Los «expertos» infieren rápidamente conclusiones a partir de los puntajes nacionales. Ha aumentado la desigualdad, afirman. Al día siguiente, los resultados para todo el sistema muestran que las brechas se han reducido levemente y confirman una tendencia de los últimos años. En esas 24 horas no han faltado las propuestas para afrontar esas mayores diferencias. El caso deja una pequeña lección. Se requieren políticas educativas basadas en evidencia comprehensiva, y no en diagnósticos incorrectos o antecedentes incompletos.
76 horas. Este es el plazo que tienen los estudiantes para postular a las universidades agrupadas en el sistema único de admisiones. Para ese poco más de dos por ciento de los jóvenes con puntajes promedio por sobre 700 puntos y que tienen acceso a las carreras y universidades más selectivas, este proceso es un trámite de corta duración. Para el resto, el plazo parece extraordinariamente corto, particularmente porque son numerosas las consideraciones que deben balancear. No se encuentran en la experiencia comparada procesos de postulaciones tan breves.
Una de las ventajas de un sistema coordinado y centralizado de postulaciones es la posibilidad de combinarlo con muy buena información sobre la naturaleza de las universidades y carreras disponibles, las acreditaciones, sus dotaciones académicas, la disponibilidad de infraestructura, los índices históricos de reclamos, la duración efectiva de las carreras, los costos esperados, la empleabilidad e ingresos futuros y las deserciones, entre muchos otros aspectos. Nada de ello está accesible en la plataforma única de postulaciones. Por cierto, esa información está dispersa en otros lugares. Pero atendidos los plazos de postulación y las ventajas de centralizar la información, es inaceptable que la plataforma de postulaciones no facilite el proceso de decisiones. Más todavía cuando son los estudiantes o el Estado en su representación los que financian este sistema.
Nuevamente quedó en evidencia que los estudiantes de la educación municipal que logran posicionarse en la parte superior de los puntajes PSU provienen, en su inmensa mayoría, de unos pocos liceos selectivos en su admisión. Que se esté pensando en terminar con esta posibilidad sin ninguna certeza que aquella porosidad se va a poder mantener bajo un esquema alternativo desafía toda lógica. Sin embargo, se está a días de legislar en esa dirección. ¡Insólito!