El Mercurio, 24/8/2009
Opinión
Educación

Inger Enkvist: «Un profesor que no maneja bien las materias nunca entusiasmará a los niños»

Inger Enkvist.

La experta sueca Inger Enqvist critica los modelos de enseñanza «centrados en el alumno» y exige menos metodología y más contenidos en la formación de docentes.

por Manuel Fernández Bolvarán

Inger Enqvist no les teme a las tesis polémicas. El año pasado, en su libro «Íconos latinoamericanos», puso en el mismo saco a Fidel Castro, Diego Maradona, Pablo Escobar y Frida Kahlo, tildándolos de «mitos del populismo» de esta región.

Pero donde más punzantes son sus críticas es en educación. Yendo contra la corriente, se opone duramente al modelo de enseñanza constructivista (la «nueva pedagogía»). Aquella que establece que el alumno debe construir su propio conocimiento, donde el profesor debe ser un facilitador y que privilegia las opciones más lúdicas para enseñar. «Es el populismo en la educación», dice esta académica especialista en español de la U. de Lund (Suecia) que vino a Chile invitada por el Centro de Estudios Públicos (CEP).

-¿Qué es el populismo en la educación?
«Se pensó en algún momento en que, como estaban llegando a la escuela chicos que no tenían apoyo en la casa, había que hacerles más fácil el trabajo, había que bajar la exigencia, introducir el juego, reducir las tareas, etc. La nueva pedagogía inspiró las reformas de los últimos 40 años en Suecia, y hoy hay menos alumnos de clase obrera que sacan carreras universitarias que antes. En cambio, la vecina Finlandia, que hoy es líder en educación, se ha mantenido al margen de esta tendencia. Por motivos históricos, ellos han aprendido que la vida es dura y que nada es gratuito. Así que esa idea de que la educación se puede hacer jugando nunca los ha convencido».

-O sea, ¿el mayor bienestar jugó en contra de sus sistemas educativos?
«Sí. En la década de 1970, los adultos pensaron ‘bueno, si nosotros vivimos mejor y más cómodos, ¿por qué no facilitarles la vida a los niños?’. Así que empezaron las reformas. Al contrario, los países pobres de Asia que quisieron avanzar rápido al desarrollo, como Corea del Sur o Singapur, nunca fueron tentados por el constructivismo, y les fue muy bien. Avanzaron rápido en poco tiempo, y hoy se consideran modelos».

-¿Por qué cree entonces que estas ideas están tan extendidas?
«Porque es una idea atractiva. Está rodeada de un halo de modernidad. Se supone que es una forma de adaptarse al mercado laboral, porque el mundo del trabajo del futuro valora la autonomía. Pero uno puede ser autónomo sólo después de haber tenido una educación. Sin esa base, la autonomía no es productiva».

-¿Cómo hacer una clase no aburrida siguiendo su razonamiento?
«Primero, yo no defiendo las clases aburridas, pero creo que el chico se aburre cuando no entiende, cuando tiene una mala base de conocimientos. Dicho eso, la respuesta va a parecer una evasión: no hay una sola metodología. Depende de la materia, del grupo, de los materiales. La destreza del buen pedagogo es ser capaz de escoger la mejor opción para un determinado momento. El problema de la formación docente constructivista es que les entrega sólo un método, y éste se vuelve más importante que el contenido».

-¿Eso implicaría cambios en la formación docente?
«Sí, pero lo central es que los profesores sean bien preparados en los contenidos que enseñarán. Con el auge del constructivismo, a los profesores hoy se les forma más en metodología que en contenidos. Pero un profesor que no maneja bien las materias nunca va a motivar a los niños. Sólo después de entender muy bien algo, uno puede empezar a reflexionar sobre cómo explicarlo. De lo contrario, el educador queda sin armas».