La economía mundial habría terminado el 2014 creciendo medio punto porcentual menos de lo proyectado a comienzos de ese año (un 3,2% vis-à-vis un 3,7% proyectado). Las principales correcciones a la baja estuvieron, una vez más, en Japón y en las economías emergentes y en desarrollo, las que exhibieron una reducción en sus proyecciones desde un 1,4 hasta un 0,2% la primera y de un 5,1 a solo un 4,4% las segundas. En las economías emergentes y en desarrollo, la principal corrección estuvo en América Latina, con una fuerte corrección en Brasil (0,1%, en vez de 2,2%, afectado por la caída en sus términos de intercambio, el ajuste del mercado de crédito y el deterioro de las expectativas). En contraste, EE.UU. y Reino Unido crecieron algo más de lo proyectado, apoyados por mercados laborales más dinámicos, políticas monetarias acomodaticias y mejores expectativas de empresarios y consumidores. En tanto, Asia emergente ex China siguió creciendo sobre el 6% anual. China se desaceleró de acuerdo a lo proyectado, como resultado de los ajustes realizados por sus autoridades, encaminados a reducir vulnerabilidades en los mercados inmobiliarios y de crédito, y en las finanzas públicas territoriales y a reorientar su crecimiento de la inversión hacia el consumo. Rusia, por su parte, creció mucho menos de lo proyectado, afectada por su crisis con Ucrania, por las sanciones asociadas a este conflicto y, desde mediados del año pasado, por la caída en el precio del petróleo.
En cuanto a las perspectivas de la economía mundial para 2015 y 2016, acaban de aparecer dos estudios al respecto muy citados en la prensa: Perspectivas de la Economía Mundial Al Día del Fondo Monetario Internacional (FMI) y Perspectivas Económicas Globales del Banco Mundial (BM). El estudio del FMI proyecta que la economía mundial crecería un 3,5% este año y un 3,7% en 2016 (utilizando tipos de cambio a paridad de poder de compra), mientras que el estudio del BM proyecta un crecimiento de 3,6% en 2015 y de 4% en 2016. Las principales diferencias en las proyecciones entre estos dos informes son para EE.UU., donde el FMI es más optimista, y para Japón, América Latina, Brasil y China, donde el FMI es más pesimista.
Pese a la aparente sorpresa y novedad de estos ajustes en las proyecciones, gran parte de éstos ya se habían incorporado a las proyecciones de meses pasados, tanto del Consensus Forecast como de la banca de inversión.
Pasemos ahora a revisar los factores que pueden apoyar el escenario de un mayor crecimiento de la economía mundial en 2015 y 2016.
Todo apunta a que en EE.UU. la expansión debiera tomar más fuerza impulsada por la sustancial mejora que ha experimentado el mercado laboral, los efectos del menor precio del petróleo en el ingreso disponible de los consumidores, en los costos de las empresas, y en la política monetaria; el aumento de riqueza de las familias, la moderación del ajuste fiscal y una política monetaria más acomodaticia. De hecho, todo apunta a que dado el dinamismo de su economía, la FED iniciará el proceso gradual de normalización de su política monetaria, aunque con la fuerte apreciación del dólar y la caída en el precio del petróleo su inicio podría postergarse hasta avanzado el año.
La Zona Euro, que sigue sufriendo los efectos de la combinación de una débil demanda agregada y un bajo crecimiento potencial para los próximos años, se va a beneficiar de un menor freno fiscal, una política monetaria mucho más expansiva, la depreciación del euro, la baja del precio del petróleo y la recuperación de los mercados de crédito. Con todo, la Zona Euro va a tener que aprovechar las acciones del ECB con reformas estructurales para aumentar su crecimiento potencial y estimular la inversión, y con iniciativas de reestructuración y alivio de deuda en los países donde el peso de esta se ha transformado en un obstáculo importante para su recuperación.
El Reino Unido tomaría más dinamismo, empujado por factores similares a los que apoyan la recuperación de EE.UU., pero ésta se puede ver afectada por la depreciación del euro y el bajo dinamismo de la Zona Euro. Japón, por su parte, va a tomar un mayor impulso de la mano de políticas monetarias y fiscales expansivas y del estímulo derivado de la fuerte caída en el precio del petróleo y de la depreciación del yen.
China se seguirá desacelerando afectada por la caída en la fuerza laboral, por las medidas de ajuste para controlar los desequilibrios internos y por las políticas que buscan cambiar su motor de crecimiento desde la inversión hacia el consumo interno. Sin embargo, aunque el crecimiento se reducirá, este será más sostenible y más balanceado.
Sumando y restando, los países emergentes, como grupo, enfrentarán en 2015 un mayor dinamismo de los países avanzados, pero también condiciones financieras menos favorables y más turbulentas, afectadas principalmente por los efectos del alza proyectada de la tasa de política monetaria en EE.UU. Para enfrentar este escenario, los países emergentes más vulnerables -los que estaban en un boom de crédito, tenían altos déficits en cuenta corriente y acumularon una importante deuda en dólares- han estado ajustando sus políticas internas para reducir su vulnerabilidad, pero en el proceso su crecimiento se ha debilitado.
En el resto de los emergentes, los países con alta participación de commodities en su producto, en sus exportaciones y en sus ingresos fiscales serán los más afectados, mientras que los importadores netos de petróleo se verán beneficiados por la caída de su precio, especialmente aquellos países donde los precios internos del petróleo se ajustan con los precios internacionales.
Entre los exportadores netos de petróleo, los grandes perdedores (ordenados de más a menos perdedores) son Venezuela, Ecuador, Rusia, Nigeria, Malasia, Colombia y México. En cuanto a los importadores netos de crudo, los principales ganadores (ordenados de más a menos ganadores) serán India, Sudáfrica, Turquía y Chile.
Este escenario central de un mayor crecimiento en los próximos dos años enfrenta importantes riesgos a la baja:
(i) Dada la persistencia del bajo crecimiento, el alto desempleo y la caída de ingresos reales, los países periféricos de la Zona Euro pueden ver amenazada su estabilidad económica, política y social con la aparición de movimientos populistas. Este riesgo aumenta si al interior de la Zona Euro no se pueden materializar opciones que estimulen en forma concreta la demanda agregada y alivien el peso de la deuda de los países periféricos.
Los primeros tests sobre la capacidad de la Zona Euro de resolver sus problemas serán la reacción que despierten en Alemania las acciones del BCE y la forma que tomen las negociaciones entre los grupos que ganen las elecciones de hoy en Grecia y las autoridades de la Zona Euro, del BCE y del FMI.
(ii) Dificultades en el ajuste y la reconversión de China, que terminen llevando al gigante asiático a una desaceleración más abrupta de su crecimiento, y con efectos en Asia emergente y en los países exportadores de commodities .
(iii) Un agravamiento de la recesión en Rusia que lleve a una crisis financiera, a una cesación de pagos y a un deterioro mayor en su relación con Occidente, y que la crisis del Medio Oriente termine desestabilizando a esa región del mundo.
(iv) Un alza de tasas de la FED antes de lo anticipado y algo más pronunciada, con efectos en los flujos de capitales, el costo del crédito y las paridades de los países emergentes, con efectos negativos en su crecimiento.
En el lado positivo, la caída en el precio del petróleo proporcionará un importante estímulo al crecimiento de los países avanzados y de la economía mundial, estímulo que llega en un momento en que los países avanzados tienen una escasez crónica de demanda agregada, y podría tener efectos mayores a los incluidos en las proyecciones.
Con este escenario de la economía mundial, un crecimiento moderado y con importantes riesgos, el reto para Chile y los países emergentes en general es trabajar en remover restricciones internas y debilidades de políticas que limitan el crecimiento de la productividad y del producto potencial. Aquí, las oportunidades son múltiples, y ya las he abordado en columnas anteriores. Lo central ahora es darle el espacio que se merece en la agenda de políticas públicas.
Con este escenario de la economía mundial, un crecimiento moderado y con importantes riesgos, el reto para Chile y los países emergentes en general es trabajar en remover restricciones internas y debilidades de políticas que limitan el crecimiento de la productividad y del producto potencial»