmente perfectibles; sin embargo, estamos convencidos de que el principal problema radica en la institucionalidad del sistema de selección de educación superior. Requerimos un sistema sin conflictos de interés, independiente de las universidades, que vele por el bien de los estudiantes y no por el de estas últimas.

Sylvia Eyzaguirre, Centro de Estudios Públicos
Fernando Ochoa, Movimiento Elegir