La Segunda, 4 de enero de 2013
Opinión

De vuelta a la realidad

Leonidas Montes L..

Convertida ya en la madre de las encuestas, la última encuesta CEP nuevamente pasa a ser el oráculo para diversos zahoríes. En relación al eventual poder predictivo de esta fotografía tomada entre el 17 noviembre y el 17 de diciembre, coincido con David Hume quien decía “no podemos saber que el futuro se parecerá al pasado”.

La verdad es que esta última encuesta no presenta grandes sorpresas, pero sí algunas noticias alentadoras. La posición de Bachelet sigue siendo sólida, pero su candidatura es como el fantasma de un equipo mítico que hace mucho tiempo no sale a la cancha. Convertida en una especie de diosa Fortuna, su calculado silencio pareciera ser la cornucopia de la mayoría: un 54% ya estaría decidido a votar por ella. Sin lugar a dudas su simpatía y sencillez son los atributos que le permiten contar con el cariño y la confianza de los chilenos. Pero todo será todo muy distinto cuando comience el partido. En política – ejemplos sobran – no hay carrera ganada. Y si hay algo claro, es que los chilenos somos moderados, o dicho de otra forma, mayoritariamente de centro. Por lo tanto la cancha que le espera a Bachelet no está exenta de dificultades (sólo recuerde a Camila Vallejo declarando que en el PC gobernará con un pie en el gobierno y otro en las movilizaciones). Al regreso de vacaciones presenciaremos un partido fascinante y a la vez lleno de sorpresas. Y cuando Bachelet vuelva a la realidad, participando del debate público, una de ellas será la disminución en su aprobación.

Repasemos las buenas noticias. El año 2011 estuvo marcado por el movimiento estudiantil, y esto se reflejaba en las encuestas. Pese a las excepcionales cifras económicas en cuanto a empleo y crecimiento de ese año, parecía que la ciudadanía estaba permeada por una especie de pesimismo e impotencia. En relación a esto último, el caso La Polar también contribuyó a esa sensación de rabia, indignación que se instaló frente al abuso. Recién ahora los ánimos se morigeran. Dicho de otra forma, ya comienzan a emerger los animal spirits de la economía. A fines del 2011 sólo un 18% calificaba la situación económica del país como buena o muy buena. Esta cifra sube a un 28% en la última encuesta. A fines del año 2011 sólo un 28% pensaba que Chile progresaba. Ahora un significativo 44% cree que Chile está progresando. Y la aprobación del gobierno, empujada por el reconocimiento al manejo económico, sigue mostrando una gradual y sostenida tendencia al alza. En definitiva los frutos del éxito económico de este gobierno comienzan a aflorar mostrando una tendencia – ceteris paribus – que sólo puede seguir creciendo. Naturalmente estas son buenas noticias para el gobierno, la Coalición y, por qué no decirlo, para el país.

En lo político algo mejora la aprobación respecto a cómo lo está haciendo la Concertación (sube de 16% a 19%) y la Coalición (sube de 20% a 25%). Aunque queda mucho trabajo por hacer en términos políticos, existe una leve tendencia a revalorizar el rol político de ambas coaliciones que venían cayendo en picada desde un 41% de aprobación. Estas también son buenas noticias para el mundo político y para el país.

En relación a los candidatos de la Coalición, aunque Golborne lidera la carrera, Allamand se mueve rápido por los palos (como era de esperar, LG tiene más apoyo popular y AA es más sólido en el nivel socioeconómico alto). Y en cuanto a quienes ya están decididos a votar por ellos, ambos capitalizan: Golborne sube de 14% a 15% y Allamand sube de 4% a 7%. MEO está firme con un 8% de convencidos de votar por él y a la espera de la competencia real (él sabe jugar en estas lides y tiene ese valioso sentido de la oportunidad política). Finalmente, respecto a los demás candidatos, es probable que Andrés Velasco (3%), Franco Parisi (3%), Claudio Orrego (1%) y Ximena Rincón (1%) esperaran mejores noticias respecto a los convencidos. Pero la buena noticia para todos los que desafían a una Bachelet que aparece blindada con su popularidad, es que sólo pueden subir. Y obviamente ella sólo puede bajar. Aunque la idea platónica de Bachelet parte con una ventaja sideral, la carrera todavía no comienza. Porque en definitiva, como nos recuerda David Hume, nadie sabe lo que el futuro nos depara. Simplemente será una vuelta a la realidad.