La Segunda, 10 de junio de 2014
Opinión

De asesores y asesorías

Leonidas Montes L..

El “frenesí” de la agenda legislativa ha opacado una serie de otros cambios. En Codelco, salió Keller. En TVN, Valdés. Volvemos a la primacía de la política, entendida como poder, dicen algunos. Son los cambios necesarios en cualquier nuevo gobierno, advierten otros. No obstante, entre todas las asesorías que terminan y comienzan, hay dos que merecen cierta atención.

Miguel Crispi estudió Sociología en la Universidad Católica. Es hijo de Claudia Serrano, ex ministra de Bachelet y actual embajadora ante la OCDE. Representando al NAU, fue elegido presidente de la FEUC en 2009. Este movimiento, que durante 2011 tuvo a Giorgio Jackson como representante, ya lleva seis años dirigiendo la FEUC. Crispi es, además, fundador y coordinador de Revolución Democrática. Y así como su amigo Jackson entró a la arena política como diputado, Crispi entró como asesor del ministro Eyzaguirre y en marzo fue contratado a honorarios (los más preocupados del lucro pueden revisar www.gobiernotransparentechile.cl).

Dicen que es un joven brillante, pero este no es su primer trabajo en el sector público. Entre mayo y agosto de 2008, mientras estudiaba y articulaba el movimiento estudiantil, Crispi ya había prestado servicios al Mineduc. Eso sí, ha aclarado que asesora al ministro con una actitud de “colaboración crítica” y se define, antes que nada, como “un militante disciplinado”. En su nuevo rol público siente el deber de “ocupar espacios”. Para el joven dirigente, “lo más relevante es hacernos cargo de nuestra vocación de poder”. Por esta razón, sin empacho alguno, precisa que “sin presión del movimiento social no hay cambios. Si el movimiento estudiantil no sigue insistiendo, quizá los cambios en educación no lleguen”. ¿No existe, a lo menos, un conflicto de interés republicano en las opiniones de Crispi? La verdad es que uno no sabe para quién trabaja. Y lo que es peor, a Eyzaguirre parece no importarle.

Luego está Arturo Cifuentes, director académico del Centro de Regulación y Estabilidad Macrofinanciera de la Universidad de Chile, un destacado académico con doctorado en Caltech que posee, además, una larga y rica experiencia en los mercados financieros internacionales. Por eso fue nombrado presidente del Comité de Inversiones que maneja nuestros fondos soberanos.

Desde Hacienda surgió la mala idea de usar nuestros ahorros para capitalizar Codelco. Cifuentes se atrevió a decir que no estaba de acuerdo, ya que los fondos soberanos son para protegernos ante las variaciones del precio del cobre. Al parecer, su opinión incomodó al ministro Arenas y le pidieron que firmara una renuncia “voluntaria”. Como no quiso firmar y contó lo que había sucedido, rápidamente la Presidenta Bachelet firmó un decreto para cambiarlo. Lo despidieron por cumplir responsablemente con su rol y, sin que nadie del Comité dijera una palabra, nombraron a su reemplazo y a dos nuevos integrantes. Así de simple.

Pienso, por varias razones, que el desenlace debió haber sido al revés, pero el lector juzgará qué asesoría le parece más responsable. Y más republicana.