La Tercera
Opinión

La derecha vetada

Sebastián Izquierdo R..

La derecha vetada

Si esta actitud continúa, la izquierda elaborará una Constitución que querrá ser reformada al día siguiente. Incluso, el proyecto del Frente Amplio se verá perjudicado. No olvidemos que este anhelo de cambio constitucional es una de sus promesas originales.

Comenzaron a escribirse con tinta los primeros artículos de la propuesta de nueva Constitución, la cual será sometida al plebiscito de salida. Tras ser aprobados en particular por 2/3 en el pleno, se agotó la esperanza para hacer arreglos. La luz de lo que está ocurriendo ya permite ir forjando aquella convicción con la que se determinará si la ciudadanía desea aprobar o rechazar el nuevo texto.

Es importante tener en cuenta que de acuerdos se ha visto poco y nada. Esto, en gran medida, porque dentro de la Convención hay grupos identitarios diversos y atomizados que tienen una lectura sobreideologizada del conflicto social y una obsesión refundacional irracional. Como lo hemos visto en los últimos días, aquella mayoría circunstancial de izquierda se ha organizado bien para llegar a los 2/3 en normas claves, vetando a la derecha y, con ello, renunciando a la posibilidad de llegar a consensos amplios. Pareciera ser que su moral no considera que los convencionales de derecha tengan legitimidad para participar del pacto social, lo que hace pensar que están elaborando más un programa de gobierno que un texto de convivencia.

Lamentablemente, esta situación lleva a que el plebiscito de salida no sea sólo un paso más para llegar a una nueva y mejor Carta Magna. Los chilenos no votarán por cualquier cosa únicamente para llegar a un resultado. Sí importa qué es lo que se construye, más aún si se considera que, como lo demuestra la última elección, existe al menos un 44% de personas que probablemente no se sentirán representadas por la propuesta. ¿No comprenden que no se trata solo de “ganar”? Se requiere un resultado con amplio margen.

Ahora bien, la derecha no es una víctima en todo esto. No trabajó bien para el plebiscito de entrada, sus candidatos no lograron entusiasmar a la ciudadanía y careció de una estrategia común en las transformaciones constitucionales. Estas son sólo algunas de las razones de por qué está en esta situación. La derecha no puede abandonar este proceso ni declarase en reflexión, sino perseverar en la búsqueda de acuerdos y un mejor diálogo, que les permita influir en la discusión, definiendo qué puntos entregar y cuáles sostener.

Por otro lado, la estrategia de izquierda de imponer una retroexcavadora que deje fuera a la derecha y a sectores más moderados de la centroizquierda es malinterpretar por completo a la ciudadanía. Me atrevo a decir que, en el mejor escenario, si esta actitud continúa, la izquierda elaborará una Constitución que querrá ser reformada al día siguiente. Incluso, el proyecto del Frente Amplio se verá perjudicado. No olvidemos que este anhelo de cambio constitucional es una de sus promesas originales. Si no se logra integralmente, perderá legitimidad y borrará esa moderación que llevó a ganar a Gabriel Boric.

En los años venideros nos preguntaremos cómo se llegó a una situación que puso en peligro el bienestar de millones chilenos. Ojalá la respuesta no sea, nuevamente, que se sometió al país a una inestabilidad por haber sido arrogantes. Aunque no tengan los votos, los deben considerar.