elpulso.cl, 11 de junio de 2015
Opinión

Leonidas Montes: «Si bien Valdés tiene la trayectoria, ahora necesitará los cojones»

Leonidas Montes L..

por Olga Bustamante

Ad portas de regresar a Chile -a principios de julio- tras un año sabático que pasó en la Universidad de Duke, el economista, filósofo y académico de la Escuela de Gobierno de la Universidad Adolfo Ibáñez, Leonidas Montes, analiza el primer mes del nuevo gabinete de la Presidenta Bachelet, a la dupla Burgos-Valdés y el clima político-económico imperante en el país.

A un mes del cambio de gabinete, ¿la Presidenta y el Gobierno lograron retomar el control de la agenda y mejorar su imagen, o la salida del ministro Insunza echó eso por tierra?
Es evidente que nada de esto ha sucedido. Por el contrario, si mira las encuestas, después de un veranito de San Juan con el discurso del 21 de mayo, la Presidenta y el Gobierno volvieron a su record de desaprobación. Pero pese a la desconfianza imperante, en un sistema tan presidencialista como el nuestro me preocupa la pérdida de credibilidad de la Presidenta. Bien sabemos los liberales que una cuota de desconfianza es siempre sana. Pero la credibilidad es diferente. Y cuando ésta afecta a la figura presidencial, se contamina aún más el espíritu cívico y republicano. Por eso, en este ambiente de pérdida de credibilidad es preocupante esa suerte de solipsismo en el que se ha sumido la Presidenta Bachelet. Después de la caída de su hijo biológico y de su hijo político, parece distante y ajena a la realidad. El nombramiento de Jorge Insunza como ministro de la Segpres es sólo otro ejemplo de este fenómeno. Todos sabían de sus asesorías y su cercano vínculo con Enrique Correa, el Luis XVI del lobby chileno. Imagino que no se enteró por la prensa de todo esto.

En estos primeros 30 días, ¿se han cumplido las expectativas que generó la llegada de la dupla Burgos-Valdés al gabinete o están al debe?
Hemos tenido sólo atisbos. Espero que estén inspirados por la prudencia y calentando motores para el tremendo desafío que ambos tienen. Burgos debe recuperar la dignidad e integridad de la política. Y Valdés, el rumbo de la economía.

En el caso de Burgos, ¿qué de positivo le ha visto y qué de negativo? ¿Cuál es el rol que debe asumir?
En esta atmósfera de improvisación y desorden político, Burgos debe convertirse en un líder que pise huevos. Debe ser un ministro de Interior y no un simple jefe de gabinete cuyo único fin, como fue el caso de Peñailillo, era cuidar y complacer a la Presidenta. Un buen ministro de Interior no siempre debe estar de acuerdo con el Presidente. Como decía Maquiavelo, no puede ser sólo un adulador. También debe decir la verdad cuando corresponda. O sea, no sólo debe trabajar para y por la Presidenta. Debe trabajar también por el país.

En cuanto al ministro Valdés, ¿son suficientes los planteamientos que ha hecho en favor del crecimiento y de acotar el gasto fiscal, para restituir la confianza con los privados?
El ministro de Hacienda tiene una trayectoria ideal para enfrentar el gran desafío de recuperar el rumbo de la economía. En Chile se ha hablado ya demasiado del cuco de los fenómenos externos y de la precaria situación internacional. Son sólo excusas ya que USA y muchos países desarrollados van bien. Evidentemente hay algunos riesgos, como la subida de tasas en USA. Pero los problemas en Chile son “made in Chile”.

En materia de reformas, dijo que la tributaria no se modificaría; en la laboral su apuesta es que no vaya más allá de lo ya establecido en el proyecto; y en la constitucional no se cerró a revisar el derecho de propiedad. ¿Cómo lo evalúa?
¿Se abrió a revisar el derecho de propiedad? No lo sabía. Obviamente me sorprende. Si bien Valdés tiene la trayectoria, ahora necesitará los cojones. Velasco los tuvo y pasará a la historia como un gran ministro de Hacienda. Si Valdés se aferra al programa, serían muy malas noticias para el país. Pero me cuesta creer que un doctor en economía del MIT, que conoce el mundo privado, caiga en el fanatismo sesentero.

Hay quienes consideran que todavía es muy pronto para pedirle cambios y resultados, porque debe validarse primero al interior de la Nueva Mayoría. ¿Sigue apostando por él?
Apuesto por lo que creo que es mejor para el país y espero que Valdés enmiende el rumbo de las reformas improvisadas que tienen un alto costo de largo plazo. Ahora bien, con la desacreditación del Congreso y de los partidos políticos, no veo tanto riesgo planteando la realidad pan-pan, vino-vino. Pero obviamente necesita el apoyo de la Presidente. Y ella juega con la ambigüedad.

En concreto, ¿con qué tipo de medida podría generar de verdad un shock positivo de expectativas?
Una reforma laboral moderna para el siglo XXI que incluya la posibilidad de trabajar por horas, lo que sería un tremendo impulso para las mujeres y jóvenes sin trabajo. Pero yo partiría por cambiar el nombre del Ministerio del Trabajo por Ministerio del Empleo para poner el foco donde corresponde, y no en los que ya tienen trabajo. Ese sería un cambio cultural muy importante.
En esta línea, también me preocupa lo que está sucediendo en instituciones fundamentales como son la Fiscalía y el SII. La danza de filtraciones y acusaciones cruzadas están dañando la credibilidad de estas instituciones. Es algo inédito e inaceptable. Y si es cierto lo que dijo Jorrat acerca de Peñailillo y el famoso G-90, la verdad es que estuvimos al borde de ese irreversible precipicio donde instituciones públicas claves para el funcionamiento de una democracia se convierten en instrumentos del poder político. Aquí hay un desafío y debemos sacar lecciones. En términos institucionales nos quedó claro que la autonomía no necesariamente es garantía de independencia. Por eso este es el momento de evaluar la independencia de organismos fundamentales como son el SII, la nueva Comisión de Valores, y quizá incluso el Sernac. Es más, pienso que el SII, la nueva Comisión de Valores y el Sernac deberían estar presididos por órganos colegiados de tres miembros y dos suplentes. Ojalá Valdés avance en esta dirección, que emula el exitoso modelo de nuestro Banco Central.

En definitiva, ¿cree que Valdés hará control de daños, o será un delantero que jugará al ataque?
No lo conozco para emitir un juicio. Pero como ya le dije, necesitará cojones.

¿El Gobierno logrará levantar cabeza? ¿Qué requiere?
Ahora que en Chile no se puede usar la palabra autoridad porque adquirió una connotación peyorativa, liderazgo. Pero también criterio político y sentido común para llevar adelante proyectos bien pensados. En fin, una ética republicana que se traduzca en reformas de largo plazo y no en fuegos artificiales con luces populistas que perjudiquen el futuro del país.

El ambiente permanente de nuevas denuncias y casos que se siguen conociendo de corrupción y de cruce indebido entre política y negocios, ¿cuánto perjudica el ánimo del país y cómo se soluciona?
Soy partidario de que se sepa todo, que se haga la catarsis y mejoremos la institucionalidad. Pienso que esta crisis es propia de un país que ha crecido mucho y muy rápido en términos económicos, pero no en términos políticos. Llegó de sopetón el momento de mejorar nuestra institucionalidad y cultura política. Ahora todos se sorprenden y rasgan vestiduras, pero el mundo político durante muchos años no hizo nada para evitar conflictos de intereses tan obvios. Quizás estuvieron demasiado tiempo cómodos y regalones. Es sabido que el poder corrompe. Y ahora para avanzar, la Presidenta y el mundo político deben recuperar su golpeada dignidad republicana.