La primera edición de este libro forma parte de la Colección Lenguas y Literaturas Indígenas, publicada en 1992 por la Fundación MAPFRE América y la Editorial MAPFRE en Madrid. Tres razones explican el deseo de realizar una segunda edición, catorce años después, por parte del Centro de Estudios Públicos. En primer término, el libro es de un valor singular, por varios motivos: constituye una sólida y útil introducción para un público no especialista a la lengua mapuche y, en buena medida, también a la cultura mapuche; su autor era un conocedor profundo de estas materias; e incluye una excelente antología bilingüe de textos mapuches comentados. En segundo lugar, es un libro de muy difícil obtención, tanto en el Cono Sur como en otros sitios, incluso en librerías especializadas en temas históricos, indígenas, culturales y similares. En último lugar, se encuentran en la primera edición varios errores menores —casi todos ortográficos o de formato— que ciertamente no dificultan la lectura ni impiden apreciar el valor de la obra, pero que no tienen cabida en una publicación de este tipo.
Una segunda edición bien podría haber sido tanto corregida como crítica y actualizada; téngase en mente que la situación de los mapuches y su lengua, como también aquella de los estudios acerca de estos temas no son las mismas en 2006 que a comienzos de los noventa. Esta tarea, sin embargo, debería haber sido acometida por Adalberto Salas en vida, o bien solo, o bien junto al editor o algún otro lingüista. En consecuencia, el Centro de Estudios Públicos optó por la publicación de dos obras, hasta cierto punto similares y en todo caso complementarias: una es el libro del editor Mapudungun: el habla mapuche, y la otra es la segunda edición de El mapuche o araucano, que el lector tiene en sus manos. El primer libro es un estudio actualizado en varias áreas y se concentra en la lengua; incluye un glosario bilingüe, material comparativo comentado y tomado de muchos otros idiomas, y un disco compacto de audio con material de apoyo, un cuento tradicional y seis poemas contemporáneos. El segundo, como puede apreciar el lector echando un vistazo al índice, tiene relativamente menos lingüística “dura” y no incluye un glosario, pero contiene bastante más información histórico‐etnográfica. Tiene asimismo textos bilingües sustancialmente más numerosos y variados, los cuales están precedidos y/o seguidos de valiosos comentarios del autor.
Esta segunda edición de El mapuche o araucano difiere de la primera solo en los siguientes dos aspectos. En primer lugar, la diagramación es ligeramente distinta, ya que no era necesario continuar con el formato de la Colección Lenguas y Literaturas Indígenas de MAPFRE y sí lo era conservar cierta uniformidad con respecto a otras publicaciones comparables del Centro de Estudios Públicos. En segundo lugar, las deficiencias formales (en su gran mayoría, como ya se dijo, errores ortográficos evidentes o simples inconsistencias en la diagramación) han sido subsanadas.
El editor se complace en reconocer su deuda de gratitud con cuatro personas cuya ayuda fue importante para lograr que esta reedición viera la luz en el mejor estado posible. Todas las correcciones —también aquellas que dicen relación con las muy contadas imprecisiones en el texto en mapudungun, incuestionables para quien conoce la lengua— fueron discutidas con Arturo Hernández Sallés, de la Universidad Católica de Temuco, quien estuvo de acuerdo no sólo con cada una de ellas, sino también con efectuarlas sin notas a pie de página para no dificultar innecesariamente la lectura. La participación de Pedro Sepúlveda, del Centro de Estudios Públicos, quien realizó la digitalización de parte del original, detectó algunos errores en él y ayudó a corregir el manuscrito final, fue sumamente valiosa. David Parra, también del Centro de Estudios Públicos, asistió importantemente al editor respecto de la edición y la producción gráfica. Finalmente, Alba Valencia brindó su apoyo a este proyecto y proveyó significativa información adicional.
Santiago de Chile, invierno de 2006