El Mercurio, 5 de abril de 2015
Opinión

Es un extraño mundo

Ernesto Ayala M..

«Citizenfour» ganó el Oscar como mejor documental, ya se estrenó en HBO en Estados Unidos y hoy se puede encontrar en las redes no siempre legales de la web.

Este es el cuarto largometraje de Laura Poitras (1964) y, según ella misma declara al comienzo de la cinta, «Citizenfour» es la tercera parte de una trilogía sobre la «guerra contra el terrorismo» post 9/11. Decir que la cinta cuenta la historia de Edward Snowden y cómo divulgó la forma en que la Agencia Nacional de Seguridad en Estados Unidos (NSA) y el Government Communications Headquarters de Gran Bretaña (GCHQ) espían masivamente a los ciudadanos del mundo no es por completo preciso. El documental da cuenta, más bien, del momento en que Snowden, en junio de 2013, hace estas revelaciones frente a dos periodistas de The Guardian, en un cuarto de un hotel de Hong Kong, a lo largo de una semana. Más que reconstruir un hecho, entonces, lo registra mientras sucede. Llegar a esto no fue fácil, y Poitras narra con tensión cómo fue el antes y también el después.

El documental es apasionante, primero, por la diferencia de proporciones entre lo revelado y los mecanismos de revelación. Lo revelado es la enorme escala y sofisticación tecnológica de las agencias de seguridad, sus distintos programas de seguimiento a toda la población y la inconmensurable cantidad de información que recolecta desde los celulares, e-mails , búsquedas en Google y movimientos físicos y financieros que realizamos cada día. El mecanismo son solo cuatro personas conversando. Snowden habla con una mezcla de nerviosismo y seguridad, muestra documentos que obtuvo como analista de infraestructura de la NSA y los periodistas preguntan y anotan. El periodismo, incluso en un caso de revelación planetaria como este, mantiene algo a ras de tierra que resulta consolador.

Poitras filma con elegancia e inteligencia. De seguro que hay simplificaciones que un experto en seguridad podría matizar, pero la cinta no comete el error de enfatizar sus puntos agresivamente a través del montaje o grandes signos de exclamación, como una película de Michael Moore. De hecho, la cinta explica y explicita menos de lo que quizá debiera. Como las revelaciones ya han ocupado los titulares, los diarios y conferencias en TED para cuando Poitras arma su cinta, puede evitar los infinitos detalles y concentrarse en la atmósfera que rodea la historia, en personajes que también han hablado -como William Binney-, en el enorme complejo que la NSA está construyendo en Utah o detallar en la paranoia con que Snowden se comporta, que, como bien se ha dicho, puede ser una anticipación de cómo nos comportaremos rutinariamente en el futuro. «Citinzenfour», en ese sentido, tiene el ambiente frío, algo opresivo, claramente paranoico de una cinta de espías en un mundo distópico, supervigilado por entidades secretas. Cuesta creer que se trata del mundo que habitamos hoy.

La cinta, por último, abre preguntas sobre la privacidad, la libertad, y el poder del Estado sobre el individuo que superan con mucho las limitaciones de este espacio. Estados Unidos y Gran Bretaña son democracias con instituciones robustas; sin embargo, todo indica que las herramientas de seguimiento que poseen sus agencias de seguridad sobrepasan sobradamente lo que en Occidente consideramos como razonable. Al mismo tiempo, la privacidad ha perdido parte de su aura sagrada. Vivimos tiempos en que las personas la exponen voluntariamente a través de los medios y las redes sociales, lo que hace dudar de cuánto la valoran. El punto está quizás en que cada cual elige qué exponer y qué no, y que esa elección debiera permanecer como una decisión propia, voluntaria. En fin. Aunque «Citizenfour» entra en la batalla de la privacidad y la libertad que de ella nace, su fuerte no está en los argumentos, sino en constatar cómo vivimos en un mundo amenazado de formas que no imaginábamos.

CITIZENFOUR
Dirigida por Laura Poitras.
Documental con Edward Snowden.