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Desempleo: ¿Superamos el millón?

Sebastián Izquierdo R..

Desempleo: ¿Superamos el millón?

La incertidumbre económica, claramente reflejada en esta sorpresiva caída del Imacec, y la deslegitimidad de la política son el meollo del problema. Hemos recibido suficientes advertencias. Si no tomamos medidas, la cifra del millón de afectados pronto quedará corta. Es urgente actuar sin distracciones, comenzando por reconocer su gravedad.

Emergencia laboral: una vez más el INE nos informa sobre un nuevo aumento en la tasa de desocupación a nivel nacional, que ha alcanzado un preocupante 9% –esto es, 890.175 personas– en el trimestre de junio-agosto de 2023. Este triste récord nos hace recordar los tiempos de la pandemia o retrotraernos al 2010, cuando alcanzamos cifras similares. Si comparamos este porcentaje con el de hace doce meses, lamentablemente, observamos por décima vez un aumento, y en esta ocasión, fue el más alto, alcanzando 1,1 puntos porcentuales.

¿Hemos superado el millón de desocupados? Detrás de las estadísticas se esconde una realidad alarmante. Al interior del 9% se encuentran personas que enfrentan la angustia del desempleo, con graves repercusiones para ellos y sus familias, en un momento en que la estancada economía apenas creó 150 mil empleos en los doce meses anteriores.

Distinta suerte corre la otra parte de la fuerza laboral, los ocupados, grupo que incluye al crecido 1,2 millones de asalariados del sector público. Tristemente estos son los mismos 9 millones de personas que estaban ocupados previo al Covid-19 y en las que hoy hay un 27% de empleo informal. Si hubiéramos mantenido la tendencia previa a la pandemia, esta cifra debería ser más alta, con cerca de 500 mil trabajos adicionales.

Otra manera de indagar en aquellos que no se reflejan en las estadísticas, son las personas que en edad de trabajar eligieron no buscar empleo durante la pandemia y aún no se han reincorporado a la fuerza laboral, ya sea trabajando o al menos buscando empleo. Antes de la crisis sanitaria, la fuerza laboral estaba compuesta por 9,8 millones de individuos, y la tendencia proyectaba un aumento de 400 mil personas hasta 2023, lo que lamentablemente no se materializó. Como nos advirtió el experto en la materia, David Bravo, la tasa de ocupación del 55,4% es comparable a la que teníamos hace 13 años atrás.

Además, como si esto no fuera suficiente, un cálculo adicional revela que actualmente cerca de 300 mil personas superan la tendencia en el número de individuos “inactivos potencialmente activos”. Esto implica que combinando esta fuerza de trabajo potencial, en lugar del 9%, nos acercamos al 17,1% de desocupación. En resumen, si sumamos a los 890.175 personas desempleadas de cualquiera de los tres cálculos anteriores, la cifra fácilmente superaría el millón de individuos que, en la práctica, carecen de ingresos laborales.

Hace unas semanas, CEPAL y OIT alertaron que Chile era el tercer país de la región con mayor rezago en recuperar empleo pre pandemia, detrás de Belice y Panamá. La últimas cifras de pobreza, al desagregarse, se evidenciaban dramáticas caídas en los ingresos laborales de los más desprotegidos. El aumento del desempleo, la desaceleración en la creación de empleo y la persistente informalidad laboral nos señalan un momento crítico en nuestro mercado laboral. La incertidumbre económica, claramente reflejada en esta sorpresiva caída del Imacec, y la deslegitimidad de la política son el meollo del problema. Hemos recibido suficientes advertencias. Si no tomamos medidas, la cifra del millón de afectados pronto quedará corta. Es urgente actuar sin distracciones, comenzando por reconocer su gravedad.