La Segunda
Opinión

Inmigrantes versus inmigrantes

Aldo Mascareño.

Inmigrantes versus inmigrantes

En tiempos de polarización, de generalización grosera, de rabia con el presente y de añoranzas de un pasado romantizado que realmente nunca existió, saber establecer distinciones finas es una virtud. Algunos chilenos lo están haciendo con los inmigrantes.

Uno de los módulos de interés incluidos en la última encuesta CEP es el de la evaluación de la inmigración en Chile. El panorama, en una primera aproximación, no parece muy alentador. El 70% de la población chilena piensa que los inmigrantes elevan los índices de criminalidad, una opinión transversal por sexo, edad, nivel socioeconómico y educacional. El 74% cree que la inmigración de hoy es peor que la de hace cinco años. Esta apreciación también es transversal, aunque más mujeres que hombres lo sostienen.

Las visiones sobre la honestidad, la dedicación al trabajo y el respeto a las costumbres chilenas por parte de los inmigrantes son, para los chilenos, más bien reducidas: un tercio (32%) los juzga trabajadores, 20% los cree honestos y un 18% piensa que respetan las costumbres. Estas cifras son regularmente mayores en la macrozona norte y en la Región Metropolitana, lugares donde se concentra la población migrante. Sin embargo, una buena encuesta (un buen observador y un buen ciudadano) nunca debe generalizar sobre la base de uno o dos datos.

Es por eso que el estudio del CEP también interroga sobre la sensación de molestia o agrado ante distintas situaciones, como trabajar con migrantes, ser su vecino o que un familiar cercano se case con un o una inmigrante.

Solo a un grupo reducido de chilenos (inferior al 20% o incluso al 10%) le molestan estos escenarios. A un tercio le agradarían las situaciones descritas y una mayoría tiene una actitud moderna ante ellas, pues que no le molestan ni agradan. Esta es una postura liberada del prejuicio nacionalista y que revela apertura a la interacción antes que nativismo, ese apego irreflexivo a los propios y desprecio a los extranjeros.

Los más llamativo, sin embargo, es que entre la medición de junio-julio 2023 y la de septiembre-octubre del mismo año, los chilenos que optan por prohibir toda inmigración bajan de 58% a 42%, quienes prefieren inmigración libre ascienden de 8% a 17% y los que se ubican en una posición intermedia suben de 32% a 40%. Esto indica que los chilenos hoy saben diferenciar entre inmigrantes e inmigrantes. Entre aquellos involucrados en actividades delictuales y quienes buscan la realización de sus legítimos planes de vida personales o familiares. En su mayoría (54%) los chilenos creen que los inmigrantes han llegado a Chile porque su país se encontraba en crisis y, cerca de un tercio (27%), porque buscan mejores oportunidades laborales. Es decir, se distingue entre vicio e integridad, entre aprovechamiento y drama.

En tiempos de polarización, de generalización grosera, de rabia con el presente y de añoranzas de un pasado romantizado que realmente nunca existió, saber establecer distinciones finas es una virtud. Algunos chilenos lo están haciendo con los inmigrantes.