2 de enero de 2011
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OBITUARIO: Alfonso Gómez-Lobo (1940-2011) In memoriam

Alfonso Gómez-Lobo, Marcelo D. Boeri.

En la mañana del 31 de diciembre de 2011 falleció el Profesor Alfonso Gómez-Lobo, víctima de un cáncer que enfrentó con una enorme valentía y una admirable serenidad. Había nacido en Viña del Mar en 1940; hizo sus estudios de pregrado en la Universidad Católica de Valparaíso pero pronto se marchó al extranjero a seguir sus estudios de posgrado. Estudió en la Universidad de Atenas (Grecia) y en tres Universidades alemanas (Tübingen, Heidelberg y München; en esta última y con poco menos de 30 años de edad obtuvo su doctorado en filosofía, clásicas e historia antigua). Su carrera profesional lo llevó a Puerto Rico y luego a Estados Unidos, donde enseñó primero en la Universidad de Pennsylvania y luego en la Universidad de Georgetown, institución en la que trabajó como profesor e investigador desde 1977 hasta su muerte. Durante su larga y fecunda carrera académica recibió varios premios, honores académicos y becas de estudio, (Servicio Alemán de Intercambio, DAAD, Fundación Alexander von Humboldt, Fundación John Simon Guggenheim, Fulbright-Hays Travel Award for University Lecturing in USA, Interdisciplinary Program Pennsylvania State University, Prize for Contributions to Greek Culture, Embassy of Greece). En la Universidad de Georgetown llegó a ser Ryan Family Professor of Metaphysics and Moral Philosophy; entre 1982 y 1997 dirigió el Georgetown’s Greece Program: cada año partía a Grecia con un grupo de estudiantes a leer Platón (en el mismo sitio en que se encontraba la Academia en el s. IV a.C.) y los trágicos (en algún teatro griego de la época clásica). Entre sus actividades profesionales como filósofo también debe mencionarse su participación como The White House Member, President’s Council on Bioethics. Entre 1990 y 2009 Gómez-Lobo publicó al menos quince ensayos o estudios en Estudios Públicos (CEP, del cual fue miembro de su Consejo Directivo); también fue un activo colaborador (como autor y como miembro del comité consultivo) de la Revista Latinoamericana de Filosofía y de Méthexis, dos revistas especializadas en filosofía, nacidas en Latinoamérica y de trascendencia internacional.

Conocí a Alfonso a comienzos de la década del 90’ cuando visitó la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, donde dictó una conferencia memorable (para mí) sobre la Ética Nicomaquea de Aristóteles. Al poco tiempo tuve la fortuna de poder hacer una pasantía de investigación de un año en la Universidad de Georgetown. Como otros amigos y colegas, fui especialmente privilegiado en conocer no sólo al estudioso y al filósofo (experto en filosofía e historia griega, en G. Frege, en temas de ética contemporánea, de ética de la ley natural, y en bioética), sino también a la persona. Alfonso reunía un conjunto notable de cualidades (intelectuales y humanas en el más estricto sentido de la palabra) y al momento de su muerte se encontraba en el punto más alto de su actividad intelectual; consciente como estaba de la gravedad de su enfermedad y del poco tiempo de que disponía, no dejó, no obstante, de hacer proyectos y de seguir trabajando hasta el último momento. En abril de 2011 tuvo lugar en el CEP la primera sesión de lo que sería un grupo de lectura del Sofista de Platón en griego. Alfonso sabía que se estaba despidiendo de Chile; al presentar el texto hizo referencia al cambio de enfoque que se había producido en el siglo XX en la interpretación de ese diálogo gracias a los esfuerzos de los especialistas. Lo que omitió decir, por el pudor y la modestia que lo caracterizaban, fue que él había sido uno de esos estudiosos gracias a los cuales podemos hoy leer con mayor claridad ese crucial y difícil texto platónico. Sus artículos sobre el Sofista de Platón y sobre los Segundos Analíticos de Aristóteles fueron citados y discutidos por algunos de los filósofos y estudiosos de la antigüedad clásica más eminentes del siglo XX (entre ellos H-G. Gadamer y J. Barnes). En el último encuentro personal que tuve con él en su casa en Santiago de Chile le dije que su actitud ante el proceso que estaba atravesando me recordaba mucho la escena final del Fedón y que yo, como otros, me identificaba con Critón (que se pone de pie y se retira porque no puede contener las lágrimas) o con Apolodoro (que no había dejado de llorar en ningún momento): Alfonso era quien estaba sufriendo, pero la tragedia no era de él, sino de sus familiares y amigos, que lloraban al advertir de la clase de persona de la que quedarían privados. Mi comentario le causó un poco de gracia y dijo: “pues seamos como Sócrates”.

Quienes conocimos a Gómez-Lobo, ya sea personalmente o a través de sus escritos, siempre recordaremos su claridad expositiva, su elegancia y penetración filosóficas, pero también su simplicidad y, al mismo tiempo, agudeza en la formulación de las tesis y los argumentos. Durante dos años fui parte de dos grupos de lectura de textos griegos dirigidos por Alfonso en Georgetown (en uno leímos el extracto de ética estoica transmitido por Estobeo, y en el otro el libro II de la Retórica de Aristóteles). Las observaciones del profesor Gómez-Lobo siempre eran estimulantes e iluminadoras, y revelaban no sólo un conocimiento enciclopédico de los textos (que lo tenía), sino también una reflexión cuidadosamente meditada de los mismos. En muchas oportunidades me hizo notar mis errores y, en más de una ocasión, aceptó mis puntos de vista y los de otros, después de examinarlos y convencerse de que eran correctos. Esto, sumado a su fino conocimiento de la filosofía griega y de la antigüedad clásica en general, ha sido para mí un ejemplo de sabiduría, humildad y honestidad intelectual. El encuentro inicial con Gómez Lobo siempre podía ser un poco intimidante para alguien que comenzaba a incursionar en el pensamiento antiguo, pues al entrar en contacto con él uno no podía sino advertir de inmediato que las propias creencias respecto de lo que creía saber eran falsas o infundadas, que lo que uno sabía era muy poco o que, sencillamente, debía revisar los propios presupuestos o repensar todo por completo. Gómez-Lobo sin duda, a mi juicio, había incorporado el método socrático-platónico del examen de las creencias ajenas y propias. Pero esa autoridad que proporciona el saber nunca se convertía en autoritarismo en Alfonso y siempre se daba acompañada de su natural bonhomía. Sin perder el rigor intelectual y argumentativo que siempre exige un texto difícil, era capaz de divertirse, tanto con los argumentos de los filósofos que leía y discutía, como con sus propias interpretaciones, que revisaba permanentemente. Hay otro aspecto de su personalidad y de sus talentos que merece mencionarse: Alfonso era un esteta. El rigor de la argumentación siempre era crucial, pero también la manera de presentar dicha argumentación: con elegancia y claridad. Se puede ser preciso y decir algo importante sin ser farragoso. Sus traducciones de Platón (Critón, Eutifrón y Menón) son una prueba de lo que acabo de decir: son precisas en el examen del texto y de los argumentos y, al mismo tiempo, apresan la insuperable belleza del griego de Platón.

En la última carta que varios de sus colegas, amigos y discípulos recibimos pocos días antes de su muerte Gómez Lobo escribió: “a través de mi vida he querido ser un instrumento. Una vida dedicada al estudio es una vida en la que uno se convierte en un instrumento, de modo que otros puedan entender textos filosóficos, filológicos y teológicos difíciles…Que los bienes humanos y la felicidad estén con ustedes el resto de sus vidas”. Es un mensaje impactante y fuerte, que describe del modo más nítido y simple al Profesor Gómez-Lobo. Su partida deja un vacío muy importante no sólo en el plano personal de todos aquellos que lo conocieron y compartieron con él algo de sus vidas, sino también en el de los estudios de filosofía griega y de ética. He aquí una selección de sus principales publicaciones:

Libros

El Poema de Parménides (Texto griego, traducción y notas). Buenos Aires: Ed. Charcas 1985 (reedición corregida y actualizada Santiago: Editorial Universitaria, 1999).
La ética de Sócrates. México: Fondo de Cultura Económica, 1989.
The Foundations of Socratic Ethics. Indianapolis/Cambridge: Hackett, 1994 (trad. francesa Villeneuve-d’Ascq, Presses universitaires du Septentrion 1996; trad. española Santiago, ed. Andrés Bello 1998).
Platón, Eutifrón (trad. del griego, introducción y notas). Santiago: Editorial Universitaria, 1996.
Platón, Critón (trad. del griego, introducción y notas). Santiago: Editorial Universitaria, 1998.
Morality and the Human Goods. Washington: Georgetown University Press, 2002.
Platón, Menón (trad. del griego, introducción y notas). Santiago: Editorial Universitaria, 2004.

Artículos en libros

«Definitions in Aristotle’s Posterior Analytics». En Dominic O’Meara (ed), Studies in Aristotle. Washington: 1981, 25-46.
«Autopredicación». En C. Eggers Lan (ed), Platón: Los Diálogos Tardíos (Actas del Symposium Platonicum de 1986). México: UNAM, 1987.
«Aristotle’s Ethics. En R. Cavalier, J. Guinlock & J. Sterba (eds), Ethics in the History of Western Philosophy. London: Macmillan, 1989, 32-59.
«Philosophical Remarks on Thucydides’ Melian Dialogue». En J.J. Cleary (ed), Proceedings of the Boston Area Colloquium in Ancient Greek Philosophy, Vol. V Lanham, 1991, 181-203.
«Zur Logik und Ethik der Folter». En F. Inciarte & B. Wald (ed), Menschenrechte und Entwicklung. Im Dialog mit Lateinamerika. Ed. Frankfurt/Main, 1992, 49-59.
«Aristotle’s Right Reason». En R. Bosley, R. Shiner, J. Sisson (ed), Aristotle, Virtue and the Mean: Edmonston, 1995, 15-34.
«El bien y lo recto en Aristóteles». En Carlos García Gual (ed), Historia de la filosofía antigua. Madrid: Consejo Superior de Investigaciones, 1997.
«Aristóteles y el aristotelismo antiguo». En Jorge Gracia (ed), Concepciones de la metafísica. Madrid: Consejo Superior de Investigaciones, 1998.

Artículos en revistas

«Sobre sentido y denotación por G. Frege (traducción)». Diálogos 22 (1972): 147-170.
«La digresión filosófica de la Carta VII de Platón (traducción)». Diálogos 26 (1974): 119-129.
«Platón, Sofista 244b 6 – d 13». Diálogos 26 (1974): 131-137.
«Platón, El Sofista. Una selección bibliográfica». Diálogos 28 (1975): 141-151.
«Sobre ‘lo que es en cuanto es’ en Aristóteles». Revista Latinoamericana de Filosofía 2 (1976): 19-26. «Plato’s Description of Diale
ctic in the Sophist 253d». Phronesis 22 (1977): 29-47.
«Las vías de Parménides». Revista Latinoamericana de Filosofía 3 (1977): 269-281.
«Aristotle’s Hypotheses and the Euclidean Postulates». Review of Metaphysics 30 (1977): 430-439.
«Parménides: Las puertas del día y de la noche». Revista Latinoamericana de Filosofia 3 (1977): 185-188.
«Aristotle’s First Philosophy and the Principles of Particular Disciplines». Zeitschrift für philosophische Forschung 32 (1978): 183-194.
«Platón, Sofista 256e 5 – 6». Crítica 11 (1979): 3-13.
«The So-Called Questions of Existence in Aristotle, Posterior Analytics II. 1-2». Review of Metaphysics 34 (1980): 71-89.
«Dialectic in the Sophist: A Reply to Waletzki». Phronesis 26 (1981): 80-83.
«Aristotle, Metaphysics H.2». Diálogos 38 (1981): 7-12.
«Retractación sobre el proemio de Parménides». Revista Latinoamericana de Filosofía 7 (1981): 253-260.
«Natural Law and Naturalism». Proceedings of the American Catholic Philosophical Association 56 (1984): 232-249.
«Anotaciones críticas a la Apología y Critón de la Biblioteca Clásica Gredos». Methexis 1 (1988): 89-95.
«The Ergon Inference». Phronesis 34 (1989): 170-184.
«El diálogo de Melos y la visión histórica de Tucídides». Nova Tellus 7 (1989): 9-31 (reed. en Estudios Públicos 44, 1991, 247-273).
«Los axiomas de la ética socrática». Méthexis 3 (1990): 1-13 (reed. en Estudios Públicos 34 [1990], 1-14).
«La fundamentación de la ética aristotélica». Diánoia 37 (1991): 1-15.
«Ironía socrática». Revista Latinoamericana de Filosofía 19 (1993): 189-202.
«Sócrates: ¿Filósofo en el límite?» Revista Latinoamericana de Filosofia 21 (1995): 159-165.
«Aristóteles y una disputa de bioética». Estudios Públicos 102, (2006), 27-42.
«Inmortalidad y resurrección: Problemas filosóficos y respuestas actuales». Estudios Públicos 112 (2008), 267-284.
«Identidad personal y criterios de muerte». Estudios Públicos 114 (2009), 35-51.

Marcelo D. Boeri
Universidad Alberto Hurtado (Chile)