El Mercurio
Opinión

Levantando la mirada: ¿Cómo retomar el crecimiento sostenido?

Vittorio Corbo.

Levantando la mirada: ¿Cómo retomar el crecimiento sostenido?

Se requiere reducir el cuantioso estímulo fiscal, focalizando los apoyos en los más necesitados y en la recuperación del empleo.

Aunque la recuperación global va a perder fuerza por la aparición de las nuevas variantes del virus, lo más probable es que los efectos de estas sean más acotados que los de las olas anteriores por el aprendizaje sobre cómo convivir con el covid-19. En Chile incluso ya recuperamos el nivel de producto pre-estallido, ayudados por los mejores precios del cobre, el buen manejo de la pandemia, los cuantiosos apoyos fiscales y monetarios, y los retiros de los fondos de pensiones, y luego alcanzaríamos su nivel potencial. Al mismo tiempo, la fuerte expansión de la demanda y las restricciones de oferta empujan al alza la inflación. Sin embargo, la recuperación del mercado laboral sigue atrasada y va a requerir de la ayuda de políticas focalizadas.

En estas circunstancias, una importante preocupación en Chile debiera ser restablecer los equilibrios macro y aumentar la tasa de crecimiento tendencial, que ha caído mucho en la última década y que, en ausencia de medidas correctivas, se proyecta que seguirá cayendo el resto de esta década, alcanzando solo un 1,7% anual en período 2026-2030 (Banco Central).

Para restablecer los equilibrios macro, se requiere reducir el cuantioso estímulo fiscal, focalizando los apoyos en los más necesitados y en la recuperación del empleo, estabilizar la razón deuda pública-producto en un valor prudente (Consejo Fiscal Autónomo), aumentar la recaudación y seguir avanzando en la normalización monetaria. En estas circunstancias seguir aprobando retiros de los fondos de pensiones exacerbaría el problema inflacionario y el de las bajas pensiones, y comprometería más recursos públicos en pensiones solidarias futuras.

De otra parte, aumentar el crecimiento tendencial debería ocupar un lugar destacado en la agenda política. Sin un mayor crecimiento será muy difícil satisfacer las frustradas expectativas de progreso y financiar en forma sostenida los derechos sociales prioritarios. Aumentar el crecimiento tendencial y mejorar la distribución de ingresos y de oportunidades van de la mano si queremos que ambos sean sostenibles y que acrecienten el bienestar de las próximas generaciones.

Varios estudios han identificado los factores relevantes para aumentar la tasa de crecimiento por un tiempo prolongado. Spence et al.(2012) analizan múltiples estudios sobre el tema y la experiencia de crecimiento de una amplia gama de países durante la posguerra. Los autores concluyen que hay un conjunto de políticas que promueven un crecimiento alto y sostenido: (1) políticas macroeconómicas y financieras que faciliten el logro y el sustento de la solvencia fiscal y mantener una inflación baja y estable, y un sistema financiero sólido; (2) apertura a la economía mundial, por sus efectos en la competencia, el acceso a insumos y bienes de capital de mejor calidad, y en la incorporación de nuevas ideas; (3) la promoción de la competencia en mercados internos; (4) una institucionalidad que garantice el cumplimiento de contratos y la protección de los derechos de propiedad; (5) políticas que promuevan una educación temprana, básica, media y técnica de calidad; y (6) un sistema tributario equitativo y eficiente, que provea un financiamiento sostenible de los bienes públicos, sin crear grandes distorsiones ni penalizar en forma desmedida a la inversión.

Philippe Aghion, un reconocido experto en temas de crecimiento, junto a colaboradores publicaron un libro este año, The Power of Creative Destruction (Aghion et al., 2021). En él, los autores ilustran el rol de la innovación en el crecimiento y en las oportunidades para mejorar el bienestar, analizando una abundante evidencia empírica. Ellos sacan tres grandes conclusiones. Primero, las innovaciones acumuladas son una fuerza impulsora del crecimiento. De ahí la importancia de las políticas sostenibles y duraderas que promuevan la innovación. Segundo, las instituciones cumplen un rol central, comenzando por facilitar la estabilidad macroeconómica y financiera y garantizar los derechos de propiedad y la independencia de los Poderes del Estado. Tercero, la competencia es necesaria para combatir las barreras a la entrada que las firmas existentes y los gobiernos crean para reducir la amenaza de nuevos entrantes, que terminan inhibiendo el proceso de creación destructiva y generan rentas que alimentan aún más la demanda por estas mismas barreras. Aquí el mensaje final es simple: son las grandes innovaciones tecnológicas las que explican los saltos en productividad y en el crecimiento de los países.

Las innovaciones, según Aghion et al. (2021), pueden ser de dos tipos: (1) adaptación y adopción de innovaciones existentes, y (2) desarrollo de nuevas innovaciones. En el primer tipo de innovaciones, la calidad de la educación temprana, básica, primaria y técnica cumple un rol central. En el segundo tipo, además de la educación, la inversión en investigación en universidades y centros de innovación es crucial para desarrollar innovaciones y preparar un amplio abanico de talentos bien capacitados. Para Chile el primer tipo es fundamental, dado el gran problema de calidad de la educación que tenemos, aunque no debemos abandonar el segundo.

El estudio de Aghion et al. (2021) refuerza las conclusiones de Spence et al. (2012) en cuanto al rol de la estabilidad macroeconómica, la competencia y libertad de entrada, la apertura externa, las instituciones, la educación, la protección de los derechos de propiedad, y un mercado de capitales que facilite el acceso al crédito y al capital de riesgo de los emprendedores, como parte de un conjunto de políticas e instituciones que promueven el crecimiento con inclusión y equidad.

Esto es fundamental porque gran parte de las frustraciones detrás del malestar de los últimos 10 años, que culminaron con el estallido social de octubre del 2019 han estado, aparte de los problemas de trato y de colusión, en la incapacidad del sistema político de avanzar en reformas que promuevan un crecimiento alto y sostenido que le permita a la clase media y a los grupos de más bajos ingresos satisfacer sus aspiraciones de progreso en varias dimensiones: mejores empleos, salarios y pensiones, acceso a una salud y educación pública de calidad, mejoras habitacionales, control de la delincuencia y el narcotráfico, y mayor igualdad de oportunidades. De hecho, hay una larga lista de políticas que pueden contribuir a aliviar estos problemas, que llevan varios años en discusión y todavía no se aprueban o que han resultado en reformas que no resuelven estos problemas, como la reforma de pensiones, de salud, del Sename, de la calidad de la educación pública y del financiamiento de las salas cunas y de la educación temprana.

Ojalá que los resultados de la valiosa investigación analizada en estos estudios encuentren un espacio en la discusión de políticas públicas en Chile y, en especial, en el trabajo de la Convención, del Parlamento y en los programas presidenciales, para así poder acelerar el crecimiento y, con ello, financiar sostenidamente una agenda de reformas que contribuyan a mejorar el bienestar de los chilenos.